Tus aflicciones obrarán para tu bien
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Este artículo forma parte de la serie: Enmudecido bajo la disciplina de Dios.
Consideren que todas sus aflicciones, tribulaciones y pruebas obrarán para su bien: “Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados” (Ro. 8:28). ¿Por qué entonces se inquietan, se sofocan y se enfurecen, considerando que Dios les proyecta el bien en todo? Así como la abeja extrae miel dulce de las hierbas más amargas, así mismo Dios enseña a Sus hijos por medio de las aflicciones a extraer el dulce conocimiento, la dulce obediencia y las dulces experiencias de todas las aflicciones y pruebas amargas que ejerce para con ellos.
Esa abrasión y frotamiento, que irrita a otros, los hará brillar más; ese peso que mantiene a otros aplastados, solo los hará volverse cada vez mejores y más altos, como la palmera; ese martillo que despedaza a otros, solo los martilla más cerca de Cristo, la piedra angular.
Las estrellas brillan más en la noche más oscura; las antorchas dan la mejor luz cuando son sacudidas; las uvas producen mayor vino cuando son exprimidas; las especias huelen más dulces cuando son machacadas; las viñas son mejores cuando se les aplica el procedimiento de sangrado; el oro se ve más brillante cuando es limpiado; el enebro huele más dulce en el fuego; cuanto más se pisa la manzanilla, más se esparce; la salamandra mora mejor en el fuego; los judíos eran mejores cuanto más se les afligía; los atenienses nunca se enmendaban hasta que eran afligidos. «La cruz de Cristo -dice Lutero – no es una cartilla, pero me ha enseñado más que todo el abecedario».
Tomado del libro de Thomas Brooks “El cristiano enmudecido bajo la disciplina de Dios”, vea detalles del libro HACIENDO CLIC AQUÍ.
*Thomas Brooks (1608-1680): Predicador congregacional; autor de Preciosos remedios contra las artimañas de Satanás (Precious Remedies against Satan’s Devices). Lee más datos biográficos EN ESTE ENLACE.
Las aflicciones son los mejores benefactores de los santos para los afectos celestiales. Donde las aflicciones pasan más lentamente, las corrupciones no causan más problemas. Y la gracia que se esconde en la naturaleza, como el agua dulce en las hojas de la rosa, es entonces más fragante cuando el fuego de la aflicción se pone debajo para destilarla. La gracia brilla más cuando es limpiada, y es más gloriosa cuando está más nublada.
Plinio en su Historia Natural escribe acerca de ciertos árboles que crecen en el Mar Rojo que, al ser golpeados por la brusquedad de las olas, permanecen como una roca inamovible. En el mar de aflicciones, Dios hará que Su pueblo permanezca como una roca; serán inamovibles e inquebrantables, y cuanto más las olas de aflicciones los golpeen, tanto mejor y tanto más crecerán en gracia y piedad.
Por lo tanto, ¡cómo puede esto hacer que los cristianos enmudezcan y guarden silencio bajo todas sus aflicciones y pruebas en este mundo, considerando que todo esto obrará para su bien! Dios castiga nuestros cuerpos para sanar nuestras conciencias; aflige nuestros cuerpos para salvar nuestras almas; nos da hiel y ajenjo aquí para que los deleites que están a Su diestra sean más dulces en el más allá; aquí nos pone sobre un lecho de espinas para que busquemos y anhelemos más el lecho cómodo de Su seno en el cielo.
Así como hay una maldición envuelta en las mejores cosas que El da al impío, así también hay una bendición envuelta en las peores cosas que Él trae sobre los suyos (cf. Sal. 25:10; Dt. 26:16); así como hay una maldición envuelta en la salud del impío, así también hay una bendición envuelta en la enfermedad del piadoso; así como hay una maldición envuelta en la fuerza del impío, así también hay una bendición envuelta en la debilidad del piadoso; así como hay una maldición envuelta en la riqueza del impío, así también hay una bendición envuelta en las necesidades del piadoso; así como hay una maldición envuelta en el honor del impío, así también hay una bendición envuelta en el oprobio del piadoso; así como hay una maldición envuelta en todas las misericordias del impío, así también hay una bendición envuelta en todas las cruces, pérdidas y cambios del piadoso. ¿Por qué entonces no enmudecer y guardar silencio delante del Señor?
Tomado del libro de Thomas Brooks “El cristiano enmudecido bajo la disciplina de Dios”, vea detalles del libro HACIENDO CLIC AQUÍ.
*Thomas Brooks (1608-1680): Predicador congregacional; autor de Preciosos remedios contra las artimañas de Satanás (Precious Remedies against Satan’s Devices). Lee más datos biográficos EN ESTE ENLACE.
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