Solo se requiere un pago
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Él fue traspasado por nuestras rebeliones, y molido por nuestras iniquidades; sobre él recayó el castigo, precio de nuestra paz, y gracias a sus heridas fuimos sanados. Todos andábamos perdidos, como ovejas; cada uno seguía su propio camino, pero el Señor hizo recaer sobre él la iniquidad de todos nosotros. ISAÍAS 53:5-6
Este es tu consuelo: que no te puedes morir. ¿Cómo puedes perecer si Jesús ocupó tu lugar? Si Cristo pagó tu deuda de antaño, ¿se te puede exigir otra vez? Una vez pagada, está cancelada por completo, gustosamente hemos aceptado el recibo y ahora podemos clamar con el apóstol: «¿Quién acusará a los que Dios ha escogido? Dios es el que justifica. ¿Quién condenará? Cristo Jesús es el que murió, e incluso resucitó, y está a la derecha de Dios e intercede por nosotros» (Romanos 8:33-34). Aquí yace el sostén principal de la confianza de todo creyente. Saber que Cristo murió por cada creyente que ha puesto su confianza en su bendita mediación. Si Jesús murió por mí, entonces no me pueden condenar por los pecados que él expió. Dios no puede castigar dos veces por una misma ofensa. Él no puede exigir dos pagos por una deuda.
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