Por qué unos demonios pidieron a Jesús que los enviara a los cerdos?
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PRESENTADOR:
Un oyente llamado Calvin, de Singapur, nos escribe con una pregunta bíblica sobre Mateo 8. “Pastor John, mi pregunta es sobre Mateo 8:28-34. En este texto, ¿por qué los demonios piden permiso a Jesús para ser enviados a los cerdos, cuando esos cerdos serían ahogados inmediatamente? ¿A qué otro lugar habrían ido? ¿Y adónde fueron después de que ‘la manada entera se precipitó por un despeñadero al mar, y perecieron en las aguas’? Esto siempre me ha dejado perplejo”. Pastor John, ¿qué puede decirle a Calvin sobre este pasaje de la Biblia?
JOHN PIPER:
No todos conocen esta historia, así que probablemente deberíamos leer esa sección de Mateo 8. Comienza en el versículo 28:
Al llegar Jesús al otro lado, a la tierra de los gadarenos, fueron a Su encuentro dos endemoniados que salían de los sepulcros, violentos en extremo, de manera que nadie podía pasar por aquel camino. Y gritaron: ‘¿Qué hay entre Tú y nosotros, Hijo de Dios? ¿Has venido aquí para atormentarnos antes del tiempo?’. A cierta distancia de ellos estaba paciendo una manada de muchos cerdos; y los demonios le rogaban: ‘Si vas a echarnos fuera, mándanos a la manada de cerdos’. ‘¡Vayan!’, les dijo Jesús. Y ellos salieron y entraron en los cerdos; y la manada entera se precipitó por un despeñadero al mar, y perecieron en las aguas. Los que cuidaban la manada huyeron; y fueron a la ciudad y lo contaron todo, incluso lo de los endemoniados. Y toda la ciudad salió al encuentro de Jesús; y cuando lo vieron, le rogaron que se fuera de su región (Mateo 8:28-34).
¿Qué sucede aquí? ¿Por qué? El gran libertador ha llegado, y le dicen que se vaya.
Contenido del artículo
Sobre espíritus y cerdos
Antes de entrar en las partes menos claras y más desconcertantes de la historia, asegurémonos de que no se nos escape lo que está totalmente claro.
1. Los demonios saben quién es Jesús. Le llaman “Hijo de Dios” (Mateo 8:29).
2. Saben que tiene poder absoluto sobre ellos y que puede decidir expulsarlos o no, y decidir a dónde van. Aquí no hay negociación, como si fueran socios iguales en la mesa de negociaciones. Jesús es superior, y ellos lo saben.
3. Saben que en el futuro están destinados al tormento eterno. Se preguntan si Jesús ha venido para iniciar ese juicio final. Dicen: “¿Has venido aquí para atormentarnos antes del tiempo?” (Mateo 8:29). Es como si dijeran: “Sabemos que se acerca un tiempo en el que recibiremos el tormento final, pero todavía no. ¿Cierto, Jesús?”.
4. El hecho de que hubiera una manada de cerdos cerca demuestra que estaban en territorio gentil, ya que los judíos consideraban impuros a los cerdos y no los criaban para comer ni para ninguna otra cosa (Deuteronomio 14:8). En otras palabras, este es uno de esos raros momentos en los que Jesús se está acercando al mundo gentil como un indicador del hecho de que Su ministerio resultaría en una misión global a todos los pueblos del mundo (Mateo 28:19-20).
5. El número de cerdos no se menciona en Mateo, pero sí en Marcos 5:13 (“unos 2,000”), pero se dice que la manada es grande para que cuando los demonios salgan de los dos hombres endemoniados a la manada y todos los cerdos mueran, tengamos muy claro lo grande, lo extensa y lo grave que era la esclavitud de estos hombres, y cómo incluso esto no era problema para Jesús.
6. El hecho de que los demonios suplicaran ser enviados a los cerdos muestra cuánto odiaban vagar por el mundo sin ninguna morada. Esto parece apuntar a lo malvados que son, y cómo la intensificación de su maldad proviene de entrar en cualquier tipo de ser en el que puedan poner sus manos para arruinar sus vidas.
