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Cuando el quebranto es una bendición

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Por: Luis Caccia Guerra para www.devocionaldiario.com Bien conocida es la historia de Samuel, el profeta que ungió a Saúl y luego a David como reyes de Israel. Es más, antes de ungir a David como rey de Israel, le dio la bendición de parte de Dios para la victoria contra Goliat, cuando ya todo, a los ojos de los hombres, estaba perdido (I Samuel cap. 17). Sin embargo, epopeyas bíblicas como la de David y Goliat nos “eclipsan” por decirlo de alguna manera, la atención sobre los orígenes de Samuel. Su madre, Ana, la primera y más amada de las dos esposas de Elcana de Ramá, le puso ese nombre en razón del milagro que Dios obró en ella cuando escuchó su angustiosa súplica y le dio ese hijo. Ana era estéril, lo cual en aquella época representaba una gran humillación. Lamentablemente, en la actualidad en ciertos nichos sociales, esto aún sigue siendo motivo de discriminación, aparteid, marginación y alguna clase de sutil hostigamiento para muchas mujeres en esa condición

Seré yo, Señor?

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Por: Luis Caccia Guerra para www.devocionaldiario.com Y mientras comían,   dijo:   De cierto os digo,   que uno de vosotros me va a entregar. Y entristecidos en gran manera,   comenzó cada uno de ellos a decirle:   ¿Soy yo,   Señor? (Mateo 26:21-22 RV60) Mientras comían la Pascua, Jesús hizo un insólito anuncio a sus amados discípulos: “uno de ustedes me va a entregar” les dijo. Difícil imaginarse la situación y el impacto. ¡Iban a celebrar la Pascua y su Maestro les viene con semejante anuncio! Entonces, cada uno de ellos, adolorido, apenado, pero por sobre todas las cosas, tocado en la fibra más íntima de su corazón comenzó a preguntar con sinceridad: “¿Soy yo,   Señor?” . Muchas veces la situación inmediatamente posterior con Judas, y los siguientes eventos eclipsan nuestra atención sobre este momento en particular. Y es que si tienes un corazón sincero delante de Dios, aunque te sientas muy firme en la fe y tus decisiones hayan sido drásticas y radicales r