Señalar o trabajar?

Alex López
La Catapulta
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Señalar no cuesta nada. Aun se puede hacer mientras estamos sentados. Pero trabajar para cambiar lo que está mal, eso es otra historia. No cuesta nada hablar sobre lo que se debiera hacer, pero hacerlo sí que es otra cosa.

Fuimos con mis hijos y mi esposa Aixa a un lugar de juegos para niños. Ella y yo nos subimos al Euro Bongy. Primero se subió ella. Estaba sujeta al nivel de la cintura por un arnés y este tenía de ambos lados unas cuerdas elásticas que le permiten a uno saltar sobre una cama elástica y elevarse muy alto. Le dije que cuando estuviera en lo más alto del salto, diera una vuelta en el aire. Ella me dijo que le daba cosa. La motivé diciendo, si no es para tanto, dale. Ante mi insistencia, tomó valor y al saltar de nuevo dio una vuelta en el aire. ¡Casi se desnuca! Pero sí lo logró hacer. Luego me tocó a mí y ¡no pude! ¡Jajaja! Hubieran escuchado el sermón de mi esposa. Que culpa tenía yo, si de abajo todo se miraba tan fácil.

Es muy fácil señalar lo que está mal en el colegio, en la empresa, en el gimnasio y hasta en nuestra iglesia. Es muy fácil hablar desde abajo y otra cosa ver el mundo desde la perspectiva del que hace algo, del que salta alto mientras otros señalan y murmuran a sus espaldas, lo que está mal. Dios necesita personas que no levanten el dedo para señalar, sino la mano para trabajar. En su iglesia no describa lo que está mal, haga algo al respecto. No sea parte sólo de la descripción, sea parte de la solución. Porque este mundo que sufre por causa del pecado, necesita conocer de la luz de Jesús. Y esto no se logra señalando, sino trabajando. Ya no levante el dedo para señalar, sino la mano para trabajar, en todo tiempo y en todo lugar.