Enemigos de la cruz
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Incluso Pedro hablando de las cartas de Pablo dice: “Tengan presente que la paciencia de nuestro Señor significa salvación, tal como les escribió también nuestro querido hermano Pablo, con la sabiduría que Dios le dio. En todas sus cartas se refiere a estos mismos temas. Hay en ellas algunos puntos difíciles de entender, que los ignorantes e inconstantes tergiversan, como lo hacen también con las demás Escrituras, para su propia perdición.” 2 Pedro 3:15-16
Pablo en una de sus cartas, no sólo dictó palabras, sino también dictó con lágrimas. ¡Wow! Quien cree en el evangelio de Jesucristo, se goza con el que se salva y se duele con el que se pierde. Llorando mientras dicta su carta, Pablo llora por aquellos que se comportan como enemigos de la cruz de Cristo.
“Como les he dicho a menudo, y ahora lo repito hasta con lágrimas, muchos se comportan como enemigos de la cruz de Cristo. Su destino es la destrucción, adoran al dios de sus propios deseos y se enorgullecen de lo que es su vergüenza. Sólo piensan en lo terrenal.” Filipenses 3:18-19
Hay quienes creen en la cruz de Cristo, pero se comportan como enemigos de la cruz de Cristo. Lo terrible de este caminar, es que su destino es la destrucción.
Se convierten en enemigos de la cruz de Cristo porque su Dios no es Cristo, “su dios” son sus propios deseos. Cuando mis deseos son el centro de mi vida, mi carne, mi naturaleza pecaminosa, reina en mí. Cuando mis deseos son el centro de mi vida, Cristo no está en la periferia, Cristo está fuera de mi vida.
Los enemigos de la cruz de Cristo no sólo adoran al “dios” de sus propios deseos, sino van más allá. Se enorgullecen de lo que es su vergüenza. En lugar de verse derrotados ante Dios, incapaces de salvarse de sus pecados y deseosos de conocer su gracia que salva y libera, cometen actos vergonzosos y se enorgullecen de los mismos. Sacar pecho por los actos vergonzosos es señal de ceguera espiritual, aunque se comprenda el evangelio a nivel mental.
Los enemigos de la cruz, no sólo adoran al “dios de sus propios deseos y se enorgullecen de lo que es su vergüenza. También piensan sólo una cosa, piensan en lo terrenal.
Pensar en lo terrenal, no es pecado. Quien no piensa en lo terrenal, no puede vivir en esta tierra. Pero quien sólo piensa en lo terrenal, no deja ni un 0.0001% de espacio para lo que debe ocupar el 100% de nuestra vida, Dios el creador a quien nos debemos y por quien vivimos. Quien sólo piensa en lo terrenal obra mal, juzga mal, vive mal y esto lo lleva a sacar a Dios de su vida. No sólo está solo, está perdido en su ceguera.
Qué tan fácil se ver la paja en el ojo del otro cuando no vemos la viga en nuestro ojo. Antes de juzgar las acciones de otros, somos llamados a juzgarnos nosotros.
¿Es usted un enemigo de la cruz de Cristo? Vuelva a leer Filipenses 3:18-19. No piense en los demás. Este pasaje es una clara confrontación hacia nosotros. Y ser confrontados por el Espíritu Santo es el regalo más precioso que podemos tener.
Cuando el Espíritu Santo nos muestra, que a veces incluso siendo cristianos de años hemos vivido como enemigos de la cruz, es el regalo más maravilloso que podemos recibir.
Cuando el doctor acierta con su diagnóstico, el problema está resuelto, el paciente acepta la enfermedad e inmediatamente comienza el tratamiento con la cura. Lo mismo ocurre con nosotros ante Dios. Podemos ser enemigos de la cruz de Cristo y servirle. Acaso no recordamos, no profetizamos en tu nombre y en tu nombre echamos fuera demonios y nos dirá: “Apártense de mí, hacedores de mi maldad”. Mientras tengamos vida, siempre estamos a tiempo que el Médico de médicos nos muestro por su Espíritu Santo nuestro pecado y nuestras “buenas obra” que son como trapo de inmundicia.
Venir a Cristo es ver la vida a través de la gracia salvadora de Jesucristo y también ver la vida a través del compromiso verdadero a la santidad del Hijo que se nos da por la fe. Un compromiso que no depende la mirada humana, sino de la mirada del cielo. Un compromiso que libera para vivir ligero. “Pero el que me obedezca vivirá tranquilo, sosegado y sin temor del mal».” Proverbios 1:33
Ore porque Dios le muestre si usted es un enemigo de la cruz de Cristo. Porque si lo es y es iluminado por el Espíritu Santo se cumplirá Juan 3:18-21 “Esta es la causa de la condenación: que la luz vino al mundo, pero la humanidad prefirió las tinieblas a la luz, porque sus hechos eran perversos. Pues todo el que hace lo malo aborrece la luz, y no se acerca a ella por temor a que sus obras queden al descubierto. En cambio, el que practica la verdad se acerca a la luz, para que se vea claramente que ha hecho sus obras en obediencia a Dios».”
Los enemigos de la cruz, creen en la cruz, pero aborrecen la cruz. Porque la cruz es muerte, aunque a la vez es vida. La cruz es la luz que dice, cree y arrepiéntete, mira tus pecados, siéntete una porquería, llora tu pecado, pero ven a mí, porque mi yugo es fácil y ligera mi carga.
Para vivir debemos morir a nuestros pecados. En esta llamada Semana Santa, evalúe su vida, si está viviendo en santidad o viviendo en complicidad con Satanás. Porque el diablo no vino sino para robar, matar y destruir. Pero Jesús vino para que tengamos vida eterna. Y esta sólo llega cuando vemos y lloramos nuestro pecado. El diagnóstico del Médico de médicos nos dice, ya sabes tu enfermedad, tu pecado. Ven a mí, yo soy tu Salvador. Descansa en mí. No tienes que pelear, yo peleé en santidad y morí en la cruz. Para que seas un más que vencedor, alguien que celebra, sin haber peleado.
O somos enemigos de la cruz de Cristo o estamos muertos con Cristo para que él viva en nosotros. Que su luz brille, salve, reconforte, transforme y nos dé un corazón compasivo ante el que se pierde o ante el que se cree amigo, pero es enemigo de la cruz de Cristo.
Como escribió un amigo en su cuenta de Twitter: “Si dices ser cristiano y no estás arrepentido mientes. Si dices ser cristiano y no amas al pecador (y deseas su ruina) mientes. #selah”
Dios en Jesús con todos nosotros, ¡Amén! Porque morir en Cristo, en nacer a una nueva vida. Su cruz es sacrificio y perdón, pero la resurrección es vida y esperanza eterna, sin esfuerzo humano alguno, sino sólo por la fe.
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