EL EFOD DE ORO [Éxodo 28:6–14]

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¿Cómo era el efod del sacerdote?


El efod de oro del sumo sacerdote israelita era una prenda extravagante, hecha de lana, lino e hilos de oro. La lana es de color azul, púrpura o escarlata carmesí y lino torcido.

Efod de oro del sumo sacerdote.


El efod de oro del sumo sacerdote israelita era una prenda extravagante, hecha de lana, lino e hilos de oro. La lana es de color azul, púrpura o escarlata (Éxo 28:6–14). Sin embargo, la forma exacta del efod es desconocida. La presencia de hombreras indica que colgaba de los hombros; además, el uso de la faja indica que se extendía por debajo de la cintura.

El efod incluía hombreras, que tenían dos piedras de ónix o piedras de ónice, sobre las cuales estaban grabados los nombres de las doce tribus de los hijos de Israel (seis en cada una). Las piedras de ónix estaban ajustadas con filigranas de oro sobre las cuales se colocaban cadenas de oro trenzadas.

El sumo sacerdote llevaba el efod sobre una túnica de lino. El oro, el pectoral enjoyado, que sostenía el Urim y el Tumim, se unía al efod. El sacerdote llevaba una túnica de lana azul sobre el efod. Por último, el sumo sacerdote llevaba un turbante, en frente del cual colgaba un placa de oro con las palabras, “Santo es el Señor».

El propósito de los grandes ornamentos sacerdotales son tres:

1. La extravagancia de las importantes vestiduras sacerdotales representaban visualmente la gloria de su oficio.
2. Las vestiduras incorporan visualmente al sumo sacerdote dentro del entorno extravagante del sistema religioso israelita.
3. Las vestiduras y el ritual del lavamiento previo a vestirse protegían al sumo sacerdote del esplendor y el poder de Dios.

El efod de oro como una vestimenta sacerdotal.

Un efod era también una vestimenta de lino común habitualmente usada por los sacerdotes (Por ej., 1 Sam 2:18; 22:18). El diseño exacto del efod es incierto, pero parece haber colgado de los hombros, cayendo hasta o por debajo de la cintura. Los textos bíblicos señalan que David usaba un efod mientras danzaba delante del Señor.

Anderson y Klein señalan que eso es concordante con su actuación en los sacrificios sacerdotales. La afirmación de Mical de que David se había descubierto (2 Sam 6:20) resulta en la sugerencia incorrecta de que el efod es sólo un taparrabos.

La acusación de Mical no indica necesariamente que David estaba desnudo; ella podría haber estado refiriéndose exageradamente a la decisión de David de renunciar a su atuendo real normal, o podría estar indicando que como David danzaba, la parte inferior del efod voló y se expuso su cuerpo.

Objeto religioso.

Varios pasajes dentro de la biblia hebrea tratan del efod como si fuera un instrumento religioso y/o de adivinación. Aunque el efod israelita del sumo sacerdote no es en sí mismo un instrumento oracular, el Urim y el Tumim contenidos en el pectoral son probablemente una suerte de objetos pequeños usados para la adivinación.

Mas probablemente, el sacerdote preguntaría a Dios un enigma, echaría suerte una o más veces con el Urim y Tumim del pectoral, e interpretaría una respuesta por parte de los objetos que había echado en suerte. (Núm 27:21; Deut 33:8; 1 Sam 28:6).

Sin embargo, varios pasajes describen al efod como un artefacto de adivinación en sí mismo (1 Sam 2:28; 14:3; 21:9; 23:6, 9; 30:7). En otros contextos, los escritores bíblicos asocian al efod con la idolatría (Jue 17:5; 18:14–20; Ose 3:4).

Klein afirma que, como un instrumento de adivinación el efod no es una prenda de vestir sino una especie de recurso (Klein, 1 Samuel, 26–27, 214); Tsumura sugiere que en algunos contextos, el efod es un tipo de imagen (Tsumura, First Samuel, 534).

