LOS PICAPIEDRAS
Cuenta una historia popular, que se encontraban tres
obreros picando piedras en la construcción de una catedral.
Un día, el ingeniero a cargo, decidió quitarse su casco
blanco que lo identificaba como tal y haciéndose pasar por un obrero común, se
hizo presente en la construcción.
Entonces, encontró a tres obreros que picaban piedras trabajosamente.
Se acercó a uno de ellos y le preguntó qué estaba haciendo.
-¿Pues acaso, no ve Ud? ¡Picando piedras! Replicó fastidiado el operario.
Entonces se dirigió al segundo de ellos y le hizo la
misma pregunta: ¿Qué está haciendo Ud.?
-Picando piedras para los cimientos de un gran muro!
Contestó animadamente.
Y finalmente, el ingeniero preguntó al tercero de
aquellos hombres: ¿Y Ud. qué está haciendo?
-Picando piedras para la construcción una gran catedral!
Respondió entusiasmado.
Tres hombres; una misma tarea, una misma pregunta y tres
visiones muy diferentes acerca de lo mismo.
El primero, no veía mucho más allá de sus propias
narices. El segundo, tenía un panorama algo más amplio: picaba piedras para los
cimientos de un muro. Y finalmente, el tercero no sólo picaba piedras; su
humilde trabajo era parte de algo mucho más grande, como la construcción de un
gran templo.
Con la Obra de Dios ocurre otro tanto. Cada uno de
nosotros somos como uno de estos obreros. No importa lo que hagamos, para
algunos no pasa de picapiedras. Otros tienen una visión un poco más amplia y
ven algo más allá que los demás. Pero hay quienes no importa qué tan humilde
sea su labor. Su aporte es parte de algo mucho más grande; nada más ni nada
menos que los planos del Gran Arquitecto para la Gran Obra de Dios que
transforma vidas.
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