Casi nunca planeamos quiénes serán nuestros amigos

Alex López
La Catapulta
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Generalmente nuestros amigos surgen espontáneamente, no son planificados. Nos llaman por teléfono, nos juntamos, tomamos café, se repite unos días después y finalmente nos convertimos en amigos. Los amigos influyen tanto nuestras vidas que no podemos dejar que sean producto de la casualidad. Debemos planificar quiénes formarán parte nuestro círculo íntimo de amigos. ¿Por qué?

Los amigos que escojo tienen la capacidad de destruirme o de construirme. Quienes escogemos como amigos tienen el poder de influir en nosotros tanto positivamente como negativamente. Solemos ser influenciados por los más cercanos en nuestra forma de hablar, de vestir, en nuestros hábitos de recreación y otros. Razón tiene el siguiente dicho: “Dime con quien andas y te diré quién eres”. La Biblia presenta el mismo concepto de la siguiente manera en Proverbios 13:20 “El que con sabios anda, sabio se vuelve; el que con necios se junta, saldrá mal parado.”

Planifique sus amistades. Hágase por lo menos tres preguntas:

  1. ¿A quién le voy a dar permiso de influir en mi vida?
  2. ¿A quién le voy a dar permiso de influir en la vida de mis hijos?
  3. ¿De quiénes debo alejarme o minimizar la relación porque influyen para mal?

Ahora especialmente para los jóvenes. Hay dos preguntas que merecen una publicación futura. Pero aquí les van para su reflexión:

  1. Cuando tenga hijos ¿Quiero que mis hijos tengan amigos como los que tengo?
  2. Cuando tenga hijos ¿Quiero que mis hijos tengan una novia como la que quiero o tengo? ¿Quiero que mis hijos tengan un novio como el que quiero o tengo?

Por último. ¿Somos amigos de Dios? En Santiago 2:23 leemos “Así se cumplió la Escritura que dice: «Creyó Abraham a Dios, y ello se le tomó en cuenta como justicia», y fue llamado amigo de Dios.”

¿Le creemos a Dios? ¿Creemos a la revelación de su persona por medio de la Biblia? ¿Vivimos de acuerdo a lo que enseña su palabra que es vida y paz? Porque recordemos que siempre tenemos la libertad de escoger sólo entre dos alternativas. La luz o las tinieblas. El bien o el mal. La santidad o el pecado. Dios o el diablo. Ser amigos o enemigos de Dios. No existe el medio amigo o el medio enemigo de Dios. O somos o nada.








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