Tus sueños mis sueños. Tu tiempo, Tu Voluntad.
Por Jésica Andrea para www.mensajesdeanimo.com
Hay sueños, sueños que se cumplen
antes de lo esperado y otros que tardan en hacerse realidad.
Hay sueños que se cumplen por tener
tan solo fe, tener la paciencia y la esperanza necesaria que con el
tiempo se va perdiendo pero perdura aunque sea como un grano de
arena.
Hay personas que cumplen sus sueños
dejando todo en manos del Señor, en cambio otras deciden echar su
suerte al azar, o pactar con el enemigo para alcanzar aquello tan
deseado y anhelado.
El enemigo podrá hacer realidad tus
sueños, conceder tu deseo como un “Genio” y se hará realidad,
pero con el paso del tiempo las cosas van a cambiar. Tal vez tu sueño
se haga realidad pero siempre te faltará algo importante. El enemigo
te pasará la factura en algún momento y si no haces lo que te pide,
hará de tu vida un infierno (aunque parezca que ahora vives en un
infierno, en un pozo sin salida, en el medio del desierto seco y sin
vida) el infierno del enemigo es aún peor, más de lo que te puedes
imaginar.
El ser humano no es un ser paciente,
todo lo contrario; ansía cada vez más tener aquello que no llega,
que no se concreta, que no se cumple… ¡AHORA, YA! ¿Cuántas veces
hemos creído en los cuentos de hadas? ¿Cuántas personas siguen
creyendo en los cuentos de hadas?
En estos cuentos todo es perfecto, no
hay error, no hay tristeza, ni dolor, todo se hace realidad. Nuestra
vida no es perfecta, vivimos y convivimos en un mundo lleno de odio,
rencor, violencia, maldad, oscuridad, tristeza, desesperación. Entre
otras cosas que componen este mundo de pecadores, no hay cosas
perfectas.
Y si hay algo o alguien perfecto, El
se pasea por todas partes, lo ve todo, lo escucha todo, observa con
detenimiento y con su tiempo cada persona, conoce las situaciones en
las que vivimos, conoce qué tan triste o gozosa está nuestra alma,
qué tan fuerte o frágil es nuestro espíritu. Qué pensamos, qué
sentimos. El conoce nuestros sueños, nuestros mayores anhelos.
Sabe si lloramos en silencio por no ver
concretado nuestro anhelo. Sabe por qué situación estamos pasando,
sabe qué nos duele o nos enfada ver a otros con éxito cuando
nosotros creemos que merecen el fracaso absoluto, cuando juzgamos al
que está al lado sin saber qué es lo que pasa.
Muchos optamos, decidimos dejar
nuestros sueños, nuestra vida en manos del Señor, a veces muchos se
arrepienten o dudan de dejar su vida en manos de Dios, es más, hasta
se enojan con Él por las decisiones que Él toma o los sueños que
no se cumplen ahora.
¿Entendemos los planes, sueños y
tiempos de Dios? ¡NO!
¿Podemos llegar a entenderlos en algún
momento? ¡SÍ!
¿Aceptamos los tiempos, los sueños y
lo que Dios quiere para nuestra vida? Y… ¡SÍ y NO!
Si aceptamos lo que Dios tiene para
nosotros, lo aceptamos siempre y cuando llegue pronto. A veces
pareciera que el Señor no te escuchara o no le importaras.
Tengo algo que decirte: ¡a Dios SÍ le
importas, más de los que tú te imaginas! Él te ama más de lo que
te ama tu propia familia, amigos, pareja... Él conoce tu estado, Él
conoce tus sentimientos.
El te acompaña en cada paso que tú
das, está donde tú estás, sabe de quién estás rodeado y sabe
quién te acecha para devorarte. A veces Él deja que algo te pase
para poner a prueba tu fe.
Si tuviera que hablar de mis sueños y
tuviera que decirle a Dios de su comportamiento conmigo:
En primer lugar no soy quien para
puntuar a Dios, mi Padre, mi Creador, quien me sustenta, me da
fuerzas a cada instante.
Soy apenas un alma que está siendo
restaurada, limpiada por el Señor.
No tengo trabajo, pero estoy buscando.
No estoy estudiando, terminé la secundaria hace 5 años e hice
cursos de capacitación. Buscamos con mi familia dónde vivir y poder
concretar el sueño de nuestra casa.
Parece poco, o parece mucho depende de
cómo lo veas. Acabo de nombrar “desventajas”.
Ahora las ventajas o mejor dicho
“bendiciones” que Dios me da día a día son:
Un día más de vida, un día más en
donde tengo un techo y cama para dormir, un plato con comida sobre la
mesa, una madre y un padre que me acompañan.
Mis padres tienen trabajo, ¡Gracias
Señor porque lo tienen!!
Tal vez y es la verdad estamos
alejados, de gente que nos puede dar una mano, pero no la vemos. A
veces se hace tan difícil apreciar la ayuda que Dios nos da
acercando gente a nosotros. Nos falta fe, nos falta convicción,
movernos, hablar.
Si tuviera que hablar de cuáles son
mis sueños, son varios. ¿Si Dios ha cumplido alguno? ¡SÍ!
Mi familia, sin saberlo hasta hace un
tiempo atrás, es uno de mis sueños.
Conocer en persona al artista que más
me gusta, sí también.
Ser piloto de avión de combate, NO. No
resultó ser un sueño para mí. Puede llamar mi atención los
aviones, pero no pilotearía estas máquinas para destruir vidas,
porque fueron creadas con ese fin. Gracias Señor por hacerme
entender esto.
Ser paleontóloga, suena extraño,
especialmente si estudias restos de seres que ya no existen. ¿Los
fósiles hablan? Sí, si haces las preguntas correctas. Tengo
pendiente este sueño, lo dejare para más adelante. ¿Cumpliré este
sueño? Solo Dios sabe si ese sueño es para mí y así muchos otros
sueños aún sin cumplir.
Tal vez por momentos baje la cabeza,
pierda las esperanzas, no encuentre salidas, no vea la luz que
necesito ver; pero aún me queda mi fe. Estoy aprendiendo a
manejarme, a entender los tiempos y planes del Señor. Me cuesta y Él
lo sabe. A todos nos cuesta, a unos más a otros tal vez menos..
Los sueños de nuestro Padre son que
tengamos una vida plena y en abundancia, tener un hogar, una familia,
un buen vivir, buen aprendizaje sobre El.
Solo Dios es digno de decidir cuándo
hacer realidad sus sueños y los nuestros, conforme a su voluntad, a
su tiempo.
Recordemos que somos sus hijos. Nos ve,
nos ama, nos busca, El quiere lo mejor para nosotros.
Este escrito que acabo de terminar, me
da fuerzas para seguir adelante. Gracias Señor por usarme como un
instrumento para hacer bien a otras personas y a mí misma.
Pero
si esperamos lo que no vemos, con paciencia lo aguardamos.
(Romanos
8:25 RV60)
Por
tanto, nosotros también, teniendo en derredor nuestro tan grande
nube de testigos, despojémonos de todo peso y del pecado que nos
asedia, y corramos con paciencia la carrera que tenemos por delante,
puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe, el cual
por el gozo puesto delante de él sufrió la cruz, menospreciando el
oprobio, y se sentó a la diestra del trono de Dios.
(Hebreos
12:1-2 RV60)
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