Mike Wittmer
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Huir de los pavos

… David se dio prisa, y corrió a la línea de batalla contra el filisteo (v. 48).

LEER 1 Samuel 17:32, 40-50

ESCUCHA EN LÍNEA

Dos pavos silvestres estaban en el sendero. ¿Cuánto podré acercarme?, me pregunté. Caminé más lento hasta que me detuve. Funcionó. Los pavos caminaron hacia mí… y siguieron acercándose. En segundos, sus cabezas se balanceaban a mi lado, y luego, detrás de mí. ¿Tendrían el pico muy filoso? Hui corriendo. Finalmente, dejaron de perseguirme. ¡Qué rápido habían cambiado los papeles! Los perseguidos se habían convertido en perseguidores cuando tomaron la iniciativa. Tontamente, me había preguntado si se asustarían. No correría el riesgo de que me lastimara un ave, así que hui. De pavos… David no parecía peligroso, así que Goliat lo provocó: «Ven a mí, y daré tu carne a las aves del cielo y a las bestias del campo» (1 Samuel 17:44). David invirtió el guion cuando tomó la iniciativa. Corrió hacia Goliat, no por tonto sino porque confiaba en Dios, y gritó: «El Señor te entregará hoy en mi mano, […] y toda la tierra sabrá que hay Dios en Israel» (v. 46). Sorprendido, Goliat tal vez pensó: ¿Qué está pasando? Entonces, David lo hirió justo entre los ojos. Es natural que los animales pequeños huyan de la gente, que los pastores eviten a los gigantes y que nosotros nos escondamos de los problemas. Pero ¿por qué aceptar lo natural? En el poder del Dios de Israel, salgamos a la batalla. De Mike Wittmer Reflexiona y ora

¿Qué problema o persona estás evitando? ¿Cómo podrías expresar confianza en Dios?