Lecciones de 100 años de la iglesia Esmirna en Guatemala

Alex López
La Catapulta
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El domingo tuve la bendición de ser parte de la celebración de los 100 años de la iglesia Esmirna en San Juan Sacatepéquez Guatemala. Estamos hablando de ¡100 años! Y estas son algunas lecciones que extraje de mi visita:

  1. Su pastor genuinamente ama a la gente, no está actuando. Y, trata por igual a todas las edades.
  2. Su pastor es apasionado al adorar y al hablar de Dios. Modela la entrega.
  3. Su pastor da crédito a todos los que conforman y hacen posible todo en la congregación.
  4. Los niños y jóvenes conforman el 65% de la iglesia. No descuidan ninguna de las generaciones.
  5. Las cosas llevan tiempo, durante los últimos 10 años han estado construyendo el templo.
  6. Después de 10 años de construcción, al fin pudieron hacer y terminar los acabados de la iglesia.
  7. No sólo es reunirse, es compartir vida. Comimos toda la iglesia juntos repartidos por todos lados.
  8. Las mujeres son vitales. Prepararon los alimentos (un delicioso pinol, caldo tradicional) y sirven en tanto más.
  9. Todos se ponen la camisola para lo que toque. Quien fue mi anfitriona, al finalizar, sin que se diera cuenta, la vi barriendo y limpiando uno de los salones.
  10. El pastor no desea sólo producir buenos servicios, desea ser esa comunidad de creyentes dentro y fuera de la congregación, que reflejan a Cristo.

La iglesia no descansa ni en los pastores, ni en sus miembros, descansa en su Roca que es Cristo. Y, como he dicho siempre, la iglesia es de Dios y esta, jamás se detendrá. Con nosotros, sin nosotros y a pesar de nosotros. Con paz, con persecución y en cualquier situación.

Sigamos cumpliendo con los dos mandamientos más importantes: amar a Dios nuestro Señor con todo y a nuestro prójimo como a nosotros mismos. Porque el que no ama, no conoce a Dios, porque Dios es amor. Que este amor manifiesto en Cristo Jesús, nos lleve a amar y a proclamar que, en su nombre, hay perdón de pecados para todo el que se arrepiente y que sólo en Jesús, se encuentra la vida verdadera.

“Así, pues, los que recibieron su mensaje fueron bautizados, y aquel día se unieron a la iglesia unas tres mil personas. Se mantenían firmes en la enseñanza de los apóstoles, en la comunión, en el partimiento del pan y en la oración. Todos estaban asombrados por los muchos prodigios y señales que realizaban los apóstoles. Todos los creyentes estaban juntos y tenían todo en común: vendían sus propiedades y posesiones, y compartían sus bienes entre sí según la necesidad de cada uno. No dejaban de reunirse en el templo ni un solo día. De casa en casa partían el pan y compartían la comida con alegría y generosidad, alabando a Dios y disfrutando de la estimación general del pueblo. Y cada día el Señor añadía al grupo los que iban siendo salvos.” La Biblia en Hechos 2:41-47

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