NI LA MUERTE PODRÁ DETENERNOS

Por: Alex López - La Catapulta
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Publicado con permiso 


El apóstol Pablo dijo: “Mi ardiente anhelo y esperanza es que en nada seré avergonzado, sino que con toda libertad, ya sea que yo viva o muera, ahora como siempre, Cristo será exaltado en mi cuerpo. Porque para mí el vivir es Cristo y el morir es ganancia.” La Biblia en Filipenses 1:20 y 21

Qué verdad tan poderosa: “Para mí el vivir es Cristo y el morir es ganancia”. ¿Por qué el apóstol Pablo podía hablar de esa manera? Jesús ya había muerto y resucitado cuando se le apareció camino a Damasco, como una luz fuerte a Pablo. En ese entonces él perseguía a la iglesia de Cristo por considerarla una secta al predicar el perdón de pecados en el sacrificio de Jesús en la cruz y no por guardar la ley dada a Moisés.

Pablo no sólo había visto al Cristo resucitado, había sido confrontado en su error y, además, comisionado a proclamar el evangelio que antes perseguía a los gentiles – toda persona no judía -. La certeza de la resurrección era innegable para él. Vivir era Cristo y morir era ganancia.

El libro del Apocalipsis realmente es la revelación de Jesucristo. Y nos muestra al discípulo Juan quien escribe todo lo que ve y que Jesús le ordena escribir. Al final vemos que existe la muerte segunda y la vida eterna. La muerte segunda, es la separación eterna de Dios.

El Anti Cristo no sólo vendrá, ya está entre nosotros. Entre aquellos que se oponen a la iglesia cristiana y a la revelación de Dios. Ven a la iglesia como una esclavitud y no como la libertad que es en Cristo.

No ven que los derechos fundamentales de la vida están escritos en los diez mandamientos. Por ejemplo: no robarás, es el derecho a la propiedad privada. No matarás, es el derecho a la vida. No codiciarás, es el derecho a la prosperidad desigual.

A pesar de los Anti Cristo, al final de los tiempos, se ve la victoria triunfal de Jesús, sobre todo. Tanto la bestia, el falso profeta y el diablo, serán arrojados al lago de fuego y azufre, en donde serán atormentados por los siglos de los siglos (Apocalipsis 20:10).

La buena noticia, es que aquel no que hace buenas obras para ser salvo pues así nadie es salvo ante Dios pues todos somos pecados y descalificados ante su santidad. Sino que se arrepiente de sus pecados y cree en Jesús como su justificación ante el Padre, recibirá la promesa de una vida eterna en el cielo, en donde no hay muerte, ni llanto, ni lamento ni dolor. Un jardín del Edén, pero perfecto, eterno y único en el universo creado por Dios.

Por eso es que el apóstol Pablo podía decir: “Porque para mí el vivir es Cristo y el morir es ganancia.” Porque ni la muerte nos detiene a los creyentes. Porque, así como Jesús resucitó, nosotros también resucitaremos con él.

Y llegará el día del Señor, el día que Jesús regresará ya no como abogado que por ahora intercede por nosotros ante el Padre, sino que regresará como Juez. Y toda rodilla en esta tierra, se doblará ante él y reconocerá su majestad lo quiera o no.

Si ni la muerte nos detiene. Que nada más lo detenga porque el apóstol Pablo incluso preso dijo: “Todo lo puede en Cristo que me fortalece” La Biblia en Filipenses 4:13

Y nosotros también, aun con lágrimas en los ojos, aun en nuestro lecho de muerto, aun con la pérdida del ser querido más importante para nuestras vidas, aun con la pérdida de nuestro trabajo, Jesús nos fortalece para seguir adelante.

Aun con lágrimas en los ojos, aun en nuestro lecho de muerto, aun con la pérdida del ser querido más importante para nuestras vidas, aun con la pérdida de nuestro trabajo, Jesús nos fortalece para seguir adelante.

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Si ni la muerte nos detiene, que nada nos detenga. Jesús es nuestra fortaleza…

 

Autor: Alex López
Publicado originalmente para Ministerios La Catapulta
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Publicado en este medio con permiso.

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