La caracterización del efod como un instrumento de adivinación o como una imagen religiosa no son por necesidad mutuamente excluyentes (May, “Ephod and Ariel”, 45–46). La interpretación del efod como un objeto religioso incluye:

• Foote indica que, en relación a la idolatría, probablemente no era una estatua (Foote, “Ephod”, 39–41).
• May sugiere que era una caja o un arca en la cual se guardaban las imágenes religiosas (May, “Ephod and Ariel”, 44–69).
• Morgenstern argumenta que el efod era una estructura en forma de tienda, como el tabernáculo (Morgenstern, “Ark, Ephod, and Tent”).
• Albright propone que el efod era originalmente una vestimenta, que incluía elaboradas ropas y enchapado dorado de imágenes religiosas, pero que pudo haberse convertido con el tiempo en un tipo de objeto religioso del cual sus detalles físicos son ahora desconocidos (Albright, “Ephod and Teraphim”, 39, 42).

La mayoría de estas teorías son especulativas. Con respecto al significado del “efod”, Dahl concluye que “en diferentes momentos y en diferentes periodos, quizás, varió su significado” (Dahl, “Problem of Ephod”, 210).

La etimología del efod de oro

Un cognado ugarítico en la literatura Ras Shamra sugiere que el “efod” (אפוד, ‘pwd; or אפד, ‘pd) era originalmente una prenda de vestir, posiblemente una vestimenta religiosa en particular.

De acuerdo a la traducción de Albright de un texto Ras Shamra (I Anchor Bible.i.5), la palabra hebrea “efod” está relacionada a la palabra ugarítica ‘epdk, que hace referencia a la vestimenta de la diosa Anat.

Albright también sugiere que el “efod” está relacionado con una antigua palabra asiria usada para un tipo de prenda (epa<^>da<^>tum).

Por lo tanto, aunque el “efod” hebreo puede haber llegado con el tiempo a hacer referencia a un tipo de artículo religioso, el efod fue originalmente una prenda de vestir (Albright, “Ephod and Teraphim”, 39–42).

Desarrollo del concepto hebreo de efod de oro

Mientras que el “efod” probablemente se refiere originalmente a una prenda de vestir sacerdotal, con el tiempo llegó a referirse también a un tipo de objeto religioso o de adivinación. Dos factores probablemente contribuyeron al desarrollo de este significado secundario:

1. Como una prenda religiosa en otras culturas del cercano oriente, el efod pudo haber sido una vestimenta o una cobertura para imágenes religiosas; sin embargo, debido a que la ley mosaica prohíbe generalmente las imágenes, el extravagante efod de Dios era colocado sobre el sumo sacerdote, quién de todos modos habría llevado un efod de lino (Propp, Leviticus, 525–26).

2. La asociación entre el efod del sumo sacerdote y el predictivo Urim y Tumim sugiere que probablemente existió una asociación entre los efods religiosos y la adivinación antes de la redacción de la ley o de su desarrollo, como resultado de la conexión física entre el efod y el pectoral (Ann Jeffers, Magic and Divination, 209–15).

EL EFOD DE ORO

Y les dijo Gedeón: Quiero haceros una petición; que cada uno me dé los zarcillos de su botín (pues traían zarcillos de oro, porque eran ismaelitas). Ellos respondieron: De buena gana te los daremos. Y tendiendo un manto, echó allí cada uno los zarcillos de su botín. Y fue el peso de los zarcillos de oro que él pidió, mil setecientos siclos de oro, sin las planchas y joyeles y vestidos de púrpura que traían los reyes de Madián, y sin los collares que traían sus camellos al cuello. Y Gedeón hizo de ellos un efod, el cual hizo guardar en su ciudad de Ofra; y todo Israel se prostituyó tras de ese efod en aquel lugar; y fue tropezadero a Gedeón y a su casa.

El castigo de Gedeón es a lo menos cuestionable.

Ya no es tan manso como en Jue 8:1–3. De semejante manera a través del libro la conducta de los líderes de Israel pasa de lo limpio a lo turbio, para caer por fin en lo definitivamente repudiable.

Gedeón es el primer juez que pelea contra Israel, pero no será el último (comp. Jue 12:4–6; ver también Jue 20:14–48). Su violencia contra Sucot y Peniel también anticipa las matanzas de su hijo en Siquem y Tebes (comp. especialmente Jue 8:17 con 9:46–49).

La pregunta de Gedeón a los reyes (Jue 8:18) nos toma por sorpresa. Inyecta en la historia un elemento desconocido hasta aquí. La respuesta de Zébaj y Zalmuna es también inesperada, ya que el cuadro de Gedeón en Jue 6:11–15 no nos prepara para la revelación que él parecía ser hijo de rey.

