Como seres tripartitos, la espiritualidad es parte de nuestra naturaleza. Todos tenemos necesidades espirituales, todos tenemos necesidad de Dios. El punto central aquí es en qué o en quién ponemos nuestra fe. “No acumulen para sí tesoros en la tierra, donde la polilla y el óxido destruyen, y donde los ladrones se meten a robar. Más bien, acumulen para sí tesoros en el cielo, donde ni la polilla ni el óxido carcomen, ni los ladrones se meten a robar. Porque donde esté tu tesoro, allí estará también tu corazón.” (Mateo 6:19-21)
Antes que nada debemos conocer claramente lo que significa espiritualidad. El ser humano es un ser tripartito, cuerpo, alma y espíritu; la espiritualidad es la práctica, la ejercitación de mi ser espiritual, es el vínculo personal e íntimo con Dios que alimenta y nutre mi cuerpo espiritual, es mi conexión diaria y permanente con Dios… y esto no tiene nada que ver con la religión… Y así como nuestro cuerpo físico tiene necesidades básicas como alimento, vestimenta y vivienda, nuestro cuerpo espiritual también tiene necesidades básicas…, nuestro espíritu necesita tener clara la identidad (quién soy), tener resuelto el propósito en la vida (para qué estoy) y tener resuelta la trascendencia (hacia dónde voy), cuando esto no ocurre, aparecen las “Necesidades Insatisfechas…” falta de integridad (todo es negociable), miedos, insatisfacción, desinterés, irresponsabilidad, falta de dirección (todo camino me viene bien), falta de dominio propio... Ante esta insatisfacción, la mayoría de las personas aplican la compensación a este vacío o lo que es lo mismo, ponen su fe en “cosas” materiales, físicas y visibles…, cosas que no tiene absolutamente nada que ver con su necesidad espiritual, distorsionando así la realidad de su vida. Estas personas caen en el materialismo, o la religiosidad, o el humanismo, o el ocultismo, o tantas otras…, amando así a las cosas equivocadas. Ahora, ¿qué pasa cuando la persona ama lo equivocado?... ¿Escuchaste la frase “Hay amores que Matan”?, pues esto les pasa a los amadores de sí mismos, a los amadores del dinero, a los amadores de los placeres. Estas personas inician un proceso donde poco a poco se van centrando en sí mismas, demandando un reconocimiento por todo lo que hacen, esto las lleva a una incapacidad de relacionarse correctamente con otros, dejan de vivir bajo el modelo de Dios en sus vidas (pasan de la Bendición a la maldición y finalmente se vuelven rebeldes en su conducta. La verdadera espiritualidad está íntimamente ligada a la Verdad de Dios, la verdadera espiritualidad es inherente a la Verdad de Dios… no se pueden separar. Una espiritualidad sin la Verdad de Dios se transforma en misticismo…, la Verdad de Dios sin espiritualidad se transforma en legalismo. La espiritualidad y la verdad deben caminar siempre juntas.
La verdadera espiritualidad comienza cuando dejamos atrás la cultura del engaño y somos genuinos ante Dios y los hombres. Ser genuinos habla de pureza, de limpieza…, somos genuinos cuando limpiamos nuestro corazón, cuando cuidamos que ninguna impureza lo contamine.
¿Quiero ver cambios en mi vida?, ¿Quiero ver en mi entorno una sociedad distinta?...
Lo que quiero ver, eso es lo que debo aprender a Ser.
¿Cómo está tu casa?, ¿Sos una persona que pone en peligro la integridad de tu hogar?, ¿Cómo es tu relación con tus amigos?, ¿Cómo está tu relación con tu familia, con tus compañeros de Trabajo?
Preguntas que deberían tener una respuesta clara de nuestra parte…
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