Cómo puede ser Dios justo, y absolver al malvado?

A. W. Tozer
Teología Sana
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Este artículo forma parte de la serie «Mi búsqueda diaria«

Mas alábese en esto el que se hubiere de alabar: en entenderme y conocerme, que yo soy Jehová, que hago misericordia, juicio y justicia en la tierra; porque estas cosas quiero, dice Jehová. JEREMÍAS 9:24

La gente siempre pregunta: «¿Cómo puede ser Dios justo y absolver al malvado?» Es una interrogación cuya respuesta yace en el hecho de que Dios es unitario. La justicia de Dios y la misericordia divina no están en conflicto.

Jesucristo es Dios y todo lo que pueda decirse de Dios puede decirse de Cristo. También Él es unitario. Asumió la naturaleza humana, pero esa naturaleza de hombre es humana. El Dios, el Dios eterno, que existía antes de que existiera el hombre, y que creó al hombre, es un ser unitario y la sustancia no se divide en absoluto. Por eso, ese Santo que sufrió en su propia sangre por nosotros era infinito, todopoderoso y perfecto.

Infinito significa sin fronteras, sin límites, sin orillas, sin fondo, sin tope, por siempre, sin posibilidad de medirlo o de limitarlo. Así que, lo que hizo por nosotros el sufrimiento de Jesús en propiciación sobre esa cruz bajo el cielo que se oscureció, fue un acto infinito en su poder.

La maldad humana no puede afectar la justicia de Dios en manera alguna. Toda la maldad de todos los malvados juntos de todos los tiempos, no puede compararse con un solo susurro de la misericordia de Dios.

La pregunta no es cómo puede ser justo Dios y absolver al malvado, sino cómo no va a actuar Dios tal como es ante una situación cualquiera.

No juzguéis al Señor con vuestros débiles sentidos,

Sino confiad en su gracia;

Detrás de una providencia de ceño fruncido

Él esconde un rostro sonriente.

WILLIAM COWPER (1731-1800)

Todopoderoso Dios, tus caminos pueden parecer al principio inflexibles y duros. Pero, cuando paso el velo de la ignorancia, encuentro en ti ese gozo que llena de gracia mi corazón. Es mi oración, en el nombre de Jesús, amén.


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