LOS AÑOS NOS VAN ENSEÑANDO
Ministerio Una pausa en tu vida
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Publicado con permiso
“Sé vivir humildemente, y sé tener abundancia; en todo y por todo estoy enseñado, así para estar saciado como para tener hambre, así para tener abundancia como para padecer necesidad.” Filipenses 4:12
Los años nos van enseñando a darle cada vez menor valor a los momentos alegres, cómodos y fáciles, y mayor valor a los momentos difíciles, tristes e incómodos. Al comienzo no es así, obvio. Asociamos el buen pasar, la abundancia y las risas con metas alcanzadas y una vida establecida. De jóvenes nos deslumbramos con las emociones del momento y esquivamos todo indicio de oposición, obstáculo y fracaso pensando que eso no debe figurar en mis planes. Un gran predicador dijo: “Lo que he aprendido en mis momentos de holganza cabe en una moneda, pero las lecciones de vida cosechadas en mis momentos de estrechez y prueba son incalculables”. ¿Cuál es el valor que le damos a las cosas cotidianas? Apreciamos al amigo que nos aplaude y rechazamos al que nos hiere por decirnos la verdad dolorosa. Escogemos nuestras ocupaciones sobre la base del mejor pasar, el dinero fácil, lo cómodo. Rechazamos todo desafío que incluya el precio de renunciar a mis derechos. Nos negamos a dar y nos gozamos en recibir. Cerramos nuestro corazón a ayudar pero a la vez imploramos por asistencia incondicional.
No. No es así la vida. El tiempo te irá enseñando a valorar tanto las
caricias como los golpes, la abundancia como la escasez, el descanso
como la fatiga, lo dulce y también ‒o mejor aún‒ lo amargo.
Aquel que ha aprendido a descubrir tesoros escondidos en lugares
aparentemente desiertos, ha escalado valiosísimos peldaños en su
carácter. En cambio, el que se goza solamente en lo bueno y rechaza lo
aparentemente malo, pierde bendiciones y se detiene en su desarrollo
madurativo.
Dijo el apóstol Pablo en Filipenses 4:11-13: No lo digo porque tenga
escasez, pues he aprendido a contentarme, cualquiera que sea mi
situación… Todo lo puedo en Cristo que me fortalece. Puedes encontrar
oro debajo del desierto.
No olvides que África, el continente más pobre, tiene la mayor reserva de diamantes y piedras preciosas del mundo debajo de su suelo.
Pensamiento del día: No siempre lo que ves en la superficie corresponde a lo que en realidad vale.
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