Como "Bicho Bolita"

Por: Luis Caccia Guerra para devocionaldiario.com


El “bicho bolita” como le denominamos en mi país, conocido popularmente como “cochinilla de humedad”, “chanchito de tierra”, ”marranito”, “bicho bola”, “bicho de humedad”, es un suborden de crustáceos isópodos terrestres de unas 3.000 especies conocidas. Tiene un exoesqueleto rígido, segmentado y calcáreo, y posee siete pares de patas. Algunas especies tienen la capacidad de enrollarse sobre sí mismas, formando una bola cuando se sienten amenazadas. Su exoesqueleto presenta una forma de acordeón que les facilita este enrollamiento. De ahí su nombre popular de “bicho bolita”.

Suelen hallarse en lugares oscuros y húmedos como debajo de madera en descomposición, en rendijas y grietas o debajo de las macetas en el jardín o el patio, debido a que necesitan estar en contacto con una superficie húmeda para poder respirar. El intercambio de gases se realiza a través de unas laminitas ubicadas en la parte del vientre.

Cuando era niño me divertía levantar las macetas del patio, ya que entre la variada “minifauna” que encontraba, quedaban al descubierto los “bichos bolita” que se enrrollaban rápidamente sobre sí mismos cuando les daba la luz o los tocaba y percibían alguna clase de amenaza. Y conmigo cerca… ¡seguro quetenían un problema a las puertas! No más retirar las macetas -algunas bastante pesadas para un niñito, por cierto, pero me las arreglaba para hacerlo- los pequeños bichitos se enrrollaban sobre sí mismos quedando del aspecto de una diminuta bolita, o canica.

Este recuerdo de mi niñez, me trajo al presente esta reflexión. Es que así ha sido la mayor parte de mi vida, hasta hace muy poco en que Dios tuvo a bien sanar una vieja herida del alma que me impedía establecer nuevas relaciones, edificantes y saludables.

He vivido atrincherado en la oscuridad aislado del mundo que me rodeaba, en la aparente “seguridad” que me proporcionaba debajo de mi maceta. Y conmigo enterré a toda mi familia. He vivido resentido, herido, “protegiéndome” e intentato “proteger” a los míos del mundo que nos rodeaba para que no nos hiciera más daño. Todo esto sin saber que cada vez nos aislamos más y nos fuimos sumiendo en la oscuridad.

Nada más darse cuenta y comenzar a orar por esto, las sacudidas por parte de Dios no se hicieron esperar.

¿Sabes qué hizo Dios?

RETIRÓ LA MACETA.

Nos sacó a la luz, nos sacó de la “zona de confort” en la que aparentemente nos hallábamos. Nos quitó todas las cosas viejas que nos impedían que comenzáramos a caminar en luz, en la senda correcta, reemplazando por cosas nuevas que ya no podemos usar para nuestro propio “beneficio” o como mejor creemos que nos conviene, sino exclusivamente para ministerio, como corresponde a los planes de Dios. En dos semanas me quedé sin computadora (desde la que se escriben estos artículos), perdí mi tel. móvil (había en él una biblioteca, notas de mi libro y unas cuantas reflexiones para futuros artículos)  y esta semana fui despedido del trabajo, un lugar donde desde hace casi cinco años sufrí mucho.

Hoy estoy tapando, rellenando las trincheras y aprendiendo a edificar puentes en su lugar. Para construir una casa, un edificio, un puente; es necesario cavar, pero para construir sus cimientos. Hoy Dios ha capitalizado tanto tiempo y esfuerzo malgastado, en que cada trinchera se está convirtiendo en el cimiento de un nuevo puente, para construir, para crear nuevas y mejores relaciones sanas y edificantes.   

Toda vez que las TRINCHERAS SE CAVAN, Y ESTO ES HACIA ABAJO. 
Los PUENTES SE CONSTRUYEN, Y ESTO ES HACIA ARRIBA.
Las trincheras AÍSLAN. Los puentes COMUNICAN.

no dejando de congregarnos, como algunos tienen por costumbre, sino exhortándonos; y tanto más, cuanto veis que aquel día se acerca. (Heb 10:25 RV1960) 

Examíname, oh Dios, y conoce mi corazón; Pruébame y conoce mis pensamientos; Y ve si hay en mí camino de perversidad,  Y guíame en el camino eterno. (Sal 139:23 y 24 RV1960) 

Clama a mí, y yo te responderé, y te enseñaré cosas grandes y ocultas que tú no conoces. (Jer 33:3 RV1960)

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