Las sorpresas continúan en el v. 19.

Desconocíamos que los madianitas habían ejecutado a los hermanos de Gedeón. Pero lo que más nos desconcierta es descubrir que lo que ha motivado a Gedeón en la persecución implacable de los madianitas es la venganza personal.

Ha torturado y matado a los hombres de Sucot y Peniel no tanto por no apoyar al ejército de Jehovah, sino por no ayudarle a vengar la muerte de sus hermanos.

Según sus propias palabras, habría perdonado la vida a Zébaj y a Zalmuna si no hubieran matado a sus hermanos, no importándole todo el sufrimiento que ellos habían causado a otras familias de Israel.

Gedeón, con el aspecto de un hijo de rey, comienza a comportarse con la prepotencia de un rey, anteponiendo los intereses de su familia a los de la nación.

Los muertos fueron hijos no solo del padre de Gedeón, sino también de su madre.

Joás aparentemente tenía varias esposas. Los hermanos serían asesinados cuando los madianitas estaban acampados en el valle de Jezreel antes de la batalla, a menos que fuera un año anterior.

Ejecutar a los reyes madianitas sería un honor para Jeter (Jue 8:20; comp. Jue 4:9) y un cumplimiento de la responsabilidad familiar de vengar la sangre (ver Núm 35:18–21). Sin embargo, al joven todavía le da temor matar (Jue 8:20b).

En la timidez de Jeter vemos un reflejo del carácter de Gedeón cuando Jehovah lo llamó (comp. Jue 6:12–15). Sin embargo, ahora Gedeón está acostumbrado a derramar sangre, y responde al reto de Zébaj y Zalmuna, ajusticiándolos (Jue 8:21).

Gedeón tomó también como botín las lunetas de los camellos, que eran ornamentos o amuletos de oro en forma de crecientes.

Los reyes madianitas instan a Gedeón a matarlos porque les sería menos vergonzoso morir a manos del héroe israelita que a manos de un joven. También sería menos angustioso, ya que Gedeón sabría matar rápido, mientras Jeter tal vez tuviera que herir a su víctima varias veces antes que muriera.

Ofrecimiento del reino, 8:22–28.

La liberación ha convertido a Gedeón en un líder de gran popularidad en Israel. Los israelitas (tal vez solamente los del norte, o los de Manasés) lo invitan a establecer una dinastía (Jue 8:22), en la cual la autoridad de gobernar pasaría de padre a hijo. Aunque en efecto lo invitan a ser rey, no utilizan la palabra “rey” ni “reinar”; sobre las razones, ver la exposición de Jue 9:2.

Los israelitas ofrecieron el reino a Gedeón porque, según ellos, los había liberado de los madianitas. Esto era precisamente la conclusión que Jehovah quiso evitar (ver 7:2). Los actos de Gedeón en Jue 8:4–21 han contribuido a que el pueblo vuelva sus ojos de Jehovah, el libertador verdadero, y los enfoque en el instrumento humano.

Sin embargo, Gedeón no se ha corrompido del todo. Rehusa la invitación, aclarando que Jehovah debe gobernar (Jue 8:23; comp. Éxo 15:18; 1 Sam 8:7; 10:19; 12:12). En el Antiguo Oriente se consideraba que el libertador tenía derecho a reinar. Fue Jehovah, no Gedeón, quien había liberado a Israel. A la vez, ni tampoco os gobernará mi hijo resulta siendo una profecía inconsciente e irónica (comp. Jue 9:5, 54).

A pesar de su sabia decisión (v. 24), Gedeón comienza a vivir como rey (comp. la incongruencia de las acciones de Pedro en Mat 16:16–23). Pide aretes del botín para hacer un efod de oro (Jue 8:24–27).

Los aretes se usaban en las orejas y en la nariz, pero solamente las mujeres los ostentaban en la nariz (ver Gén 24:47; Isa 3:21; Eze 16:12). Los aretes aquí son de los varones, ya que el v. 24 aclara que los madianitas llevaban aretes porque eran ismaelitas. Se supone que las mujeres de todos los pueblos los llevaban.

Según Génesis 16:16, Ismael fue hijo de Abraham y Hagar, mientras Génesis 25:1–4 declara que los madianitas descendieron de Abraham y Quetura.

