Tiene Dios grandes planes para tu vida?

RUTH CHOU SIMONS
Coalición por el Evangelio
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Todos los derechos reservados-Publicado con permiso


«Dios va a hacer grandes cosas con tu vida», escuchamos a menudo. Sin duda con buenas intenciones, pero ¿es verdad? ¿Es grande cuando Dios permite a un creyente luchar con una enfermedad crónica debilitante? ¿Es grande cuando un siervo piadoso pasa su vida sirviendo en una pequeña iglesia de un pueblo rural? ¿Es grande cuando una madre rechaza un ascenso en la oficina principal para enseñar a sus hijos a tiempo completo desde casa? ¿Puede una vida pequeña y oculta ser tan gloriosa como una que se ve y se oye en todo el mundo?

Aunque no son grandes según los estándares terrenales, los pequeños actos de obediencia que pasan desapercibidos pueden ser grandes muestras de la gloria de Dios. Él hace grandes cosas cuando los redimidos, que ya no viven para sí mismos, le dan gloria.

Atraídos por la gloria terrenal

¿Qué hace que algo sea grande o notable? ¿El dinero? ¿Los seguidores? ¿La influencia? ¿La fama? En el ajetreo y la prisa de nuestro caminar diario con Dios, es fácil convencernos de que simplemente estamos tratando de sacar el máximo provecho de nuestras vidas, cuando en realidad estamos atraídos por la gloria terrenal en lugar de la de Dios. Es difícil consumirse con la gloria de Dios cuando estamos ocupados tratando de adquirir la nuestra.

Los pequeños actos de obediencia que pasan desapercibidos pueden ser grandes muestras de la gloria de Dios

El apóstol Pablo recuerda a los creyentes en su carta a los Romanos: «Porque de Él, por Él y para Él son todas las cosas. A Él sea la gloria para siempre» (Ro 11:36). Nada de lo que tenemos, ninguna circunstancia que se nos haya dado, ningún talento que poseamos en este camino con Cristo se nos ha confiado para nuestra propia gloria. Todo viene de Él, por Él y es para Él.

Mientras considero esta verdad, estas palabras conocidas afloran a la superficie de mis pensamientos:

Si nada de nuestros esfuerzos queda, ni legado sobrevive;
A menos que el Señor levante la casa, en vano sus constructores se esfuerzan.
A aquellos que presumen de las ganancias de mañana, dime, ¿qué es tu vida?
Una niebla que se desvanece al amanecer, ¡toda gloria sea para Cristo!
Toda gloria sea para Cristo, nuestro Rey. ¡Toda gloria sea para Cristo!
Su reinado y gobierno siempre cantaremos, ¡toda gloria sea para Cristo!

Se me llenan los ojos de lágrimas cada vez que empiezo a cantar estos versos iniciales del himno All Glory Be to Christ [Toda la gloria sea para Cristo]. Las verdades reflejadas en estas líneas desenmascaran el dolor y el cansancio que tan a menudo nos acompañan en nuestro viaje con Cristo, simplemente porque olvidamos que no se trata de nosotros. La presión baja, amigo; toda la gloria pertenece a Cristo.

La obra de Cristo resplandece

Reconocer lo vacío de nuestras búsquedas terrenales y la naturaleza temporal de gran parte de lo que construimos no tiene el propósito de desanimarnos. Por el contrario, la realidad de la naturaleza efímera de nuestro viaje está destinada a señalar a los peregrinos como tú y como yo aquello que resplandecerá por encima de todo lo demás.

Solo lo que Cristo hizo —Su obra en la cruz, Su redención y restauración de nosotros al Padre— perdurará en la eternidad. No nuestras cuentas del plan de pensiones, ni nuestros diplomas, ni las organizaciones sin ánimo de lucro que fundamos, ni los libros que escribimos. Ni los sellos de nuestros pasaportes, ni las casas que construimos.

Pero no te desanimes, amigo. Sé un buscador de gloria; corre tras la gloria de Dios y no la tuya. La influencia de tu vida dedicada a Cristo ciertamente tendrá efectos eternos. Pero lo que construyas aquí en la tierra no durará para siempre.

Grandes planes ciertamente

Entonces, ¿qué grandes planes tiene Dios para nuestras vidas? Como personas perdonadas y santificadas en Cristo, somos Sus trofeos y nuestra presencia redimida y llena de alabanzas en el cielo le traerá gloria a Dios por toda la eternidad. Como describe el himno Toda la gloria sea para Cristo:

Cuando en el día en que el gran Yo Soy, el Fiel y el Verdadero
El Cordero que por los pecadores fue inmolado, haga nuevas todas las cosas.
He aquí que nuestro Dios vivirá con nosotros y será nuestra luz firme,
Y nosotros seremos Su pueblo, ¡toda la gloria sea para Cristo!
Toda la gloria sea para Cristo, nuestro Rey. Toda la gloria sea para Cristo.
Siempre cantaremos su reinado, ¡gloria a Cristo!

Su promesa de hacer nuevas todas las cosas (Ap. 21:5) incluye rehacerme a mí y a ti. Este no es un propósito pequeño e insignificante para nuestras vidas, amigo. Es el Creador restaurándonos a Su semejanza y haciéndonos idóneos para darle gloria y para ser glorificados con Él. Ciertamente, Él tiene grandes planes para nosotros.


Publicado originalmente en The Gospel CoalitionTraducido por Eduardo Fergusson.

 







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