La prueba viviente de que Jesús es más que suficiente

David Wilkerson
Teología Sana
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¿Dónde comenzaron los discípulos su ministerio? Jesús los mandó a los angustiados, a los pobres, a aquellos que estaban cabizbajos por el pecado, con ataduras y hábitos que controlaban sus vidas. “Dijo el señor al siervo: Ve por los caminos y por los vallados, y fuérzalos a entrar, para que se llene mi casa” (Lucas 14:23)

Pienso en el ministerio de rehabilitación de las drogas y alcohol de Teen Challenge (Desafío Juvenil), con sus 1100 centros alrededor del mundo, y pienso en los muchos cosechadores que han ido a otros países y han visto milagros de salvación mientras han ministrado a los más necesitados, a los más pobres y a los más atados por el diablo. Ellos están comenzando a cosechar exactamente donde Jesús comenzó Su cosecha: entre las ovejas perdidas, los cautivos, los quebrantados de corazón, los prisioneros, los leprosos, los ciegos, los pobres, aquellos que lloran, aquellos con espíritus abatidos, aquellos que están angustiados y desconcertados.

Considera las palabras de Pablo: “Pues mirad, hermanos, vuestra vocación, que no sois muchos sabios según la carne, ni muchos poderosos, ni muchos nobles; sino que lo necio del mundo escogió Dios, para avergonzar a los sabios; y lo débil del mundo escogió Dios, para avergonzar a lo fuerte; y lo vil del mundo y lo menospreciado escogió Dios, y lo que no es…a fin de que nadie se jacte en su presencia” (1 Corintios 1:26-29).

Estimado santo, Jesús sabía lo que íbamos a enfrentar en estos últimos días: una generación sumida en pecado mucho más que cualquier otra, estrés y soledad tal como nunca ha sido experimentado por el hombre, desastres financieros, divorcio descontrolado, homosexualidad agresiva e inmoralidad que haría ruborizar incluso al peor de los pecadores de hace treinta años atrás.

Por esto Cristo busca labradores que se hayan sometido al fuego y hayan sido forjados allí. Él quiere un pueblo que se ponga de pie ante el mundo y proclame: “¡Dios está conmigo! Satanás no puede detenerme. Solo mira mi vida. He pasado por fuego tras fuego, he sido golpeado vez tras vez, pero he salido de todo esto siendo más que vencedor a través de Cristo, quien vive en mí. Lo que he predicado me ha funcionado. ¡Soy una prueba viviente de que Jesús es más que suficiente!



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