Sin embargo, los madianitas se llaman ismaelitas en Génesis 37:28. Aparentemente “ismaelita” llegó a usarse no solamente de los descendientes de Ismael, sino también de otros pueblos nómadas, incluyendo a los madianitas.

A la luz de la cantidad de botín (Jue 8:26b), pedir un arete a cada quien era poca cosa para un líder tan aclamado como Gedeón. De buena gana los israelitas lo contribuyeron (Jue 8:25).

Algunos opinan que los israelitas entregaron a Gedeón todo el botín que se menciona en el v. 26. Sin embargo, el v. 27 aclara que lo entregado se utilizó para hacer un efod. No se necesitaría tanto botín para esto, y es difícil concebir cómo los collares de los camellos, por ejemplo, se usarían para hacer un efod.

El botín del v. 26b es más bien lo que los israelitas guardaron para sí. De una condición de profunda pobreza (Jue 6:6) pasaron a disfrutar las riquezas de sus despojadores.

En Éxodo 28:5–14 el efod es una vestimenta para el sumo sacerdote

hecha de tela fina, con algunos adornos de oro. Esa vestimenta no requeriría de 1.700 siclos de oro, ni sería muy práctico que el sumo sacerdote llevara una carga tan pesada. Entonces.

¿Qué clase de efod hizo Gedeón?



He aquí algunas interpretaciones:

1.Fue una vestimenta semejante a la del sumo sacerdote, pero con mucha más ornamentación de oro.
2.Fue una copia de la vestimenta sacerdotal, pero hecha de oro.
3.Fue una vestimenta de oro que representaba la presencia divina.
4.Fue una imagen.

Nos inclinamos por la tercera interpretación. Ya que en Éxodo 28 y 1 Samuel 2:18 el efod es una vestimenta, y la palabra semejante en acádico, epadatu, significa “vestimenta”, el efod de Gedeón también debía ser alguna clase de vestimenta.

El efod de oro se tomaría como una representación de la gloria de Dios, o como si fuera la vestimenta de Dios. Probablemente se usaba para hacer consultas a Dios (comp. 1 Sam 23:9–12; 30:6–8).

De todas formas, el efod claramente tenía significado religioso. Gedeón lo haría para promover el culto a Jehovah. Sin embargo, es probable que también tuviera otra motivación. Los reyes, como los gobernantes en todo tiempo, se aliaban con el sistema religioso en parte para afianzar su poder.

Construían santuarios que legitimaban su gobierno (comp. Amós 7:13). Es de sospechar que algo de esto haya influido en la colocación del efod en Ofra, ciudad de Gedeón (Jue 8:27a), en vez de en el tabernáculo. Quizá Gedeón también esperaba asegurar por medio del efod la bendición de Jehovah (comp. Jue 17:5, 13).

Como suele suceder, el objeto que supuestamente estimularía la adoración a Jehovah lo reemplazó (Jue 8:27b; comp. 2 Rey 18:4). La historia que comenzó en Ofra, donde los ciudadanos adoraban ídolos, termina en el mismo lugar, pero ahora todo Israel allí rinde culto al efod. El que había derribado el altar local de Baal hace un nuevo ídolo para toda la nación.

Por primera vez en el libro uno de los jueces contribuye a la apostasía y el pueblo comienza a volver a la apostasía durante la vida del juez. Esta es la primera historia en que Israel es comparado con una prostituta (la comparación ya aparece en 2:17, pero en el prólogo), y esta prostitución conducirá a otra aún más profunda en la siguiente generación (ver v. 33).

El v. 28 concluye la narración de la liberación. Después de la derrota propinada por Gedeón, los madianitas no se atrevieron a molestar más a los israelitas. Por cuarta y última vez Jueces dice que la tierra reposó (comp. 3:11, 30; 5:31).

Resumen del resto de la vida de Gedeón, 8:29–32.

Las historias de los jueces anteriores han terminado con el reporte de la subyugación del enemigo y los años de reposo. Aquí hay un párrafo más, el cual sirve como cierre de la narración sobre Gedeón, y es una transición a la historia de Abimelec.

Gedeón volvió a su casa (Jue 8:29), de donde, a pesar de su protesta en el v. 23, gobernó sobre por lo menos una parte de Israel (ver 9:2). Vivió al estilo de un rey, con muchas esposas (comp. Deut 17:14–17; 2 Sam 5:13; 1 Rey 11:1–4), quienes le dieron setenta hijos (Jue 8:30; comp. 2 Rey 10:1), y con por lo menos una concubina (8:31).

