LAS 7 REGLAS DEL GALLO

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Nada de lo que Dios ha creado ha sido en vano, Él creó todas las cosas y todas ellas le sirven. Aun el animal que se considere más insignificante, pequeño o inútil, tiene la finalidad de enseñarnos algo.

«Tus ordenanzas siguen siendo verdad hasta el día de hoy, porque todo está al servicio de tus planes», Salmos 119:91.

Muchos creyentes llegan a sentirse inútiles dentro del ministerio. Viven diciendo: «si pudiera hacer algo… » pero nunca se atreven, por considerar que no son lo suficientemente capaces o que otros pueden hacerlo mejor que ellos. A estos creyentes les recomendamos las siete reglas del gallo.

Las siete reglas del gallo

No pienses nunca que no sirves, porque para Dios todos somos de utilidad. No obstante, cada persona tiene talentos y actitudes diferentes de acuerdo a sus capacidades. Si Dios utilizó un simple gallo para recuperar a un predicador como Pedro, también te puede usar a ti.

1.- El gallo se levanta muy temprano y se pone en marcha a ejercer su tarea (cantar).

Dios  desea que nosotros seamos como el gallo, que nos levantemos temprano para buscar su presencia, llenarnos de él y poder ejercer la función que nos ha sido delegada, que es: ganar almas para la eternidad. La mañana es el momento donde nos preparamos para ejercer nuestras tareas del día, debemos encomendar este tiempo al Señor, sabiendo que la tarea que hacemos es para dar gloria a Él y no a nosotros.

2.- El gallo no se niega a cantar porque existan ruiseñores. Hace lo mejor que puede, lo mejor que sabe.

Todos tenemos tareas y asignaciones diferentes de parte de Dios. Habrán muchos que al igual que tu hayan recibido la misma asignación; sin embargo, que otros hagan lo mismo que tu no significa que debas dejar de hacerlo. No se trata de quien es mejor en esto o aquello, se trata de obedecer a Dios en lo que nos ha demandado hacer.

3.- El gallo canta aunque nadie lo anime, ni se lo agradezca. En realidad no está esperando que nadie lo aplauda.

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Debemos buscar siempre el favor de Dios y no el de los hombres. Sea lo que sea que hagamos tenemos que buscar agradar a Dios por medio de ello, y si las personas no son capaces de reconocer tu esfuerzo no te preocupes que Dios si lo ve. Él sabe cuanto das de ti por servir a otros.

«Pues, ¿busco ahora el favor de los hombres, o el de Dios? ¿O trato de agradar a los hombres? Pues si todavía agradara a los hombres, no sería siervo de Cristo», Gálatas 1:10.

4.- El gallo despierta a los que duermen. Su tarea es impopular, pero lo sigue haciendo.

Lo que Dios nos ha mandado hacer tenemos que hacerlo. La tarea de anunciar el mensaje de salvación no la hacemos por gusto, sino para la salvación de los demás. Claramente no es fácil despertar a los que se encuentran dormidos, pero el gallo sabe que esa es su función. Nosotros tenemos el trabajo de despertar a una sociedad que se encuentra perdida en iniquidad. Puede que para muchos esta tarea no parezca tan importante, pero nosotros los que hemos creído en Dios sabemos que le estamos trabajando para el que mejor paga. Sigue perseverando por muy difícil que parezca, sigue iluminando al mundo con la luz del evangelio.

5.- El gallo proclama buenas noticias: Acaba de amanecer. Ante ti tienes por estrenar un nuevo día, lleno de magníficas oportunidades.

El creyente está llamado a proclamar las buenas nuevas de salvación. No desaprovechemos el tiempo que Dios nos ha dado. Cada día es una nueva oportunidad para anunciar a uno más la salvación por medio de Jesucristo. Conviértete en un anunciante de las buenas noticias del Reino.

6.- El gallo es fiel cumplidor de su tarea. Se puede contar con él. No falla nunca. Es un excelente centinela.

Dios está buscando a hombres y mujeres que estén comprometidos con Él, que estén dispuestos a servirle a tiempo y fuera de tiempo. ¿Puede Dios contar contigo? Ponte a la disposición del Señor sabiendo que el trabajo en Él no es en vano. Si eres fiel con las pequeñas cosas, Dios podrá contar contigo para cosas mayores.

7.- El gallo nunca se queja de tener que hacer siempre lo mismo.

No nos quejemos de hacer lo mismo siempre. Si tenemos una tarea a la cual hemos sido llamados, cumplámosla con amor. Haciendo todas las cosas como para el Señor. Tu eres la persona que Dios ha designado para esta tarea, así glorifícalo a Él y no te quejes de tu labor.

«Y todo lo que hagáis, hacedlo de corazón, como para el Señor y no para los hombres; sabiendo que del Señor recibiréis la recompensa de la herencia, porque a Cristo el Señor servís», Colosenses 3:23-24.

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