LO QUE NOS UNE

Alex López
La Catapulta
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Mi hijo de 16 años tiene varios amigos, pero sólo como se llaman: un Squad. Ese círculo íntimo de amigos entre los amigos. ¿Qué es lo que nos une y cómo podemos promoverlo para tener relaciones fuertes y duraderas?

Recientemente le envié a uno de los amigos de mi hijo Juan Marcos, unas fotos de hace varios años. Eran emojis con carcajadas los que recibí de vuelta. ¿Por qué? Porque con mi hijo y otros tres amigos, y aunque no se vean como antes, siguen siendo uno. Hay algo que los une.

Dos de ellos tienen fotos juntos desde el vientre de sus mamás. Nacieron con meses de diferencia. Pero no sólo tienen fotos desde el vientre, tienen fotos en el colegio porque estudian juntos, también fotos viajando en Guatemala por Rehu, Petén y Río Dulce. Fotos no de situaciones formales, sino también de recreación, en temas espirituales mientras ayudaban en alguna escuela bíblica de vacaciones, tocaban sus instrumentos en una alabanza o cuando se visitaban y uno se quedaba a dormir en la casa del otro.

Lo que nos une son las experiencias compartidas. Mientras más compartimos con alguien, más nos sentimos seguros, más nos sentimos parte el uno del otro, realmente es una entrega con respeto, amor, apoyo y una relación de doble vía en todo sentido. En donde uno llama al otro y el otro también corresponde.

En ocasiones, cuando alguien nuevo se presenta un grupo pequeño en una congregación, suelen presentar al nuevo a todos. ¿De qué sirve esto al nuevo? No de mucho, porque si él no nos conoce y nosotros a él, es más difícil que él se sienta cómodo con nosotros. Nos sentimos cómodos con los demás cuando conocemos de ellos, ellos de nosotros y hay vida compartida.

Siempre que estemos en nuestras reuniones pequeñas por las casas, presentemos a un nuevo, pero, sobre todo, presentémonos cada uno de los que estamos en el grupo: nombre, estudios, trabajo, hobbies. Para muchos, pareciera tiempo perdido, pero es tiempo bien invertido. Alguien dirá que es del Real, que le gustan hacer pasteles, bicicleta de montaña, etc. Y estas cosas se convierten en tierra en común en donde comienza el unirnos.

Una de las experiencias que más nos une es el llorar con los que lloran y reír con los que ríen. Llorar con los que lloran es más que tener empatía. Comienza con un ambiente seguro en el que el otro puede abrir su corazón, ser escuchado, ser comprendido, conseguir un compañero de lágrimas y que la reunión y el tema permanecerá entre los dos. Sin ambiente seguro entre dos personas, no se dará la confianza para este tiempo tan necesario.

Reír con los que ríen pareciera ser algo más fácil. Pero no es sólo reírnos de un chiste junto con los demás, esto suele ser algo superficial que cualquiera puede hacer. Reír con los que ríen, realmente es alegrarnos por el bien, ascenso, cariño, negocio y éxito del otro. El otro ríe por lo bien que le está yendo y nos unimos. En otras palabras, empatía y gozo ante el dolor y empatía y gozo ante la alegría. Porque los cristianos vivimos para Dios y para otros, no sólo para nosotros.

Pero lo que más nos une a los que hemos visto nuestros pecados, nos hemos arrepentido de ellos y confesado a nuestro Dios, es Cristo Jesús. El perfecto que dejó la gloria y murió en la cruz del Calvario por nuestros pecados y por fe, hoy tenemos salvación de la misma ira santa de Dios ante el pecado. Que nuestros mejores amigos, conozcan de Cristo, porque ven en nosotros el amor del Padre reflejado en cada interacción. Porque nada une eternamente, sino la fe en Cristo Jesús, que hace uno a todas las naciones de la tierra. Amén.


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