La nota sobre los hijos, con referencia especial a Abimelec, anticipa la historia del cap. 9. Que fueron sus descendientes directos aclara que los setenta fueron hijos literales de Gedeón, no nietos u otros descendientes. La familia grande con que Gedeón había sido bendecido sería destruida por el fruto del matrimonio con la concubina, así como Israel perdía muchas bendiciones divinas por matrimonios con cananeos (ver Jue 3:5, 6).

EFOD (Heb. ʾēp̱ōḏ): otras definiciones
El efod del sumo sacerdote significado

Prenda externa ornamentada, sin mangas llevada por el sumo sacerdote israelita. Éxodo 28:6–10 describe el efod como una prenda hecha de lino fino torcido, decorado con material de oro, azul, púrpura y carmesí. Dos hombreras y un cinturón tejido hecho de los mismos materiales completan el equipo. Adheridas a las hombreras iban dos piedras de ónix inscritas con los nombres de los hijos de Israel.

Un pectoral hecho de los mismos materiales y decorado con 12 piedras preciosas, simbolizando las 12 tribus, fue atado por anillos de oro al frente del efod (Ex 28:15–28). Un bolsillo en el pectoral almacenó el Urim y Tumim, las suertes de adivinación. El efod también podría ser una ropa común.

David llevaba un efod de lino mientras bailaba como un loco en la celebración de la llegada del arca del pacto en Jerusalén (2 S 6:14). El muchacho Samuel lleva un efod alrededor del templo como una ropa diaria (1 S 2:18).

Varios pasajes describen un efod idólatra. Gedeón hace un efod con el oro capturado de los ismaelitas y lo coloca en la ciudad de Ofra. Se convierte en una piedra de tropiezo para Gedeón y su familia junto con todo Israel (Jue 8:27). El efod de Gedeón no es descrito, pero puede ser una vestidura no ícono empleada en la obtención de oráculos o una ropa que cubre a un ídolo, como aquellas asociadas con estatuas de culto de Mesopotamia o egipcias (cp. Is 30:22).

Junto con terafín, una imagen fundida, una imagen tallada, y un sacerdote levita, Micaía estableció un efod en un lugar sagrado de una casa (Jue 17–18). La espada de Goliat es envuelta en una tela y guardada detrás del efod en el santuario en Nob (1 S 21:9). Este efod, sin embargo, puede ser una ropa sacerdotal que cuelga delante de la espada en vez de un ídolo.

1 Samuel se refiere al efod como un objeto tangible de adoración. Ahías, el sacerdote de Saúl, lleva un efod en la batalla de Micmas (1 S 14:3). Por la orden de Saúl, Doeg mató a los 85 sacerdotes del templo en Nob que vestían el efod (Jue 22:18). A David se le describe como buscando el efod para la dirección de Jehová (Jue 23:6, 9; 30:7). Algunos eruditos sostienen que este efod es la ropa con un bolsillo que lleva el oráculo de la suerte, el mismo efod que se describe en Éxodo 28; 39.

Efod

˒epôd (אֵפוֹד, 646), «efod». El vocablo, que aparece en asirio y (tal vez) ugarítico, aparece 49 veces en el hebreo bíblico, 31 en las prescripciones legales en Éxodo-Levítico y una sola vez en la poesía bíblica (Os 3.4).

El término se refiere a una vestimenta externa ajustada que se relaciona con el culto. Era una especie de chaleco largo que por lo general llegaba hasta las caderas.

El «efod» del sumo sacerdote se sujetaba con una faja hermosamente bordada (Éx 28.27–28); tenía hombreras montadas con piedras de ónice en las que se grabaron los nombres de las doce tribus de Israel.

Sobre el pecho del sumo sacerdote estaba el pectoral, también con doce piedras grabadas con los nombres de las tribus. Estaba atado al efod con anillos. Además, ligados al pectoral estaban el Urim y el Tumim.

Tal parece que el «efod» y sus accesorios se destacaban ampliamente en el santuario. David lo consultó para averiguar si el pueblo de Keila le entregaría a Saúl (1 S 23.9–12); sin lugar a duda, el Urim y el Tumim se usaron. La primera vez que el término aparece se refiere al «efod» del sumo sacerdote:

«Piedras de ónice y piedras de engaste para el efod y el pectoral» (Éx 25.7). Tanto se veneraba este «efod» que a veces se hacían réplicas de él y se adoraban (Jue 8.27; 17.1–5). Los sacerdotes de menor grado (1 S 2.28) y aprendices vestían unos menos trabajados, de lino, cuando se presentaban delante del altar.

