Esa asombrosa GRACIA!

A. W. Tozer
Teología Sana
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Salmos 32:1-2

1 Bienaventurado aquel cuya transgresión ha sido perdonada, y cubierto su pecado. 2 Bienaventurado el hombre a quien el Señor no culpa de iniquidad, Y en cuyo espíritu no hay engaño.

El corazón humano es herético por naturaleza. Las creencias religiosas populares han de contrastarse con cuidado con la Palabra de Dios, porque es casi cierto que estarán equivocadas. El legalismo, por ejemplo, es algo natural al corazón humano. La gracia en su verdadero significado, el que le da el Nuevo Testamento, es algo extraño a la razón humana, no porque sea contraria a la razón, sino porque está más allá de la misma. La doctrina de la gracia tuvo que ser revelada, no podía ser descubierta. La esencia del legalismo es la expiación por esfuerzo propio. La persona busca hacerse aceptable a Dios por medio de algún acto de restitución o autocastigo, o por el sentimiento de remordimiento. El deseo de ser agradable a Dios es ciertamente encomiable, pero el esfuerzo por agradar a Dios por medio del esfuerzo propio no lo es, ya que supone que el pecado que se cometió puede deshacerse, y esa suposición es falsa.

Oración: Oh Cristo, nunca podría expiar mis pecados. Eres tú quien lo ha hecho. Recibo el perdón que me das. Me gloriaré en tu gracia.

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