LA TRADUCCIÓN DE MI MADRE

Por: William Brayanes
https://hazdesabiduriaministerios.blogspot.com
Publicado con permiso

Se dice que en cierta ocasión: cuatro estudiantes de la Biblia, se encontraban discutiendo de buena manera, sobre los méritos de las diferentes traducciones del libro sagrado.  Uno aprobaba una versión en particular, porque decía que su lenguaje era sencillo y hermoso. Otro prefería una edición erudita porque se acercaba más al original hebreo y griego. Un tercero señalaba su preferencia por una versión contemporánea con vocabulario actualizado.

Finalmente el cuarto estudiante, luego de un breve silencio   dijo: «A mí la que más me gusta es la traducción de mi madre.»

Sorprendidos todos, admitieron no saber que la madre de su compañero hubiera traducido alguna Biblia.

« -contestó él- la tradujo a la vida, y fue la traducción más convincente que vi»

Querid@ vistante :

La Biblia no es un libro más del montón, destinado a agregar información y conocimiento a la mente; no es un libro de auto ayuda o auto superación;  ni mucho menos un objeto para ser utilizado como adorno de la casa, reliquia de museo, amuleto de la buena suerte, sustento de alguna pata de mueble, ni talismán o escudo contra las “malas vibras”.

Nos faltaría espacio para detallar el significado y propósito de la Biblia, pero abreviamos señalando que es: Palabra de Dios, fuente de sabiduría, reveladora del plan de salvación para la humanidad. Y como tal  debe ser leída, meditada, entendida, difundida y sobre todo aplicada a nuestra existencia diaria. Eso significa que de nada serviría conocerla de tapa a tapa -como cualquier ateo puede conocerla-  si no creemos en su contendido, si no tenemos un testimonio coherente entre la teoría y la práctica, entre lo que decimos y hacemos, entre lo que predicamos en público y lo que accionamos en privado.

Septiembre ha sido considerado  como el mes de la Biblia en varios países, conscientes  eso sí que nuestro amor y obediencia a la Palabra del Señor no debe remitirse a un solo mes o día, sino a ser  permanente y vital como el respirar cotidiano. (WB)

La hierba se seca y la flor se marchita,
pero la palabra de nuestro Dios
permanece para siempre.

(Isaías 40:8)

 

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