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Desde el underground

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Por: Luis Caccia Guerra para www.devocionaldiario.com No he tenido ese privilegio de haber nacido en una familia de esas cuyos apellidos suenan y resuenan continuamente en los medios de prensa y en las reuniones de todo tipo y ámbito.   No provengo de una familia adinerada, con influencias,   ni con una gran cultura, ni educación superior.   Muy por el contrario, pasé mi infancia en la pobreza, con carencias materiales y una salud precaria y endeble. Pero también con carencias afectivas y lo que es peor, la falta de una sana ambición, de esa que sin caer en la avaricia te impulsa a remar detrás de tus sueños, a aventurarte más allá del horizonte, a animarte a crecer sin importar las dificultades o el esfuerzo que debas realizar. Y es que durante toda mi vida, viví en una burbuja   con falsa sensación de comodidad, donde las situaciones anormales, irregulares, venían para instalarse, para quedarse a vivir en casa; donde la improvisación descuidada se aceptaba c

Que se cumplan todos mis sueños

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Por: Luis Caccia Guerra para Mensajes de animo.com Una de las oraciones que mi hija a pesar de las dificultades, nunca olvida pronunciar es: “Señor, que se cumplan todos mis sueños”. A veces, veo la vida con algo de decepción, pero fundamentalmente con desesperanza, con temor, donde el futuro representa una incógnita oscura, tenebrosa. Y mi hija lo sabe, sin embargo, nunca deja de decirle a Dios “que se cumplan todos mis sueños”. Días atrás, venía a nuestra ciudad uno de sus cantantes favoritos. Lo sigue con pasión e inclusive ha tenido algún contacto con él a través de las redes sociales. A nosotros, aunque en menor medida, también nos gusta. Más allá de que estemos de acuerdo o no, aprobemos o no, compartamos o no lo que él propone, su música es tranquila y melódica –mucha balada– pero nos cae bien su compromiso con lo que dice y su particular estilo de abordar los temas de la vida sin estridencias ni susurros, pero por sobre todas las cosas,   con mucho res

Malabares

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Por: Luis Caccia Guerra   para www.devocionaldiario.com Días atrás observaba a un malabarista callejero, hacer sus destrezas en una esquina, mientras duraba el corte del semáforo.   Más allá de su extraordinaria habilidad, lo realmente sorprendente es que favorecido por la oscuridad de la noche ¡hacía su improvisado número con unas antorchas encendidas! Las teas volaban alto y con una precisión y sincronización admirables eran recibidas abajo y vueltas a lanzar hacia arriba en una exhibición de habilidad y destreza verdaderamente increíble que se podía ver desde varias cuadras de distancia. Si el extraordinario espectáculo que se ofrecía en aquella esquina de mi ciudad a cambio de unas pocas monedas, que acaparaba todas las miradas, ya era de por sí interesante; no eran menos dignas de observar las caras de transeúntes y automovilistas, con una expresión mezcla de estupor, sorpresa, admiración… ¡y terror!   Imagínense el desastre que podría provocar no sólo par