5 verdades consoladoras cuando Dios nos dice: "NO"

PATRICIA NAMNÚN
Coalición por el Evangelio
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Todos los derechos reservados-Publicado con permiso




Nota del editor: 

Este es un fragmento adaptado del libro Deseos insatisfechos: Aprendiendo a esperar a la manera de Dios (B&H Español, 2024), Paty Namnún.

Dios nos llama a clamar, a orar, a buscarlo en oración, pero algo más que necesitamos aprender es cómo vemos y respondemos a las negativas de Dios.

En este mundo, no todo lo que anhelamos nos será concedido, y si has vivido lo suficiente, has podido ver cómo esto es una realidad. De este lado de la gloria, puede que nunca lleguemos a entender por qué Dios nos dice que no, cuando nuestro mayor anhelo es un sí. A veces no vemos de manera clara la dirección de Su mano y nos cuesta ver Sus promesas. Pero el problema no es la veracidad de Sus promesas, sino mi limitado conocimiento y sabiduría.

El teólogo J. I. Packer ofrece las siguientes ideas con relación a esto:

Tal vez Dios quiera fortalecernos en paciencia, buen humor, compasión, humildad o mansedumbre. Tal vez quiera enseñarnos nuevas lecciones sobre abnegación y sobre dejar de confiar en nosotros mismos. Tal vez quiera quitarnos la complacencia o las formas no detectadas de orgullo y presunción. Quizá Su propósito es simplemente acercarnos más a Sí mismo o tal vez nos está preparando para las formas de servicio de las que en la actualidad no tenemos ningún indicio.

Aunque no siempre lo veamos de esta manera, las negativas de Dios son bendiciones para nuestras vidas, y siempre son un sí para Sus buenos propósitos.

La Biblia nos enseña diferentes historias en las que Dios ha respondido con un «no» a peticiones que los Suyos le han hecho. De manera especial, quisiera compartirte una que justamente le ocurrió al rey David.

En los tiempos de su reinado, David pecó gravemente delante del Señor al matar a espada a Urías y tomar a su mujer. David fue confrontado por el profeta Natán por medio de una historia y reconoció su pecado delante del Señor:

Entonces David dijo a Natán: «He pecado contra el SEÑOR». Y Natán dijo a David: «El SEÑOR ha quitado tu pecado; no morirás. Sin embargo, por cuanto con este hecho has dado ocasión de blasfemar a los enemigos del SEÑOR, ciertamente morirá el niño que te ha nacido» (2 S 12:13‑14).

Aunque no siempre lo veamos, las negativas de Dios son bendiciones para nuestras vidas, y siempre son un sí para Sus buenos propósitos

Entonces, el hijo de David enfermó gravemente y, al ver esto, David rogó a Dios por el niño, ayunó y pasó toda la noche acostado en el suelo sin querer levantarse (vv. 16‑17). Siete días después, Dios respondió a la oración de David: el niño murió. Los siervos de David temían informarle de la muerte de su hijo porque pensaban que David podía hacerse daño al enterarse (12:19). Sin embargo, al enterarse de la muerte de su hijo, esta fue su respuesta:

Entonces David se levantó del suelo, se lavó, se ungió y se cambió de ropa; entró en la casa del Señor y adoró. Después vino a su casa y cuando pidió, le pusieron comida delante y comió. Así que sus siervos le dijeron: «¿Qué es esto que ha hecho? Mientras el niño vivía, usted ayunaba y lloraba, pero cuando el niño murió, se levantó y comió pan». Y él respondió: «Mientras el niño aún vivía, yo ayunaba y lloraba, pues me decía: “¿Quién sabe si el Señor tendrá compasión de mí y el niño viva?”. Pero ahora que ha muerto, ¿por qué he de ayunar? ¿Podré hacer que vuelva? Yo iré a él, pero él no volverá a mí» (12:20‑23).

Hay algunas verdades que podemos aprender de esta historia impactante sobre los noes de Dios:

1) Dios tiene el poder para dar y el derecho a decir no.

Dios tiene el poder de levantar a alguien incluso de la muerte. Todo lo que Él quiera hacer, lo hace, y esto es algo que debemos tener presente. El poder de Dios no tiene igual. Pero Dios también tiene el derecho a decir no, porque Él es el Creador y Dueño de todo lo que existe, incluidas nuestras vidas. Él tiene el derecho a decirnos no porque le pertenecemos.

David entendía muy bien la danza entre estas dos verdades. Por un lado, conocía el carácter y el poder de Dios y por eso clamó a Él, pero también sabía que Dios tenía todo el derecho de decirle que no y por eso, cuando esa fue la respuesta de Dios, se levantó y lo adoró.

Dios tiene el poder de levantar a alguien incluso de la muerte. Todo lo que Él quiera hacer, lo hace, y esto es algo que debemos tener presente

Mi querida amiga, en medio de nuestras peticiones por nuestros anhelos, recordemos que nuestro Dios con solo hablar trajo el mundo a la existencia, y que ese mismo Dios tiene el derecho a hacer todo lo que quiera en Su mundo y nuestras vidas.

2) Las negativas de Dios no ponen en duda Su amor.

Dios es amor: Él ama cuando quita y cuando da, cuando extiende Su mano para dar lo que anhelamos y cuando la retiene.

Lamentablemente, en ocasiones medimos Su amor según Sus bendiciones, y específicamente esas bendiciones que queremos. Pero Su amor no cambia, porque Él no cambia y Él es amor. Puede que Dios no nos dé los hijos, el esposo, la salud o la estabilidad financiera que tanto anhelamos, pero podemos ver Su amor en todo su esplendor en que no nos negó a Su propio Hijo, sino que lo entregó para padecer en nuestro lugar.

3) Cuando Dios quita y cuando da, bendito sea Él.

Dios no respondió la oración de David como él quería, pero David se levantó y adoró al Señor. El nombre del Señor es bendito por los siglos y nuestras vidas deben reconocer y actuar conforme a esta realidad en todo tiempo.

Dios es amor: Él ama cuando quita y cuando da, cuando extiende Su mano para dar lo que anhelamos y cuando la retiene

Dios merece ser adorado en todo tiempo porque todo lo que Él hace es perfecto, porque Su obrar está siempre lleno de Su bondad, porque Él sabe lo que es mejor, porque Él es Dios.

4) En medio de Sus noes, Dios provee consuelo.

David reconoció que Dios era compasivo y el Dios de David es el nuestro. En medio de nuestros anhelos insatisfechos, en Jesús encontramos a uno que entiende nuestro dolor y tiene compasión. Dios consoló y fortaleció el corazón de David y le proveyó consuelo a Betsabé por medio de él (v. 24). El Señor dice no pero nos provee consuelo. Su Santo Espíritu, el Consolador, vive en nosotras y nos sostiene en medio del dolor.

5) Dios siempre está haciendo algo.

No existe tal cosa como una oración no respondida. Dios siempre responde, siempre está obrando y llevando a cabo Su plan perfecto y bueno en nuestras vidas. Dios nos está bendiciendo todo el tiempo, solo que Sus bendiciones no siempre vienen con las envolturas que esperamos.

Para nuestra familia, la respuesta a una de nuestras oraciones llegó de una manera muy distinta a lo que imaginábamos. No nos llegó con la llenura de mi vientre, sino con tres hijos que llegaron a nuestras vidas por medio del milagro de la adopción. El Señor sabe lo que es mejor, y gracias a quién Él es, podemos confiar en Sus propósitos para nuestras vidas y en la manera en que Él decida responder a nuestras oraciones.



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