Muéstrame tu gloria

A.W.Tozer
Teología Sana
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Este artículo forma parte de la serie «Encuentros con el Dios Todopoderoso»

Si es cierto que me miras con buenos ojos, permíteme conocer tus caminos, para que pueda comprenderte más a fondo y siga gozando de tu favor. ÉXODO 33:13, NTV

Acércate a los santos hombres y mujeres del pasado, y pronto sentirás el calor de su deseo de Dios. Gemían por Él, oraban y luchaban y lo buscaban, día y noche, a tiempo y fuera de tiempo, y cuando lo encontraban, el hallazgo era aún más dulce por la larga búsqueda.

Moisés aprovechó el hecho de que conocía a Dios como razón para conocerlo mejor. «Ahora, pues, si he hallado gracia en tus ojos, te ruego que me muestres ahora tu camino, para que te conozca, y halle gracia en tus ojos» (Éxodo 33:13); y desde allí se levantó para hacer la osada petición: «Te ruego que me muestres tu gloria» (33:18). A decir verdad, Dios estaba complacido con esta muestra de ardor, y al día siguiente llamó a Moisés al monte, y allí, en solemne procesión, hizo pasar toda su gloria ante él.

La vida de David fue un torrente de deseo espiritual, y sus salmos resuenan con el clamor del buscador y el grito de gozo del que encuentra. Pablo confesó que el motivo principal de su vida era su ardiente deseo de Cristo. «A fin de conocerle» (Filipenses 3:10), era la meta de su corazón, y por ello lo sacrificó todo.

Señor, dame a conocer tu gloria y permíteme aprender de Moisés, David, Pablo y otros ese profundo anhelo que resulta en un conocimiento íntimo de ti. Amén

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