Cómo puede ser justo que Dios impute el pecado y la culpa de Adán a toda la humanidad?
Paul Washer
Teología Sana
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Este artículo forma parte de la serie «El hombre caído«
La caída de la humanidad en la Caída de Adán siempre estará envuelta de misterio. Es una de las doctrinas más asombrosas y esenciales del cristianismo y está claramente establecida en las Escrituras, proveyendo la única explicación adecuada para la corrupción moral universal de la humanidad. Al mismo tiempo, aunque afirman esta doctrina, las Escrituras ofrecen poca explicación sobre cómo estas cosas pueden ser así, y no dan defensa contra las frecuentes acusaciones de que estas cosas son injustas. ¿Cómo puede ser justo que Dios impute el pecado y la culpa de Adán a toda la humanidad? Los siguientes puntos son dignos de consideración.
1. La veracidad de una doctrina no se determina por nuestra habilidad de comprenderla o reconciliarla con nuestro entendimiento, ni es nuestra inhabilidad para hacer estas cosas un argumento para rechazarla. Si este fuera el caso, no existiría la doctrina cristiana, porque no hay verdad revelada que no contenga cierto elemento de misterio.
En Deuteronomio 29:29 las Escrituras declaran: «Las cosas secretas pertenecen a Jehová nuestro Dios; mas las reveladas son para nosotros y para nuestros hijos para siempre, para que cumplamos todas las palabras de esta ley». Una gran promesa de la Escritura es que la verdad que creemos y todavía no entendemos completamente nos será dada a conocer un día, y la sombra de incertidumbre y duda que todavía permanece desaparecerá a la luz de la revelación completa de Dios. El apóstol Pablo escribe: «Ahora vemos por espejo, oscuramente; mas entonces veremos cara a cara. Ahora conozco en parte; pero entonces conoceré como fui conocido» (1 Cor. 13:12).
2. A lo largo de la Escritura, Dios ha demostrado de tal manera su perfecta justicia en su relación con el hombre, que toda acusación de lo contrario se responde con una reprensión severa: «Yo te responderé que mayor es Dios que el hombre. ¿Por qué contiendes contra él?» (Job 33:12b-13a). «Mas antes, oh hombre, ¿quién eres tú, para que alterques con Dios?» (Rom. 9:20a). Si Dios ha hecho a Adán para ser la cabeza de la raza humana y ha imputado su pecado a la humanidad entera, debe ser justo. Dios tiene el derecho divino de proponer y obrar según Su buena voluntad.
3. Que Dios permitiera que un hombre fuera probado a nombre de todos los demás hombres fue una gran demostración de gracia. Adán fue el hombre más apto y capaz de toda la raza humana, él vivió en un lugar limpio del pecado y la corrupción que hoy prevalecen. Dios eligió el más grande y noble de entre nosotros para ponerse en nuestro lugar.
4. Toda la evidencia de la Escritura, la historia humana y el testigo interno de la conciencia apuntan a la certeza de que cualquier otro de la raza de Adán no hubiera hecho algo mejor a lo que Adán mismo hizo.
5. Toda persona de la raza de Adán, tan pronto como puede, participa voluntariamente en la rebelión de Adán contra Dios y demuestra que Dios lo condena justamente.
6. Si está mal o es injusto que Dios condene a toda la raza humana a través de la caída de un hombre, Adán, entonces es igual de malo que Dios salve a su pueblo (i.e. los redimidos) a través de la obediencia de un hombre, Jesucristo. Si Dios no puede imputar con justicia el pecado de Adán a la humanidad, entonces no puede imputar con justicia el pecado del hombre a Cristo o la justicia de Cristo al hombre.
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