Como la mariposa
Por Luis Caccia Guerra para
www.devocionaldiario.com
Cuenta esta historia que un día un hombre
encontró una crisálida, una mariposa en su capullo a punto de
emerger de él. Luchaba la mariposa por salir del capullo en el que
se encontraba. Pasó un largo rato observando los ingentes esfuerzos,
la denodada lucha de la mariposa por emerger hacia la vida, pero el
tiempo transcurría y parecía que no hacía progreso, como si
hubiera llegado a un punto donde ya no resultaba posible continuar.
El hombre la observaba pacientemente, hasta que
no pudo más y conmovido en lo profundo de su corazón, con la mejor
de sus intenciones, “ayudó” a la mariposa a salir del capullo.
La mariposa logró salir fácilmente, pero desagradable fue su
sorpresa al comprobar que en lugar de desplegar sus bellas y
coloridas alas y echar a volar, sólo había un bichito gris con el
cuerpo hinchado y las alas chiquitas y arrugadas que muy lejos de
volar, apenas si se arrastraba. El hombre continuó observando
atentamente, en algún momento las alas se extenderían y el cuerpo
comenzaría deshincharse. Pero nada de esto ocurrió. Así es como
pasó el resto de su corta existencia, hasta que unas horas después
murió sin haber volado ni desplegado su particular belleza.
Es que esa es justamente la manera en que la
naturaleza se sirve para enviar el fluido del cuerpo de la mariposa
hacia las alas, de tal forma que obtenida la libertad del capullo
esté lista para desplegar sus grandes y vistosas alas y volar.
Particularmente, me siento identificado con
este proceso. Años estuve en un sitio en el que no transcurrió un
solo día en el cual no recibiera alguna clase de provocación,
alguna suerte de maltrato o falta de respeto, o fuera objeto de
alguna situación en mayor o menor medida, o sutilmente humillante.
En todos los casos me obligó a luchar conmigo mismo por no responder
al maltrato. A veces con éxito, a veces, no tanto. Pero lo cierto es
que nunca reaccioné como se esperaba y cuando llegó el momento de
poner las cosas en su lugar, lo hice con respeto, con altura, con
inteligencia.
YO PEDÍ FUERZA...
Y ENCONTRÉ DIFICULTADES PARA HACERME FUERTE.
YO PEDÍ SABIDURÍA...
Y TUVE PROBLEMAS PARA SOLUCIONAR.
YO PEDÍ PROSPERIDAD...
PERO SOLO TUVE CEREBRO Y FUERZA PARA TRABAJAR.
YO PEDÍ CORAJE...
Y ENCONTRÉ PELIGRO PARA VENCER.
YO PEDÍ AMOR...
Y VI GENTE QUEBRANTADA A QUIEN AYUDAR.
YO PEDÍ FAVORES...
Y ENCONTRÉ OPORTUNIDADES.
NO RECIBÍ NADA DE LO QUE QUERÍA...
¡RECIBÍ TODO LO QUE NECESITABA!
http://www.doslourdes.net/la_leccion_de_la_mariposa.htm
Porque
nuestra momentánea y leve tribulación produce para nosotros un
eterno peso de gloria más que incomparable; no fijando nosotros la
vista en las cosas que se ven sino en las que no se ven; porque las
que se ven son temporales, mientras que las que no se ven son
eternas. (2da.
Corintios
4:17-18 BEMH)
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