BAJAS EN EL EJÉRCITO

Por: Luis Caccia Guerra


En unos pocos meses, el mundo tal como lo conocemos, experimentó cambios dramáticos. Aún hay sectores en el mundo que se hallan bajo el yugo de la pandemia. Hay personas que no sólo han perdido su salud y lloran por la pérdida de seres amados; también se perdieron empleos, empresas, y personas que no pudieron subsistir aunque su salud física tal vez no estuvo comprometida.

Y la Iglesia, que es luz del mundo, sal de la tierra; pero muy a nuestro pesar, formada por seres humanos inmersos en esta naturaleza heredada de nuestro padre natural Adán, no pudo abstraerse de todo esto y también está experimentando bajas.

“El que piensa estar firme, mire que no caiga”.

(I Corintios 10:12 RVR1960)

En los ríos de montaña, es característico que cuando el agua baja, se ve el lecho del río lleno de piedras. De ahí una expresión popular que dice: "Cuando las aguas bajan, se ven las piedras del fondo". Hace alusión a situaciones como ésta. Cuando las aguas bajan, la prueba expone lo que verdaderamente hay en el fondo, lo que hay en el alma.

Es así como en medio de nuestras Iglesias, hay gente angustiada, hay gente atemorizada, hay gente confundida. No es malo que el creyente se angustie, tenga temor. Lo realmente malo, es que en las Iglesias hay gente que en verdad, no ha creído. NO SON HIPÓCRITAS (que los hay, por cierto); pero los que aquí nos ocupan y preocupan, son aquellos que, sinceros en cuanto a su conducta y sentimientos NO SABEN QUE EN VERDAD NO HAN CREÍDO.

Se ponen en evidencia en situaciones como ésta. En la mayoría de los países denominados “cristianos” nadie los persigue, tortura, encarcela; nadie los ejecuta públicamente por su fe como está ocurriendo en algunos sitios del mundo. Sólo basta que perciban las frías alas de la muerte rondando cerca y ya sus almas se llenan de angustia, temor, tal como los que no tienen esperanza. Personas que otrora cantaban con fervor en medio de las congregaciones, pero ahora se encuentran en silencio, sumidas en el temor, confundidas; personas que ya no encuentran sentido a porciones de la Biblia que antes citaban de memoria y que ahora se han tornado incomprensibles. Personas que permanecieron tal vez años en las iglesias, pero jamás ganaron un alma, jamás le hablaron a nadie de Cristo, jamás tan sólo se identificaron como creyentes en sus ámbitos de influencia. Personas que transitan su fe como Faraón en la epopeya del Éxodo de Israel: temen a la plaga pero aún no han comprendido qué es el “temor de Dios”. Personas que sin saberlo, se encuentran como el hermano mayor del hijo pródigo: más cerca de la casa, que del corazón del padre; más cerca de la Iglesia que del Cielo.

En términos militares, una BAJA es un soldado incapacitado para combatir, no necesariamente muerto en el campo de batalla. La Iglesia es un ejército y el enemigo es hábil: no tiene que matar a sus soldados, sólo basta incapacitarlos para combatir.

Amados hermanos: Cuando las aguas bajan, se ven las piedras del fondo. Hora de evaluar y revisar con sinceridad de corazón delante del Señor el ESTADO y OBJETO de nuestra fe.

Líderes: CRISTO VIENE. Hora de cerrar  agendas y abrir Biblias. Hora de abandonar estrategias y conductas “políticamente correctas” e INTERESARSE DE VERDAD POR LAS ALMAS.

…Pero cuando venga el Hijo del hombre, ¿hallará fe en la tierra?

(Lucas 18:8 RVR1995)

 

Comentarios

  1. Las paradojas del humano: nos arriesgamos a salir a la calle buscando descuidar o "transar" con el gigante, pero no nos arriesgamos a ir al campo de batalla a ponernos a órdenes del único que tiene control sobre dicho gigante: Jesús. Y las bajas, siguen aumentando. . Gran analogía, querido amigo Luis.

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