Secreto de papá: ¿Qué pasa si disfruto más del trabajo que de mi familia?

CHAP BETTIS
Coalición por el Evangelio
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Hace poco, un joven me planteó una pregunta sincera. Estas palabras pueden sonar alarmantes viniendo de un papá, pero en el fondo es una lucha secreta que algunos hombres realmente enfrentan.

¿Está bien si encuentro más alegría y satisfacción en mi trabajo que con mi familia?

Descubrí que él es un ingeniero de software que trabaja desde su casa. Tiene dos hijas pequeñas y está en las primeras etapas de la paternidad. Me sentí identificado. Como alguien que fue ingeniero de software y pastor bivocacional, hubo muchos lunes en los que me alegraba volver al trabajo. El ministerio con personas impredecibles y misteriosas los domingos era muy difícil en comparación con tratar con bits y bytes. Si había un problema de software, podías arreglarlo. Con las personas… no tanto.

Parte de tu crecimiento como cristiano consiste en liderar bien a tu familia. Dios está desarrollando tu carácter mientras diriges esta pequeña comunidad

Al analizar un poco su comentario, estas fueron algunas de las cosas que le dije.

1. Alabado sea Dios por lo mucho que disfrutas tu trabajo.

Tienes la bendición de vivir en un país y una cultura en los que puedes elegir un trabajo y una carrera que se ajusten a tus dones y talentos. Tu trabajo orientado a las tareas encaja bien contigo.

2. La fortaleza de tu trabajo es también una debilidad.

Aunque ames a las personas a través de tu trabajo en los computadores, todavía hay más interacción personal en la que todos nosotros debemos crecer. Jesús nos enseña que los mandamientos más importantes son amar a Dios y amar a los demás. A medida que amamos personalmente a los demás, somos transformados. Parte de tu crecimiento como cristiano consiste en liderar bien a tu familia (1 Ti 3:4-5). Dios está desarrollando tu carácter mientras diriges esta pequeña comunidad.

3. Liderar una familia es un privilegio elevado y sagrado.

Como padre, tienes la dicha de formar almas eternas. Tu interacción con tu esposa muestra a Cristo al mundo. Citando a C. S. Lewis:

No hay personas ordinarias. Nunca has hablado con un simple mortal. Las naciones, las culturas, las artes, la civilización, esas cosas son mortales y su vida es para la nuestra como la vida de un mosquito. Pero es con los inmortales con quienes bromeamos, trabajamos, nos casamos, y a quienes despreciamos y explotamos.

Para aplicarlo a la crianza de los hijos: es a inmortales a los que tenemos el privilegio de crear, alimentar, influenciar y discipular. Tus hijos vivirán para siempre. Tu trabajo en el computador no.

4. Trabajo es trabajo y familia es trabajo.

Me he dado cuenta de que en nuestra conversación has utilizado mucho la palabra disfrute. Pero el trabajo también es trabajo. Está infectado de espinas. Me alegro de que no experimentes muchas de esas espinas en tu trabajo. Pero la familia también es trabajo. Edificar a otros en una familia piadosa requiere esfuerzo. Mucho de ello es agradable. Otra parte es un trabajo pesado. Gran parte de la vida familiar fiel es, en las famosas palabras de Eugene Peterson, «una obediencia larga en la misma dirección».

Dios no solo te ha dado hijos a los que debes influenciar, sino almas eternas que cultivar

5. No tienes que satisfacer todas las necesidades emocionales de tu esposa y tus hijos.

Esta nueva generación suele equiparar el amor con la satisfacción de todas las necesidades. Pero un hombre no es el Salvador de su esposa. No puede ni debe satisfacer todas sus necesidades. Ella necesita otras amistades y ministerios en la iglesia. Lo mismo ocurre con nuestros hijos. El amor es multifacético. Incluye la conexión emocional, pero también significa criarlos para que sean independientes.

6. El amor está conectado emocionalmente y es afectivo.

Habiéndote dado la libertad de no satisfacer todas las necesidades, necesito afirmar el equilibrio de otra verdad con la misma fuerza: el amor es afectuoso y emocionalmente conectado. Dentro de veinte años, tu hija mayor tendrá veintitrés años y describirá a su padre a los demás.

¿Dirá: «No era perfecto, pero me amaba y se preocupaba de verdad por mí»? ¿O dirá, como me dijo hace poco una joven sobre su padre: «Estaba cerca de mí, pero nunca conectó conmigo»?

7. El amor es autocontrolado.

El amor sofisticado gestiona múltiples prioridades. Si amas tu trabajo, puede que tengas que poner límites a la hora de alejarte del computador. Reserva momentos para centrarte en tus hijos. Recuerdo haber aconsejado hace años a un hombre que trabajaba demasiado. Al final me di cuenta de que era una cuestión de autocontrol. Él amaba su trabajo como un glotón ama la comida, o un alcohólico ama el alcohol. Podemos pecar haciendo demasiado de algo bueno. ¿Qué límites establecerás en su lugar para amar a tu familia?

Amar a quienes tienes más cerca será difícil, pero es el llamado de Dios a tu vida

Amar a quienes tienes más cerca será difícil. Como me dijo un gerente: «Es más fácil dirigir mi empresa de veinticinco millones de dólares que criar a cuatro niñas». Pero es el llamado de Dios a tu vida y, en última instancia, vale la pena cada minuto.

Sé fiel en lo cotidiano y en las pequeñas cosas. Dios no solo te ha dado hijas a las que debes influenciar, sino almas eternas que cultivar. Tus hijas solo tienen un papá.


Publicado originalmente en The Gospel CoalitionTraducido por Eduardo Fergusson.

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