Cómo será en realidad la vida en el Cielo? Habrá libros en el Cielo?
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¿Habrá libros en el cielo?
Sabemos que 66 libros, los que forman la Biblia, estarán en el Cielo.
“Tu palabra, Señor, es eterna, y está firme en los cielos” (Salmo 119:89). Jesús dijo: “El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras jamás pasarán” (Mateo 24:35). Podemos suponer que leeremos, estudiaremos, meditaremos y hablaremos sobre la Palabra de Dios.
¿Cuantos libros hay en el cielo?
También hay otros libros en el Cielo:
“Vi también a los muertos, grandes y pequeños, de pie delante del trono. Se abrieron unos libros, y luego otro, que es el libro de la vida. Los muertos fueron juzgados según lo que habían hecho, conforme a lo que estaba escrito en los libros” (Apocalipsis 20:12).
¿Qué libros son ésos?
Parecen contener documentación sobre todo lo que cada persona hizo en la Tierra. Por decir lo menos, deben ser libros muy grandes.
Aunque algunas personas consideran que estos libros en el cielo son metafóricos, que representan la omnisciencia de Dios, hubiera sido fácil decirnos “el Dios omnisciente juzgó a toda la gente”. No debemos asumir que estos libros en el cielo no son libros verdaderos.
El otro libro es el Libro de la Vida, en el que están escritos los nombres de los que le pertenecen a Dios. Juan lo menciona a través del libro del Apocalipsis (Apocalipsis 3:5; 13:8; 17:8; 20:12, 15; 21:27). También se menciona en las Escrituras hebreas (Éxodo 32:32–33; Daniel 12:1). Y se hace referencia a él en literatura posterior, tal como el libro de Jubileos y los Manuscritos del Mar Muerto. El apóstol Pablo se refiere a él en Filipenses 4:3.
Otros pasajes describen un libro en el Cielo. Jesús abre un gran libro (Apocalipsis 5:1, 5) y un ángel sostiene un librito (Apocalipsis 10:2). El salmista David dijo: “Toma en cuenta mis lamentos; registra mi llanto en tu libro. ¿Acaso no lo tienes anotado?” (Salmo 56:8). Él pidió que sus lágrimas fuesen anotadas en el registro permanente del Cielo.
Malaquías 3:16–18 es un pasaje notable que nos dice que Dios documenta las acciones fieles de sus hijos en la Tierra: “Los que temían al Señor hablaron entre sí, y él los escuchó y les prestó atención. Entonces se escribió en su presencia un libro de memorias de aquellos que temen al Señor y honran su nombre.
El día que yo actúe en ellos serán mi propiedad exclusiva —dice el Señor Todopoderoso—. Tendré compasión de ellos, como se compadece un hombre del hijo que le sirve. Y ustedes volverán a distinguir entre los buenos y los malos, entre los que sirven a Dios y los que no le sirven”.
Dios se siente orgulloso de sus hijos que le temen y honran su nombre, y Él promete que todos verán la diferencia entre los que le sirven a Él y los que no le sirven. Estas distinciones están preservadas en este libro en el Cielo.
El rey a menudo tenía escribas que registraban los hechos de sus súbditos para que él pudiera recordar y recompensar apropiadamente las obras de dichos súbditos (Ester 6:1–11). Aunque Dios no necesita un recordatorio, Él hace un registro permanente para que todo el universo un día recuerde su justificación para recompensar a los justos y castigar a los malvados.
No hay ningún indicio de que Dios vaya a destruir alguno o todos los libros y pergaminos que actualmente se encuentran en el Cielo. Es posible que esos registros de las obras fieles del pueblo de Dios en la Tierra sean leídas periódicamente a través de los siglos.
Los libros contienen registros históricos detallados de nuestras vidas en esta Tierra. Cada uno de nosotros forma parte de esos registros. Eventos ocultos, palabras que solo escucharon unas pocas personas serán conocidos. Dios conoce muy bien los hechos de fidelidad y amabilidad de usted que ninguna otra persona sabe. Él los está documentado en sus libros y lo va a recompensar a usted por ellos en el Cielo.
¿Cuántas veces hemos realizado pequeños actos de amabilidad en la Tierra sin darnos cuenta de los efectos? ¿Cuántas veces hemos compartido a Cristo con personas que creímos que no lo tomaron en cuenta pero quienes años más tarde llegaron a Jesús en parte debido a las semillas que nosotros plantamos? ¿Cuántas veces hemos hablado a favor de los niños no nacidos y no hemos visto resultado alguno, pero debido a ello alguien escogió no hacerse un aborto y salvó la vida de un niño? ¿Cuánta vajilla se ha lavado, cuántos pañales se han cambiado y a cuántos niños que lloraban se les ha cantado en la madrugada, cuando no hemos visto el impacto del amor que hemos demostrado? ¿Y cuántas veces no hemos visto respuesta alguna, pero a Dios le han agradado nuestros esfuerzos?
Dios nos está observando. Él no nos pierde de vista. En el Cielo, Dios nos recompensará por nuestras acciones fieles a Él, inclusive hasta cada vaso de agua fría que les hemos dado a los necesitados en su nombre (Marcos 9:41). Y Él está llevando un registro permanente en los libros del Cielo.
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