Nos vemos mañana
La Catapulta
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Habíamos almorzado en un pequeño centro comercial, al que desde que tenía como doce años no visitaba. Viajé a mi niñez. Almorzamos juntos en un restaurante. Al terminar le dije a mi amigo, sale cafecito con una dona.
No sabía que, en ese centro comercial, habían unas donas de una empresa fundada en 1964, American Doughnuts. Son las primeras donas que recuerdo haber probado cuando mi mamá me la compró en la zona 9 de Guatemala.
La mayoría de clientes eran mayores. Le dije eso a una de las meseras y se soltó la carcajada. Y, son fieles me dijo. Por ejemplo, ellos tres, vienen todos los días y a la misma hora.
Vi la mesa y tres personas, yo digo que ya en sus ochentas, todos, tomando café, platicando y soltándose una que otra carcajada.
Se despidieron, no con un abrazo, pero sí con un fuerte apretón de manos. Mientras uno decía: nos vemos mañana.
Realmente me conmovió. Todos han de estar retirados. Pero en su retiro, todos los días se reúnen en el mismo lugar. No sé su situación. Pero sin importar lo que sea, todos los días tienen algo por qué despertar. Compartir la vida, juntos.
Siendo niño, recuerdo el último día de clases en el colegio. Los amigos se escribían con lapicero en las camisas distintos mensajes. A mí se me salían las lágrimas. Ya no vería a mis buenos amigos por 3 meses. Otros ya no regresarían, pues cambiarían de colegio. Ya no existiría el, nos vemos mañana.
Tener algo por qué hacer mañana y con amigos, es vida. La expectativa de verse, la alegría del compartir y de nuevo, la expectativa de volver a verse. Dios nos hizo para compartir y para amarnos unos a otros.
Con quién tiene la expectativa de verse y con quién disfruta el verse. Por algo Dios nos adopta en Jesús como sus hijos y nos da una familia. Nos llama hermanos y todos los miembros de esta familia, lo son.
A un hermano, no le pide permiso para llamarlo. A su hermano en Cristo, tampoco. Son nuestra familia y estamos para crear expectativas de vernos, disfrutarnos y crear otra expectativa, para repetir el ciclo.
La iglesia vive bajo la expectativa de una segunda venida de Cristo. Cuando regrese ya no como abogado que es por ahora, ante Dios por nosotros. Sino que vendrá como juez. Y, la justicia, reinará en la gloria. Donde ya no hay ni muerte, ni llanto, ni lamento, ni dolor. La mayor expectativa de nosotros.
¿Qué se lleva hoy de un nos vemos mañana? Y ¿Qué hará diferente?
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