ES DIOS / LA BIBLIA "MACHISTA"?
Por: GotQuestions en español
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Tomado de GotQuestions.org. Todos los derechos reservados – Usado con permiso
El machismo es un género, usualmente el masculino, ejerciendo dominio
sobre otro género, usualmente el femenino. La Biblia contiene muchas
referencias de mujeres que, en nuestras mentes modernas, suenan
discriminatorias hacia ellas. Debemos recordar que cuando la Biblia
describe una situación, no significa necesariamente que la respalde. La
Biblia describe a hombres tratando a las mujeres como poco menos que una
propiedad, pero eso no significa que Dios aprueba tal acción. La Biblia
se enfoca mucho más en la reforma de nuestras almas que en nuestras
sociedades. Dios sabe que un cambio en el corazón resultará en un cambio
en el comportamiento humano.
Durante los tiempos del Antiguo Testamento, prácticamente toda cultura en todo el mundo era una sociedad patriarcal. Esta situación histórica es muy clara – no solo en la Escritura sino en las leyes sociales que gobernaban la mayoría de las sociedades en el mundo. Para los valores de los sistemas modernos y el punto de vista humano mundial, a esto se le llama “machismo”. Dios dispuso el orden en la sociedad, no el hombre, y Él es el autor del establecimiento de los principios de la autoridad. Sin embargo, como en cualquier otra situación, el hombre caído ha corrompido este orden. Eso ha resultado en la desigualdad e injusticia de la posición del hombre y la mujer a través de la historia. La exclusión y la discriminación que encontramos en nuestro mundo no es algo nuevo. Es el resultado de la caída del hombre y la introducción del pecado en el mundo. Por lo tanto, podemos justamente decir que el término y la práctica del “machismo” es el resultado del pecado. La revelación progresiva de la Biblia nos lleva hacia la cura del machismo, así como de todas las prácticas pecaminosas de la raza humana.
Para encontrar y mantener un balance espiritual entre las posiciones de autoridad ordenadas por Dios, debemos consultar la Escritura. El Nuevo Testamento es el cumplimiento del Antiguo, y en él encontramos principios que nos indican la línea correcta de autoridad y la cura para el pecado, la enfermedad de toda la raza humana, y eso incluye la discriminación basada en el género de la persona.
La cruz de Cristo es el gran nivelador. Juan 3:16 dice “...para que todo aquel que cree...” y esa es una declaración que incluye a todos sin excluir a nadie, basándose en su posición social, capacidad mental o género. También encontramos un pasaje en Gálatas, que nos habla de nuestra igual oportunidad para salvación. “Pues todos sois hijos de Dios por la fe en Cristo Jesús; porque todos los que habéis sido bautizados en Cristo, de Cristo estáis revestidos. Ya no hay judío ni griego; no hay esclavo ni libre; no hay varón ni mujer; porque todos vosotros sois uno en Cristo Jesús” (Gálatas 3:26-28). No hay machismo en la cruz.
La Biblia no es machista ya que retrata fielmente el resultado del pecado, tanto del hombre como de la mujer. En la Biblia están registrados toda clase de pecados: dominio y esclavitud, así como los fracasos de sus grandes héroes. Al mismo tiempo también nos da la respuesta y la cura para esos pecados contra Dios y Su establecimiento del orden. ¿La respuesta? Una correcta relación con Dios. El Antiguo Testamento apuntaba hacia el futuro sacrificio supremo, y cada vez que se realizaba un sacrificio por el pecado, se enseñaba la necesidad de una reconciliación con Dios. En el Nuevo Testamento, el “Cordero de Dios que quita el pecado del mundo” nació, murió, fue sepultado, resucitó y ascendió a Su lugar en los cielos, desde donde intercede por nosotros. Es a través de la fe en Cristo que se encuentra la cura para el pecado y eso incluye el pecado del machismo.
La acusación de machismo en la Biblia está basado en la falta de conocimiento de la Escritura. Cuando los hombres y las mujeres de todas las edades han tomado los lugares designados por Dios, y vivido de acuerdo a “Así dice el Señor”, entonces se da un maravilloso balance entre los dos géneros. Este balance es con el que Dios los inició y es con el que Él concluirá. Se brinda una exagerada atención a las muchas consecuencias del pecado y no a la raíz del mismo. Es sólo cuando existe una reconciliación personal con Dios a través del Señor Jesucristo, que encontramos la verdadera igualdad. “...y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres” (Juan 8:32).
También es muy importante comprender que el hecho de que la Biblia asigne roles diferentes al hombre y a la mujer, no hace que hay machismo. La Biblia deja perfectamente claro que Dios espera que el hombre adopte el rol de liderazgo en la iglesia y el hogar. ¿Eso hace inferior a la mujer? ¡Claro que no! ¿Significa esto que las mujeres son menos inteligentes, menos capaces, o que se vean como inferiores a los ojos de Dios? ¡Definitivamente no! Lo que significa es que, en nuestro mundo contaminado por el pecado, debe haber una estructura y una autoridad. Dios ha instituido los roles de autoridad para nuestro beneficio. El machismo es el abuso de estos roles... no la existencia de éstos.