˒Appudah significa «efod»; cobertor». Es la modalidad femenina de ˒epôd (o ˒efod). El vocablo aparece 3 veces, comenzando con Éx 28.8: «Y el cinto hábilmente tejido que estará sobre él, será de … azul, púrpura y escarlata y de lino fino torcido».

LAS PIEZAS DE LA VESTIDURA SACERDOTAL.

El efod era la parte más característica de la ropa del sumo sacerdote.

En las escrituras posteriores al Antiguo Testamento, siempre que se hace mención del “efod”, se lo asocia con el poder especial que tenía el sumo sacerdote de “consultar a Jehová”, es decir, de recibir una respuesta del Señor sobre alguna duda o algún problema que estaba atribulando a Israel. El efod tenía esta importancia debido a que el “Urim y Tumim” estaban fijados al pectoral.

El efod era un chaleco o delantal, hecho del mismo material que se usó para hacer la cortina del santuario. Sin embargo, en vez de las figuras de los querubines entretejidas en él, fue tejido con hilo de oro. El efod consistía de dos piezas, la parte de adelante y la parte de atrás, que eran unidas en los hombros por hombreras. Un cinto lo unía alrededor de la cintura.

En cada hombrera había una piedra de ónice, engastada en oro, en la que se grabó el nombre de las doce tribus de Israel, seis en cada piedra. Eso demostraba que el sacerdote representaba al pueblo ante el Señor. Los nombres fueron grabados según el orden de su nacimiento.

El historiador Josefo creía que esto significaba que los nombres de los seis hijos mayores estaban en el hombro derecho y los de los seis hijos menores en el izquierdo. Fijados a las hombreras, había dos “cordones de oro fino”, hechos en forma de trenza. Su objeto era el de fijar el pectoral al efod desde arriba. El pectoral se describe a continuación.

El pectoral (Éxodo 28:15–30)


El pectoral se hizo del mismo material que el efod, pero se doblaba dos veces para reforzarlo y para proveer un bolsillo. Sus dimensiones eran de 23 centímetros por cada lado del cuadrado (un palmo mide como 23 centímetros). Doce piedras preciosas, cuatro hileras de tres en cada una fueron fijadas a este pectoral.

En cada piedra se grabó el nombre de una de las doce tribus de Israel. Las clases de piedras preciosas fueron estipuladas individualmente, indicando el gran cuidado que el Señor exigía en la confección de este pectoral. Los peritos en la materia difieren en cuanto al significado de algunas de las palabras que se usaron para designar las clases de piedras.

Como se dijo antes, el pectoral se fijaba a las hombreras por cordones tejidos de oro. En la parte de abajo del pectoral se usó el mismo método para fijar el cinto alrededor de la cintura del sacerdote.

El Urim y el Tumim


Según el texto, el Urim y el Tumim fueron puestos “en el pectoral del juicio” de modo que estuvieran sobre el corazón de Aarón cada vez que él entrara en la presencia del Señor (Éxodo 28:30). Hasta hoy en día los estudiosos bíblicos no saben qué eran realmente el Urim y el Tumim.

Las palabras en sí parecen ser los plurales de las palabras hebreas “luz” y “recto”, aunque no existe una opinión uniforme acerca de estas interpretaciones. No se da ninguna descripción de ellos excepto que formaban parte del pectoral.

La opinión que parece tener más sentido es que estos objetos posiblemente eran piedras que se guardaban en las bolsas del pectoral. A veces parece que la respuesta del Señor por medio del Urim y del Tumim involucraba el echar suertes.

El texto también dice: “Y llevará siempre Aarón el juicio de los hijos de Israel sobre su corazón delante de Jehová”. Aunque es un misterio la manera de usar el Urim y el Tumim, hay algunos detalles de información que se pueden reunir de referencias posteriores en las Escrituras sobre su uso:

— Únicamente la persona que estaba a la cabeza del pueblo podía consultar con el Señor por medio del sacerdote (Josué, Números 27:21; Saúl, 1 Samuel 14:37; David, 1 Samuel 23:2).
— La pregunta se tenía que formular de tal manera que solamente fuera posible la respuesta “sí” o “no”. El Señor respondía solamente a una pregunta por vez.
— En algunas circunstancias, cuando las cosas no estaban en orden, el Señor se negaba a dar una respuesta por medio del Urim y del Tumim (1 Samuel 14:37).

