ACEPTAMOS LO QUE CREEMOS QUE MERECEMOS
"La Roca" Ministerio Internacional
https://larocaministerios.blogspot.com
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Aún siendo yo pecador Él murió por mí
Él murió por mí
(…)
Escogido, perdonado
Yo soy quien dices que soy
Vas conmigo, a mi lado
Yo soy quien dices que soy
(“Quien Dices Que Soy” - Hillsong en español, Hillsong Worship)
Hace un tiempo una chica me pidió que
le buscara en internet ciertos contenidos y se los guardara en un CD.
Efectivamente así lo hice. Pocos días después, cuando le entregué el material, ella
preguntó cuánto me debía por ello. Respondí que “absolutamente nada; esto es parte de nuestro trabajo como Ministerio”.
Pero ella se puso sumamente insistente en que yo debía cobrarle un precio por
el trabajo. “Esto es 100% ministerio”
insistí reiteradas veces. Pero no hubo manera. Si yo no quería ponerle un
precio, entonces que le pidiera algo a cambio para conformarla. Evidentemente
no conocía el significado de la palabra “GRACIA” en su vida.
Hay un mecanismo inherente a la
naturaleza humana; el de hacer, haber hecho, o dar algo a cambio, para MERECER
lo que recibimos.
En casos mucho más extremos,
básicamente, es el mismo mecanismo responsable de que en personas que han sufrido maltrato
o violencia, muchas de ellas desde la temprana infancia; creen que es esa la
clase de trato que realmente se merecen. Con frecuencia tienden a justificar a
su agresor, de alguna manera se sienten responsables de semejante maltrato. Baja
autoestima, insuficiente sentido de competencia o capacidad, timidez, introversión
y carencias afectivas importantes desde la temprana infancia son denominadores
comunes en estas personas.
Esto explica por qué ya en su juventud y/o adultez,
terminan una relación de pareja viciada de maltrato y comienzan con una nueva,
pero de similares características. Más de lo mismo. ¿Por qué una y otra vez se
vuelve a repetir el ciclo? Es que suele ocurrir que cuando por fin encuentran a
alguien de quien reciben un trato diligente, afectuoso, considerado, que les
ofrece genuino amor y respeto, duran poco. Lo rechazan en la creencia
–consciente o inconsciente– de que eso no es amor o de que tal clase de amor no
es para ellas, no se lo merecen.
Aceptamos lo
que creemos que nos merecemos.
Con Dios, mal que nos pese, nos ocurre otro tanto.
Dios es amor, Dios es infinito, Dios es perfecto y tiene
bendiciones para nosotros en abundancia. Pero el hombre natural no es amor, no
es infinito, y no es perfecto. Justamente, todo lo contrario. Por lo tanto, no
somos ni remotamente MERECEDORES de tanto.
Una profesora universitaria le dijo a una de sus alumnas
cierta vez: “si yo tomo una Biblia en mis
manos se prendería fuego”. Evidentemente se sentiría demasiado pecadora
como para ser merecedora de tanto perdón, esa Gracia Infinita y Perfecta que
Dios ofrece. Una vez más: más de lo mismo!
En la antigüedad, el hombre ofrecía sacrificios a
sus dioses. A veces, los hijos más amados se sacrificaban en la creencia de que
se hacían méritos suficientes para “ganarse”, para “ser merecedores” del favor
de los dioses. Entonces, Dios hizo algo ilógico y completamente impensado para el
hombre: Él mismo sacrificó a su propio Hijo para acercar gracia a los hombres.
Pero si Él, el Gran Arquitecto, Hacedor del hombre
y Dueño del universo, es quien pensó que tal sacrificio valía la pena, si “Escogido, perdonado…”, si “Yo soy quien dices que soy” como expresa la bella canción de Hillsong…
Entonces…
¿Quiénes somos nosotros para creer que no?
Y lo hizo por amor. Merecido? Definitivamente no.
100% GRACIA. Un favor que se otorga a alguien sin merecerlo en absoluto, a
título GRATUITO para quien lo recibe, pero PAGADO A UN ALTÍSIMO PRECIO para
quien lo da.
Sólo Cristo tiene el poder de cambiar vidas y hacer
que un corazón apagado se ilumine, tenga visión y sane sus heridas. Sólo cuando
esto se logra, entonces se puede ver con claridad que un amor abundante,
genuino, que ayude a crecer y es capaz de sanar las heridas, como el que Dios
nos ofrece; no tiene comparación alguna con esa otra clase de “amor” que nos creemos
merecer.
Aceptamos lo que creemos que nos merecemos. Eso NO ES GRACIA.
En lo que atañe a la ley, esta intervino para que aumentara la transgresión. Pero, allí donde abundó el pecado, sobreabundó la gracia,
(Romanos 5:20 NVI)
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