7. Los demonios no podían haber visto que su nueva morada, los cerdos, de repente correrían colina abajo y todos se ahogarían porque si lo hubieran previsto, no lo habrían pedido. Eso no era lo que intentaban hacer; intentaban conseguir un nuevo lugar para vivir y hacer daño, no un lugar para ser destruidos en el mar.
Y por lo que sabemos de Jesús en los Evangelios, Él habría sabido lo que estaba a punto de suceder, de modo que lo que ellos temían —es decir, que Él estaba aquí antes de tiempo para comenzar Su juicio final— era, de hecho, cierto. No les había dejado escapar a algún ser menor por la miseria que habían traído a este par de hombres, sino que les había destinado a partir sin morada alguna, como sucedió. El hecho de que se perdieran en el mar apunta a que los estaba sentenciando probablemente al abismo.
La humanidad restaurada
Ahora bien, todo eso parece más o menos claro, pero ¿hay algo más que podamos decir respecto a las razones que tenía Jesús para provocar la destrucción de los cerdos? Los dos últimos versículos son muy sorprendentes, y creo que nos animan a ir más allá en nuestra reflexión: “Los que cuidaban la manada huyeron; y fueron a la ciudad y lo contaron todo, incluso lo de los endemoniados” (Mateo 8:33). No dice: “incluso lo de los cerdos”. Dice: “incluso lo de los endemoniados”. En otras palabras, pusieron en primer plano la liberación, la libertad y la sanidad. “Y toda la ciudad salió al encuentro de Jesús; y cuando lo vieron, le rogaron que se fuera de su región” (Mateo 8:34).
De repente han sucedido dos cosas asombrosas en esta región gentil, y por el poder de Jesús. La primera cosa asombrosa que sucedió es que dos hombres poseídos por demonios ahora eran libres, y su humanidad fue restaurada. Sus relaciones fueron restauradas. Yo escribí un poema hace un tiempo, imaginando que ellos quizás estaban casados y tenían hijos. Sus vidas estaban arruinadas, y las de sus familias también, quizás; no lo sé. Estaban arruinados y ahora ya no lo estaban. Se les devolvió su humanidad.
El libertador despedido
La segunda cosa asombrosa que sucedió fue que una gran manada de cerdos fue destruida. Ahora, esto me hace reflexionar sobre otra situación en la Biblia en la que Satanás intentó negociar con Dios —específicamente, en los dos primeros capítulos de Job—. Satanás pidió permiso para afligir a Job, y Dios se lo concedió, lo que resultó ser una prueba de la fidelidad de Job a Dios. Job se enfrentaría a la siguiente decisión: amar a Dios y confiar en Él o amar más sus posesiones, su familia y su salud, y maldecir a Dios por quitárselos. En otras palabras, Dios utilizó a Satanás para poner a prueba a Job.
Ahora, me parece que eso es más o menos lo que sucedió aquí: Jesús llegó a esa región gentil. Venció al diablo. Liberó al prisionero. Se presentó como un gran libertador, capaz de devolver la vida y la esperanza. Pero también se llevó una manada de cerdos: el sustento y la riqueza de algunos miembros de la comunidad. Obligó a tomar una decisión: la prosperidad o el amor, el dinero o Jesús, los recursos humanos o el poder divino, es decir, el poder y la gracia de Jesús para dar vida y esperanza, o el amor a las posesiones y la riqueza que se puede obtener de estos cerdos. Y para nuestro asombro, le rogaron a Jesús —el dador de vida, el vencedor del diablo, el hacedor y dador de esperanza— que abandonara su región.
Me parece que la historia tiene varios niveles de significado.
2. Jesús triunfa sobre los espíritus inmundos.
3. Jesús libera a los cautivos y da esperanza a los que no tienen esperanza, incluso a los gentiles.
4. Pero Jesús exige una decisión: amarle a Él y amar Su salvación, o amar la prosperidad y la riqueza, es decir, a los cerdos. Los habitantes de esa región fracasaron; no pasaron la prueba. Mateo lo relata, creo, con la esperanza de que nosotros no fracasemos en esa prueba.
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