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Señor… ¡¿Por qué??!!

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Por: Luis Caccia Guerra para www.devocionaldiario.com   D esde hace un tiempo y a esta parte, descubro con pena que la adversidad ha ido en aumento en mi vida. La mayoría de los días salgo de casa angustiado y hasta con cierto temor. La sola experiencia de viajar unos pocos minutos hacia el trabajo, es ya para mí una fuente de angustia muy grande. Cada día a la mañana muy temprano debo caminar al menos durante media hora hasta poder estar en mínimas condiciones de abordar un transporte. Mi síndrome vertiginoso me obliga muchas veces a abandonar precipitadamente el bus en condiciones emocionales definitivamente desastrosas. La carga de estress y angustia que produce esa sola situación a veces se hace francamente insoportable. Se siente lo mismo como aventarse al vacío desde el último piso de un edificio… Pero esto es sólo el principio de un día. En lo general, con frecuencia no pasa un solo día sin que tenga que pasar por algún episodio que traiga alguna

Otra vuelta de rosca

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Por: Luis Caccia Guerra para www.devocionaldiario.com C uando era muy joven y estaba en el último año del secundario (algo así como “preparatoria” en otros países) me tocó realizar prácticas técnicas en los talleres de un   concesionario de una afamada marca italiana de automóviles. Era uno de los más grandes de la provincia. Recuerdo que un día me mandaron a desarmar una parte que se encontraba pegada al tren delantero por debajo del auto. A disgusto tomé las herramientas y con mucha dificultad me tiré en el piso bajo el automóvil y comencé a darle giros a un tornillo para extraer la pieza. Como no tenía idea de en qué sentido se ajustaba y en cual se aflojaba el tornillo –y como tampoco estaba dispuesto a preguntar– comencé a forcejear con vehemencia y gran esfuerzo hasta que conseguí que el tornillo aflojara… Aflojó, pero cuando extraje la herramienta en lugar de encontrar un agujero y la pieza suelta, la cabeza del tornillo había quedado en el t