Durante los tiempos del Antiguo Testamento, prácticamente toda cultura en todo el mundo era una sociedad patriarcal. Esta situación histórica es muy clara – no solo en la Escritura sino en las leyes sociales que gobernaban la mayoría de las sociedades en el mundo. Para los valores de los sistemas modernos y el punto de vista humano mundial, a esto se le llama “machismo”. Dios dispuso el orden en la sociedad, no el hombre, y Él es el autor del establecimiento de los principios de la autoridad. Sin embargo, como en cualquier otra situación, el hombre caído ha corrompido este orden. Eso ha resultado en la desigualdad e injusticia de la posición del hombre y la mujer a través de la historia. La exclusión y la discriminación que encontramos en nuestro mundo no es algo nuevo. Es el resultado de la caída del hombre y la introducción del pecado en el mundo. Por lo tanto, podemos justamente decir que el término y la práctica del “machismo” es el resultado del pecado. La revelación progresiva de la Biblia nos lleva hacia la cura del machismo, así como de todas las prácticas pecaminosas de la raza humana.
Para encontrar y mantener un balance espiritual entre las posiciones de autoridad ordenadas por Dios, debemos consultar la Escritura. El Nuevo Testamento es el cumplimiento del Antiguo, y en él encontramos principios que nos indican la línea correcta de autoridad y la cura para el pecado, la enfermedad de toda la raza humana, y eso incluye la discriminación basada en el género de la persona.
La cruz de Cristo es el gran nivelador. Juan 3:16 dice “...para que todo aquel que cree...” y esa es una declaración que incluye a todos sin excluir a nadie, basándose en su posición social, capacidad mental o género. También encontramos un pasaje en Gálatas, que nos habla de nuestra igual oportunidad para salvación. “Pues todos sois hijos de Dios por la fe en Cristo Jesús; porque todos los que habéis sido bautizados en Cristo, de Cristo estáis revestidos. Ya no hay judío ni griego; no hay esclavo ni libre; no hay varón ni mujer; porque todos vosotros sois uno en Cristo Jesús” (Gálatas 3:26-28). No hay machismo en la cruz.
La Biblia no es machista ya que retrata fielmente el resultado del pecado, tanto del hombre como de la mujer. En la Biblia están registrados toda clase de pecados: dominio y esclavitud, así como los fracasos de sus grandes héroes. Al mismo tiempo también nos da la respuesta y la cura para esos pecados contra Dios y Su establecimiento del orden. ¿La respuesta? Una correcta relación con Dios. El Antiguo Testamento apuntaba hacia el futuro sacrificio supremo, y cada vez que se realizaba un sacrificio por el pecado, se enseñaba la necesidad de una reconciliación con Dios. En el Nuevo Testamento, el “Cordero de Dios que quita el pecado del mundo” nació, murió, fue sepultado, resucitó y ascendió a Su lugar en los cielos, desde donde intercede por nosotros. Es a través de la fe en Cristo que se encuentra la cura para el pecado y eso incluye el pecado del machismo.
La acusación de machismo en la Biblia está basado en la falta de conocimiento de la Escritura. Cuando los hombres y las mujeres de todas las edades han tomado los lugares designados por Dios, y vivido de acuerdo a “Así dice el Señor”, entonces se da un maravilloso balance entre los dos géneros. Este balance es con el que Dios los inició y es con el que Él concluirá. Se brinda una exagerada atención a las muchas consecuencias del pecado y no a la raíz del mismo. Es sólo cuando existe una reconciliación personal con Dios a través del Señor Jesucristo, que encontramos la verdadera igualdad. “...y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres” (Juan 8:32).
También es muy importante comprender que el hecho de que la Biblia asigne roles diferentes al hombre y a la mujer, no hace que hay machismo. La Biblia deja perfectamente claro que Dios espera que el hombre adopte el rol de liderazgo en la iglesia y el hogar. ¿Eso hace inferior a la mujer? ¡Claro que no! ¿Significa esto que las mujeres son menos inteligentes, menos capaces, o que se vean como inferiores a los ojos de Dios? ¡Definitivamente no! Lo que significa es que, en nuestro mundo contaminado por el pecado, debe haber una estructura y una autoridad. Dios ha instituido los roles de autoridad para nuestro beneficio. El machismo es el abuso de estos roles... no la existencia de éstos.
Excelente enseñanza. Dios le proporcionó un orden al humano para que se desenvuelva dentro de él; el humano alteró dicho orden, manipulándolo para su propia conveniencia, pero al constatar los resultados fatales de dicha manipulación, en lugar de aceptar su error, culpa a Dios. Definitivamente necesitamos un corazón nuevo. "Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio, y renueva un espíritu recto dentro de mí." (Salmo 51:10)
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