Lo que provoca tu alabanza

Por: Brendaliz Avilés
Escrito originalmente para www.devocionaldiario.com/www.destellodesugloria.org
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Pero a medianoche, orando Pablo y Silas, cantaban himnos a Dios; y los presos los oían”.
Hechos 16:25


Ellos estaban encarcelados, pero no se sentían presos.
Sus almas se encontrabas en plena libertad.
Sus corazones le adoraban con más devoción que nunca.
Sus mentes meditaban solo en las grandezas de Dios.
Ellos sabían que estaban allí con un propósito específico.
Por eso mientras las cadenas trataban de atarlos, ellos podían cantar hermosas melodías para Dios y los demás prisioneros los escuchaban.
Ellos no estaban solos, Dios los acompañaba en medio de aquella celda.
Cuando la tierra temblaba y se estremeció todo cuanto había en aquella cárcel, no huyeron, ni se intimidaron.
Testificaron de las grandezas de Dios con sus actos, permanecieron en total paz, control y seguridad, pues sabían en quién creían.
Sus alabanzas provocaron algo no solo en el mundo espiritual, sino que también físico, pues aquel carcelero que se quería matar con su espada, recibió a Jesús en su corazón. Tal era la presencia de Dios en medio de aquella prisión que se desató de forma maravillosa el poder sobrenatural de Dios.
Y si tú le alabas, ¿has pensado en lo que podría producir tu alabanza?
No importa la enfermedad, el problema o circunstancia, tu alabanza tiene poder. Cuando le alabas desde lo profundo de tu corazón, con sinceridad, hay liberación, pueden ocurrir milagros a tu alrededor. Puedes sin darte cuenta provocar un terremoto espiritual donde las cadenas de los oprimidos sean rotas, donde la sanidad del alma, el cuerpo y el espíritu puede ser lanzada para las vidas.
Si te encuentras pasando un momento difícil, yo te invito a alabarlo.
Adora a Dios por lo que es él, el dueño de tu vida y de tu corazón. Aunque no veas nada a tu alrededor, aunque la respuesta que estás esperando parezca no llegar, alábalo, espera pacientemente en él, porque aunque parezca demorar, llegará. Porque adorándole estás demostrando que lo amas, que tienes fe en él y que confías en que él sabe lo que es mejor para ti.

¡No desmayes, tu alabanza provocará algo hermoso!

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