El hombre caído no puede buscar a Dios
Paul Washer
Teología Sana
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Vivimos en un mundo lleno de personas que se autoproclaman «buscadores de Dios»; sin embargo, las Escrituras destruyen esta jactancia con una declaración muy simple: «No hay quien busque a Dios» (Rom. 3:11). Muy frecuentemente, escuchamos a jóvenes convertidos al cristianismo comenzar su testimonio con las palabras: «Durante años estuve buscando a Dios». Sin embargo, las Escrituras una vez más responden: «No hay quien busque a Dios». El hombre es una criatura completamente caída, cuya naturaleza es depravada y perversa. Odia a Dios y se opone a Su verdad porque lo condena por su depravación y rebelión. Él no vendrá a Dios; de hecho, intentará hacer todo lo que esté en su poder para escapar y olvidarse de Él.
Dios es justo; el hombre es un quebrantador de la ley. Por lo tanto, ¡el hombre está igual de dispuesto a buscar a Dios que un criminal a un oficial de la ley! Si alguien genuinamente está buscando a Dios, es solo porque Dios está trabajando en su vida y atrayéndolo hacia Él.
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