A veces no se hace referencia específica al Urim y al Tumim, sino solamente al uso del “efod” o a “consultarle a Jehová” por medio del sacerdote. Después de la época de David no encontramos ninguna otra referencia a su uso.

La diadema sobre el turbante.


Una lámina de oro a modo de escarapela (siîsi zāhāb, Ex 28:36), identificada de manera más precisa por aposición como una diadema (siîsi nēzer, Ex 39:30; Lv 8:9; cf. Ex 29:6), sobre la que estaban grabadas las palabras “Santidad de Jehová”, estaba montada con un cordón azul en la parte frontal del turbante o mitra del sumo sacerdote (misinepet) hecha de lino fino (Ex 28:36–37; 39:30–31).

El significado habitual de siîsi es “flor”, pero los LXX lo tradujeron como “lámina” (petalon), así que la traducción “escarapela, medallón” parece justificada (HALOT 3.1023; cf. Milgrom, 511–12).

Esta destacada inscripción identificaba al sacerdote como consagrado a Dios y representante de éste entre su pueblo para la expiación de los pecados (Ex 28:38; cf. Sal 106:16; para los puntos de vista sobre el contenido de la inscripción, véase Gordon, 122–23 n. 13). Se han postulado analogías egipcias para la lámina de oro a modo de escarapela.

Manto.

El manto del efod era de tela inferior a la del efod, teñida de azul (Éx 39.22). Este manto no tenía mangas, solo aberturas para los brazos, en los costados.

La falda de esta prenda tenía un borde de granadas en azul, púrpura y escarlata, con una campanilla colgando entre cada granada. Estas campanillas estaban en el ruedo del manto del sumo sacerdote para que se le pudiera oír cuando entraba y salía del lugar santo (Éx 28.32.35).

Pectoral.

El pectoral del sumo sacerdote se describe en detalle en Éxodo 28.15–30. Era una pieza de tela bordada de aproximadamente 25 cm de lado, cuadrado y doble formando una especie de bolsillo.

Esta prenda de vestir estaba adornada con doce piedras preciosas, cada una con el nombre de una de las doce tribus de Israel (Éx 28.9–12). Las dos esquinas superiores del pectoral estaban sujetas al efod, del cual no debía desprenderse (Éx 28.28). Las dos esquinas inferiores se sujetaban al cinturón. Los anillos, cadenas, y otros engastes eran de oro o de encaje fino.

Al pectoral y al efod se les llamaba «memorial» (Éx 28.12, 29), porque le recordaban al sacerdote de su relación con las doce tribus de Israel.

También se le llamaba el «pectoral del juicio» (Éx 28.15), posiblemente porque lo usaba el sacerdote, quien era el portavoz divino de justicia y juicio a la nación judía.

Tal vez se le llamaba así también porque contenía el Urim y Tumim, los dados sagrados, que mostraban el juicio divino sobre los hombres (cf. Nm 26.55; Jos 7.14; 14.2; 1 S 14.42).

Mitra.

La mitra, o turbante superior, era el tocado oficial del sumo sacerdote (Éx 28.39). Estaba hecha de lino fino, tenía muchos pliegues, y su largo total era de alrededor de 7 m.

Esta tela larga se envolvía alrededor de la cabeza, estilo turbante. En el frente de la mitra había una placa de oro en la que estaban inscritas las palabras hebreas «Santidad a Jehová» (Éx 28.36; 39.28, 30).

Túnica bordada, cinto y calzoncillos.

Esta túnica en particular era abierta como falda, hecha de lino, bordada según un modelo como de piedras incrustadas (Éx 28.4). Los sacerdotes comunes también vestían esta túnica. (Véase «Manto».)

El cinturón del vestido del sumo sacerdote se envolvía varias veces alrededor del cuerpo del pecho para abajo. Los extremos del cinturón colgaban hasta los tobillos (Éx 29.5). Debajo de las vestiduras sacerdotales, el sumo sacerdote llevaba calzoncillos del mismo tipo que el sacerdote común. (Véase la sección sobre «Calzoncillos».)

