PROMUEVE EL MATRIMONIO Y DIGNIFICA LA SOLTERIA

JARED KENNEDY
Coalición por el Evangelio
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Todos los derechos reservados-Publicado con permiso


Isabella vino a Cristo después de que unos amigos la invitaran al grupo de jóvenes de una iglesia. Después de la secundaria, quería hacer trabajo misionero, así que estudió ruso y estudios globales en su universidad y luego fue al seminario. Isabella se sintió llamada a trabajar en la traducción de la Biblia en Europa del Este, y oró para que Dios le proporcionara un esposo piadoso con el que pudiera trabajar. El problema era que en su seminario no había ningún hombre que hablara ruso y quisiera hacer traducciones.

La madre de Isabella dijo: «Tienes que bajar el estándar. ¿Cómo vas a encontrar a alguien así?». Sin desanimarse y confiando en el Señor, Isabella siguió adelante. Pronto empezó a asistir a un estudio bíblico cristiano para solteros. Allí conoció a un creyente llamado David que, sorprendentemente, quería trabajar como traductor en Europa del Este. David e Isabella empezaron un noviazgo y, al cabo de un año, se casaron y empezaron a preparar su traslado.

Una historia como esta puede parecer la de una comedia romántica evangélica, pero es real (aunque he cambiado los nombres y algunos detalles). También ilustra una verdad importante. Cuando los cristianos solteros experimentan ansiedad por encontrar un cónyuge, los líderes de la iglesia no deben presionarlos para que busquen el matrimonio a toda costa. Por el contrario, debemos recordar a los solteros que el camino de Dios hacia la bendición se encuentra poniendo a Cristo y Su misión en primer lugar.

¿Por qué las personas ya no se casan?

El porcentaje de personas de entre 18 y 35 años que están casadas en los Estados Unidos descendió del 59 % en 1978 al 29 % en 2018. Como observa la psicóloga Jean Twenge en su nuevo e importante libro, las generaciones más jóvenes esperan ahora hasta una edad más avanzada tanto para pasar por el altar como para tener hijos. Muchos deciden no casarse.

Varios factores contribuyen a este cambio. «Los adolescentes y adultos jóvenes de 2019 —incluso antes de la pandemia— pasaban veinticinco minutos menos al día socializando en persona con otras personas que los de 2012», escribe Twenge. Eso son tres horas a la semana, trece horas al mes y 152 horas menos al año. Ella cree que los cambios tecnológicos y el creciente individualismo han hecho que muchos jóvenes se encierren en sí mismos.

Pero esto no se trata únicamente de que los jóvenes estén enganchados a las pantallas y salgan menos. A menudo, hombres y mujeres jóvenes no habitan los mismos espacios. Las mujeres tienen muchas más probabilidades de ir a la universidad, y la asistencia religiosa está disminuyendo en ambos sexos. Demasiado para conocer a un cónyuge en la escuela o la iglesia. Además, en un mundo posterior al movimiento #MeToo, una mujer joven no ve a un chico que se presenta torpemente en un ascensor como un «romántico empedernido». «No», escribe Twenge, «probablemente pensaría: “¡Acosador! Aléjate de mí”».

¿Cómo ha respondido la iglesia?

A raíz de estas tendencias tristes, algunos líderes cristianos han intensificado la promoción del matrimonio, la fidelidad, la familia y el hogar como el retrato bíblico ideal. Han animado a hombres y mujeres jóvenes a encontrar cónyuges y llenar sus nuevos hogares con niños.

Aquí hay un instinto piadoso. Muchos de los propósitos buenos de Dios para la sociedad humana solo se logran cuando las parejas se casan y tienen hijos. Pero cuando los líderes de la iglesia escriben y enseñan sobre la importancia del matrimonio bíblico, debemos recordar la ansiedad que muchos creyentes solteros ya sienten sobre su situación sentimental. Muchos sienten que la vida no puede comenzar hasta que estén casados. ¿Cómo podemos evitar que nuestra ansiedad por las malas tendencias culturales empeore este problema?

