Lo que pienso siento

Alex López
La Catapulta
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Lo que pienso, siento. Lo que siento, manifiesto. Lo que manifiesto crea mi realidad. Un infierno o un paraíso, todo por un pensamiento.

Es increíble darnos cuenta del poder y del impacto de los pensamientos en nuestro ser.

En cada una de las sesiones de Mentoring Ejecutivo con cada uno de mis clientes, suelo enseñarles que administramos inventarios y tanto más, pero en la Universidad, no nos enseñan a administrar los pensamientos.

Es más, los sentimientos no existen sin los pensamientos. Estemos conscientes o no, detrás de cada sentimiento, siempre hay un pensamiento. El pensamiento es el vientre, el sentimiento el bebé que nuestra mente da a luz.

Nuestra mente tiene un tremendo poder para crear sentimientos. Lo que pienso, siento.

Cualquier pensamiento, sea real o imaginario, tiene poder sobre nosotros. Porque todo pensamiento, real o imaginario, genera sentimientos reales, aunque estos estén basados sobre lo imaginario, una mentira o una exageración y no lo real y verdadero.

Yo puedo pensar que alguien no me quiere, y, lo que siento es tristeza, enojo y deseos de estar lejos de esa persona. Porque lo siento así, me convenzo que eso es verdad. Cuando muy probablemente, la otra persona sí me quiere. Pero yo he interpretado algo incorrectamente.

Así que lo que pienso, siento. Y, lo que siento, al final de cuentas es mi actitud. Lo que otros ven. Esta se manifiesta hacia afuera en las emociones que transmito, en mi mirada, gestos o tono de voz.

Pienso, siento, manifiesto y eso crea mi realidad. Recuerde que lo pienso es mi realidad, aunque esta no sea verdad. Pues solemos pensar en extremos: blanco o negro, soy bueno o soy malo, valgo la pena o no valgo nada, tengo futuro o estoy perdido. Pensamientos al estilo todo o nada.

Pienso, siento, manifiesto, creo que mi realidad, un infierno o un paraíso. Buenos pensamientos, buenos sentimientos y viceversa. El infierno o un paraíso a nivel mental, viene de mis pensamientos. Si pienso que estoy solo, vivo en un infierno, por un pensamiento extremo e irreal. No estamos solos, y, aunque lo estuviéramos, Dios nunca nos deja.

Pienso, siento, manifiesto, creo que mi realidad, un infierno o un paraíso. Todo por un pensamiento.

Así que, somos llamados a administrar todos los temas relacionados con una empresa o negocio, con nuestra carrera universitaria o con todas las áreas de nuestra vida, pero debemos aprender a administrar los pensamientos. Y, la Biblia, nos habla de renovar la actitud de nuestra mente. Es decir, cambiar nuestra forma de pensar y apegarla a Cristo.

¿Qué necesita para administrar sus pensamientos para así reflejar el carácter de Cristo?

“Por último, hermanos, consideren bien todo lo verdadero, todo lo respetable, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo digno de admiración, en fin, todo lo que sea excelente o merezca elogio. Pongan en práctica lo que de mí han aprendido, recibido y oído, además de lo que han visto en mí y el Dios de paz estará con ustedes.” La Biblia en Filipenses 4:8 y 9

“Dichoso es quien no sigue el consejo de los malvados, ni se detiene en la senda de los pecadores, ni se sienta en la reunión de los burladores, sino que en la Ley del Señor se deleita y día y noche medita en ella. Es como el árbol plantado a la orilla de un río que, cuando llega su tiempo, da fruto y sus hojas jamás se marchitan. Todo cuanto hace prospera.” Salmo 1:1-3

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