Otras vestiduras sacerdotales (Éxodo 28:31–43)

El manto que el sacerdote llevaba debajo del efod era tejido de una sola pieza de tela azul, la cual tenía aberturas para los brazos sin mangas. Llegaba sólo hasta las rodillas.

En el borde de abajo tenía campanitas de oro alternadas con granadas hechas de estambre torcido. (La granada es una fruta del tamaño de una manzana, de color amarillo o rosado, que se cultivaba comúnmente en esa región.) Solamente Aarón como el sumo sacerdote podía llevar esta vestidura.

Aarón no podía aparecer delante del Señor sin este manto con su sonido de campanitas. Si él no usaba esta prenda el resultado podría ser su muerte.

Hay varias interpretaciones sobre el significado simbólico de las campanitas y de las granadas. El significado más sencillo es sin duda el mejor. El sumo sacerdote debía acercarse a la presencia del Señor con el sonido de campanitas, es decir, con el debido respeto, no de una manera súbita ni irreverente, usando el atuendo exacto que el Señor mismo había ordenado.

Estas cosas eran para él un recordatorio constante de su alto oficio y de su responsabilidad como el representante del pueblo del Señor. De la misma manera, cada israelita debía llevar un fleco en la ropa para que les recordaran los mandamientos del Señor y cumplirlos.

Como tocado, el sumo sacerdote debía llevar un turbante de lino fino y blanco. Fijada a la parte delantera de este turbante, se encontraba una placa de oro con las palabras: “Santidad a Jehová” grabadas en ella.

El propósito de esta señal en la frente era que Aarón debía llevar “las faltas cometidas por los hijos de Israel en todas las cosas santas, en todas las santas ofrendas que hayan consagrado”.

El sumo sacerdote era el mediador expiatorio, es decir, reconciliador entre el pueblo y el Señor. Cualquier presente o sacrificio, traídos por el pueblo pecador al Señor, se hacía aceptable por su mediación.

En contraste recordamos que Cristo, nuestro gran Sumo Sacerdote, llevó como adorno para su cabeza una corona de espinas, al cargar con la culpa de toda la humanidad. La suya fue una reconciliación perfecta por los pecados del mundo.

Una túnica de lino fino debía completar las vestiduras exteriores del sumo sacerdote. Esta era una prenda de mangas largas que llegaba hasta los tobillos, y debía llevarla debajo del manto.

Los sacerdotes comunes debían llevar también esta túnica blanca con un cinturón y una cinta para la cabeza de los que no hay más descripción. Su ropa era simple pero también digna de su oficio.

Bajo la túnica, Aarón y los sacerdotes debían llevar calzoncillos como ropa interior. No debían entrar en el santuario ni acercarse al altar para ejecutar actos de sacrificios sin estas prendas. El no hacerlo traería la pena de muerte. Su desnudez debía ser cubierta.

Entre las naciones paganas que había alrededor de Israel, existía la costumbre de ejecutar actos religiosos en un estado de desnudez. En el servicio al verdadero Dios, la modestia absoluta era un requisito imprescindible.

Esto trae a su fin las ordenanzas pertinentes a las vestiduras sacerdotales en el culto de adoración del Antiguo Testamento. Notamos el gran simbolismo de sus hombreras grabadas, el pectoral lleno de joyas, sus misteriosos Urim y Tumim, sus campanitas y granadas y su mitra con oro grabado.

Con sus telas finamente tejidas, sus cadenas torcidas y su diseño en general, la vestidura era bella y a la vez digna. El Señor mismo las diseñó para que su pueblo pudiera darle la gloria debida a su nombre, y adorarlo en el esplendor de su santidad.

Las vestiduras pastorales que se usa actualmente no son tan elaboradas. Nuestra forma de dispensar los dones de la gracia del Señor está rodeada de menos ceremonia y simbolismo.

Algunos pastores prefieren esconder su persona vistiendo una toga negra y sencilla; otros cubren esa toga con una sobrepelliz blanco, con una estola, o una banda larga con flecos en las orillas, utilizando los colores de las estaciones del año eclesiástico.

Los pastores usan esas diferentes vestiduras en libertad cristiana y de acuerdo con los deseos de la congregación a la que sirven. Cualquier vestidura que se use debe reflejar la dignidad de nuestro culto, y debe ser para la gloria de Dios.

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