La respuesta se encuentra regresando a la narrativa bíblica.

El matrimonio, la soltería y el solapamiento de las eras

En Génesis 2:18, Dios afirma: «No es bueno que el hombre esté solo». Dios quería que nuestros primeros padres cumplieran su mandato creacional casándose y multiplicándose. Al llegar al Nuevo Testamento, la misión de Dios se expande más allá de las implicaciones del mandato creacional. Mateo 28:18-20 deja claro que Dios quiere llenar la tierra no solo con nuevos bebés, sino también con conversiones y nuevos bautismos.

Jesús vivió la misión de hacer discípulos de Dios estando soltero. Pablo también. El arco de la historia redentora se inclina hacia esta trayectoria. Pensemos que en los cielos y la tierra nuevos no nos casaremos (Mt 22:30). Corporativamente, la iglesia será la Novia de Cristo. Individualmente, seremos como los ángeles en una eternidad «solteros».

Vivimos en una época liminal —la era del nuevo pacto de la historia bíblica— en la que se solapan el mandato de la creación para esta tierra y la gran comisión orientada a la nueva tierra. Este solapamiento nos ayuda a entender exactamente lo que Pablo quería promover en la congregación de Corinto cuando abordó las preguntas prácticas de esa iglesia sobre el matrimonio y la soltería.

Las respuestas de Pablo a las preguntas prácticas de los corintios

Cuando Jesús dijo a Sus discípulos que algunos serían «eunucos por causa del reino» (Mt 19:12), dejó claro que algunos creyentes están llamados a la soltería por causa del ministerio cristiano. Al parecer, los corintios conocían esta enseñanza y esto dio lugar a tres preguntas.

1. ¿Deben las parejas casadas abstenerse de tener relaciones sexuales por el bien de un ministerio sin distracciones?

No, dice Pablo. Los hombres y las mujeres casados siguen enfrentándose a las tentaciones terrenales, así que, si deciden abstenerse de tener relaciones sexuales, que sea por poco tiempo y para orar (1 Co 7:1-5). Los creyentes casados no pueden ignorar el mandato de Dios de fructificar y multiplicarse simplemente porque ha llegado el fin de los tiempos. Hacerlo sería pensar que ahora tenemos más de las bendiciones futuras de Dios de lo que tenemos. Eso es lo que los teólogos llaman una escatología sobre-realizada.

2. ¿Deben los solteros abstenerse de contraer matrimonio en aras de un ministerio sin distracciones?

Quizás. Después de todo, nuestro tiempo es corto (1 Co 7:29). Pablo sabe que «la apariencia de este mundo es pasajera» (v. 31), por lo que la misión de Dios debe ser la prioridad. El apóstol quiere que todos los creyentes tengan un enfoque misionero singular, y sabe que los solteros pueden servir a Dios «libres de la preocupación» que atraviesan los casados (vv. 32-35). Pablo llega a decir que desearía que todos los cristianos pudieran ser solteros y servir sin distracciones como él lo hace (vv. 7, 38). Por tanto, negar la bondad del don de la soltería orientada a la misión o considerar que el matrimonio es moralmente superior a la soltería en cualquier situación es una escatología sub-realizada.

3. Entonces, ¿está mal que los cristianos solteros se casen?

No. Eso es una escatología sobre-realizada otra vez. Pablo sabe que la soltería no es el llamado de por vida para todos. «Cada cual ha recibido de Dios su propio don», dice. Así que el matrimonio no es pecado, y la iglesia no debe impedir que los creyentes solteros se casen (vv. 7, 9, 36). En otros lugares, Pablo va aún más lejos. En un lugar, hace del matrimonio un imperativo moral, diciendo a las viudas más jóvenes que quiere que «se casen, que tengan hijos, que cuiden su casa» (1 Ti 5:14). Le preocupa que estas mujeres jóvenes con demasiado tiempo libre sean ociosas y utilicen su soltería de forma social y espiritualmente destructiva. En su caso, a Pablo no le preocupa que casarse les distraiga del ministerio; está convencido de que les ayudará en su santidad.

