BOTO LA TOALLA
En 1914 se
suscitó un incendio en el estudio de
Tomás Edison Alva, (1847-1931) autor de innumerables inventos. De ellos, por
citar cuatro: teléfono, telégrafo, fonógrafo, bombilla eléctrica.
Dicho flagelo
determinó que en contados minutos, se echen
a perder diez años de
investigación y esfuerzo.
Obviamente todos
temieron una fuerte depresión del ilustre inventor, quien para entonces frisaba
los 67 años de edad. Sin embargo su comentario fue aproximadamente el siguiente:
-
“Hay algo valioso en todo este desastre: que se quemaron todos nuestros
errores, y que gracias a Dios podemos comenzar de nuevo.”
Alva cumplió su palabra; desde el día siguiente se dedicó a
reconstruir y a continuar trabajando
incasablemente, logrando en el trayecto de su existencia, originar más de mil inventos.
Querid@ visitante:
En nuestra vida diaria, mientras las cosas van bien, todo es paz, gozo y optimismo. En cambio, apenas asoman las aflicciones, crisis, o pruebas: puertas económicas que se cierran; enfermedades que nos toman sorpresivamente; muerte que ronda nuestro entorno; familia que se desintegra, etc. acude también el desánimo, la desolación, el desaliento, la disminución de la fe y las ganas de rendirse, o de botar la toalla, como dice el vulgo.
Por ello, si nos apoyamos en el Señor; si confiamos en su
amor, en su fidelidad y en sus promesas, podremos avanzar firmes por cualquier
valle de sombra de muerte, constatando que ninguna barrera por grande que sea,
se vea o parezca, será mayor a Él, a Su poder.
“Pero los que confían en el Señor
renovarán sus fuerzas;
volarán como las águilas: correrán y no se fatigarán,
caminarán y no se cansarán.”
(Isaías 40: 31)
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