Impávidos, indiferentes
Haz de Sabiduría
https://hazdesabiduriaministerios.blogspot.com
A finales de 1955, tras acabar un día de trabajo, Rosa
Parks, una costurera negra de Montgomery
-uno de los lugares identificados como racistas en aquel entonces
en los Estados Unidos- tomó el
autobús como todas las tardes. El
vehículo se llenó enseguida y el conductor ordenó a Rosa y a tres hombres
negros que cedieran sus asientos a los blancos. Los tres obedecieron, no así
Rosa, quien permaneció sentada, presa del cansancio y posiblemente harta de la
situación. Eso generó que la saquen por
la fuerza y la arresten. Finalmente fue
juzgada y multada con 14 dólares, por no haber acatado las normas
establecidas.
El incidente encendió la chispa: Martin Luther King, pastor de la Iglesia Baptista,
(Premio Nobel de la Paz -1964) dirigió
una medida de protesta, a través de la cual
ningún negro tomaría un autobús
para desplazarse a sus trabajos, hasta que no consiguieran los mismos
derechos que los blancos.
Inspiradora
la actitud de Rosa Parks y la de Luther King, éste último pacifista por
naturaleza, quien no obstante, no veía correcto que el pueblo cristiano se
muestre indiferentes ante las
perversiones con que alguna gente, abusa de otra.
Querid@
visitante:
La trata de blancas y de niños, narcotráfico, racismo, xenofobia,
homicidio, sicariato y otras formas de corrupción y esclavitud, son flagelos de
la humanidad que siguen extendiendo sus tentáculos. No es correcto que ante
tales atropellos, los creyentes nos encerremos en cuatro paredes, pretendiendo
ignorar esa realidad.
Y
no se trata de combatir la violencia con más violencia, pero sí de ser luz,
influyendo públicamente para el cambio. El escritor Edmund Burke decía: “lo
único que necesita el mal para triunfar es que los hombres buenos no hagan
nada.”
Jesús
no se quedó impávido cuando constató que el templo de su Padre lo habían convertido en mercado (Marcos 11:15-19); tampoco fue
indiferente ante el apedreamiento que la multitud dirigía hacia la mujer sorprendida en adulterio; (Juan 8:3-7); y, mucho menos calló su voz ante el doble
discurso y la manipulación que mostraban algunos fariseos y maestros de la ley (Mateo 23:13-36).
«Si ustedes permanecen en mi palabra,
serán verdaderamente mis discípulos; y conocerán la verdad,
y la verdad los hará libres.»
Comentarios
Publicar un comentario
Tu comentario nos interesa