La respuesta del evangelio a la ansiedad

¿Qué podemos aprender de la forma en que Pablo responde a estas preguntas? Resulta sorprendente que Pablo no haga del matrimonio ni de la soltería la respuesta a todas las situaciones. En cambio, enmarca las relaciones humanas a la luz de la historia más amplia de la misión de Dios. En todos los casos, da prioridad a la devoción a Cristo.

Entonces, ¿cómo deberían los líderes de las iglesias animar a los solteros ansiosos de sus congregaciones?

1. Cuenta historias

Katelyn Beaty ha escrito sobre cómo los misioneros solteros en la historia de la iglesia sirven como modelos a seguir para los creyentes solteros «por encima y en contra de la historia materialista [de nuestra sociedad] de realización primero del yo». Utilizar el boletín de la iglesia y el púlpito para celebrar las historias de la obra buena de Dios a través de los creyentes solteros en la historia y en la actualidad ayudará a los solteros entre nosotros a ver su dignidad y utilidad en el reino de Dios.

2. Ayuda a los solteros a luchar contra el individualismo egocéntrico promoviendo el trabajo cotidiano de la gran comisión

Presenta oportunidades para que los solteros utilicen sus diversos dones al servicio de la congregación y de la comunidad que la rodea. Ofréceles vías para compartir su fe, hacer discípulos y extender la misericordia de Dios al prójimo. Un enfoque en la misión y el discipulado puede ayudar a un joven o una joven a resistirse a perder el tiempo en el entretenimiento egocéntrico o en los chismes. Como beneficio adicional, servir a los demás puede ayudar a un joven a construir el tipo de carácter y carisma que los miembros piadosos del sexo opuesto encuentran atractivo.

3. Anima a los solteros cristianos a ver el matrimonio como una asociación misionera

En nuestra sociedad en la que el yo es lo primero, es fácil que los jóvenes piensen que el factor más importante en una posible pareja matrimonial es el atractivo. Un chico quiere una chica con un aspecto determinado. La chica quiere un chico con carisma, uno con el que sienta química sexual. Pero un matrimonio cristiano va más allá del atractivo fugaz. Como escribió Tim Keller, es «para ayudarnos mutuamente a convertirnos en nuestro yo glorioso futuro, las nuevas creaciones en las que Dios nos convertirá finalmente».

Eso significa que cuando los padres cristianos y los líderes de la iglesia enseñan a los hombres y mujeres jóvenes lo que deben buscar en un cónyuge, el factor más importante es el carácter necesario para construir una amistad sólida y ayudarse mutuamente a lo largo de un viaje de por vida como compañeros en la misión.

Sí, discipular a jóvenes solteros a veces significará decirle a un joven: «¡Deja los videojuegos e invita a salir a la chica!». Pero esos estímulos deben formar parte de un marco de discipulado más amplio que ayude a los jóvenes a ver los propósitos de Dios tanto para el matrimonio como para la soltería a través de una lente misional y redentora.

Estoy seguro de que promover la misión de Dios dará sus frutos. Si dirigimos con ansiedad, corremos el riesgo de cultivar ambientes de ministerio para solteros que se sientan como eventos de citas rápidas llenos de presión. Pero si mantenemos la misión en primer lugar, veremos creyentes maduros, que aman a Jesús y que aprenden a vivir su llamado cristiano. Esto dará dignidad a los que permanecen solteros. En la gracia de Dios, centrarse en la misión de Dios puede incluso ayudar a algunos de ellos —como David e Isabella— a encontrarse.


Publicado originalmente en The Gospel CoalitionTraducido por Eduardo Fergusson.






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