Por qué el pan de cada día es mejor

CALEB DAVIS
Coalición por el Evangelio
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Sé que Dios provee, escucha mis oraciones, es poderoso para obrar, da sabiduría y fuerza, y me ama. Sé que me da el «pan» que necesito. Confío en Su habilidad para hornear. Sus panes son buenos.

Pero no me gusta el pan de cada día porque soy impaciente. Quiero todas mis necesidades a largo plazo cubiertas ahora. Quiero el suministro de un año. O, al menos, el de una semana.

Los retos a los que me enfrento me abruman. Hay áreas de mi vida en las que no estoy seguro de tener lo que hace falta. Hay decisiones para las que no estoy seguro de tener la sabiduría necesaria. Liderazgo para el que no estoy seguro de tener el don. Luchas para las que no estoy seguro de tener el valor necesario. Amor para el que no estoy seguro de tener la perseverancia.

Quiero que Dios se ocupe de todos estos deseos, necesidades y temores ahora mismo. Que establezca cada paso del plan para el año. Que me dé inmediatamente una oleada de santificación que arregle todos mis defectos. Que ofrezca un pago por adelantado de provisión que me haga saber que este año, y los próximos cinco, irán bien.

Jesús nos enseña a pedir el pan de cada día. Quiere que confiemos en Su cuidado y pidamos lo que necesitamos cada día

No quiero cuotas diarias. Quiero que la entrega completa de Su pan sea descargada del camión para que pueda sentirme seguro, listo y equipado para la vida ahora. Pero, en Lucas 11, no es así como Jesús nos invita a acercarnos. Jesús nos enseña a pedir el pan de cada día. Quiere que confiemos en Su cuidado y pidamos lo que necesitamos cada día. No es necesario acumular, almacenar o ahorrar.

Ven a tu Padre amoroso

En Lucas 11, los discípulos observan a Jesús orando y le piden que les enseñe a orar. Jesús entonces les da (a ellos y a nosotros) un modelo de cómo relacionarse con Dios. La oración comienza con «Padre». Toda la oración está arraigada en un compromiso amoroso, personal y de pacto con nosotros por parte de Dios. Debido a que Dios es nuestro Padre, podemos estar seguros de que Él es bueno. En todas nuestras luchas, necesidades e incertidumbres, podemos confiar en Él.

En el versículo 3, en el corazón de Su oración modelo, Jesús dice a los discípulos que pidan: «Danos hoy el pan nuestro de cada día». Después de la oración, cuenta una historia sobre el pan (vv. 5-13) para que quede claro: si un hombre pide pan a su amigo a mitad de la noche, este se lo dará. Jesús dice que si eso es cierto a nivel humano, ¿cuánto más Dios proveerá amorosamente a Sus hijos? Si incluso los malos padres humanos saben hacer buenos regalos a sus hijos, ¿no dará nuestro «Padre celestial el Espíritu Santo a los que se lo pidan» (v. 13)?

Dios nos da lo que necesitamos para cada conversación, para cada momento de sufrimiento, para cada pensamiento ansioso

Una vez más, Jesús nos recuerda a quién oramos. Nuestro Padre amoroso se ocupará en última instancia de todas nuestras necesidades. Él nos dará tanto la provisión física que necesitamos para esta vida como la mayor provisión espiritual que necesitamos en el Espíritu.

Ven cada día

Dios quiere que confiemos en Su cuidado amoroso y quiere que confiemos en Él diariamente. Nos asegura que nos proveerá, nos dará fuerzas, nos equipará, nos santificará, obrará todo para nuestro bien y nos dará todo lo que necesitamos para la vida y la piedad. Pero esto no viene todo de una vez.

Como escribió Jeremiah Burroughs:

Quizás Dios vea que es mejor para ti vivir en una continua dependencia de Él, y que es mejor para ti no saber cuál será tu condición mañana, que tener una condición más estable con respecto a las comodidades de las criaturas… Cristo no te enseña a orar: «Señor, dame lo suficiente que me sirva para dos o tres años», sino: «hoy nuestro pan de cada día», para enseñarnos que debemos vivir en dependencia de Dios todos los días.

¿Cómo se ve esto en la práctica? Significa ofrecer oraciones sencillas por Su cuidado momento a momento:

  • Dios, me siento ansioso por las decisiones que tengo que tomar hoy. Ayúdame a recordar que tú tienes el control.
  • Padre, me siento cansado y distraído. Lléname con tus fuerzas.
  • Dios, ayúdame a hacer buenas preguntas a mis hijos y a ser intencional con nuestras conversaciones de hoy después de la escuela.
  • Señor, al entrar en esta reunión, ayúdame a ser de ánimo.
  • Dios, dame paciencia mientras conduzco a través de este tráfico.
  • Padre, dices que te pida sabiduría. Mientras trabajo en este proyecto, guía mi mente y mi corazón.

Dios es nuestro pan

Momento a momento, Dios responde. Este es Su pan de cada día. Dios nos muestra el siguiente paso, lo siguiente que hay que hacer. Él nos da lo que necesitamos para cada conversación, para cada momento de sufrimiento, para cada pensamiento ansioso, para cada dificultad que se siente abrumadora y más allá de lo que podemos soportar.

Dios nos da lo mejor cada día: la oportunidad, momento a momento, de saborear y comprobar que Él es bueno

Es un panadero artesano que elabora panes frescos cada día, no un simple camión repartidor. Nuestro Padre sabe mejor que nosotros lo que necesitamos. Nos da una provisión mejor que una reserva. Nos la da cada día para que volvamos a Él. Después de todo, Él es el mejor regalo.

Nadie quiere un pan viejo de hace una semana. Sabe mejor cuando está recién salido del horno y tiene una corteza crujiente. Del mismo modo, Dios nos da lo mejor cada día: la oportunidad, momento a momento, de saborear y comprobar que Él es bueno (Sal 34:8).


Publicado originalmente en The Gospel CoalitionTraducido por Eduardo Fergusson.





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