La oveja huérfana

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Un hecho no muy común pero aleccionador sucede con las ovejas; cada cierto tiempo la oveja da a luz un cordero al cual despreciará.

Aunque no se sabe a ciencia cierta el porque de este extraño comportamiento, existen diferentes motivos que se cree son los que llevan a la madre a rechazar a la cría, uno de ellos es producido por el cambio en la conducta social de la oveja durante el parto.

Este es un acto muy desalentador para el pastor, quien observa el desprecio de la madre hacia a la cría; incluso muchos cuidadores de ovejas han sido testigos de como la madre llega a patear fuertemente a la cría si esta llegase acercarse a ella y una vez que ella lo ha despreciado no vuelve a cambiar de opinión.

Las crías al verse rechazadas por su madre inclinan su cabeza tan bajo que parece que algo estuviera mal con su cuello; estos animales reciben el nombre de «corderos huérfanos».

La subsistencia de un cordero huérfano dependerá única y exclusivamente del pastor, quien es el encargado de alimentar y proporcionar todos los cuidados necesarios al animal, de lo contrario este no sobreviviría.

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El pastor hace un excelente trabajo con el cordero abandonado, lo lleva a su casa, lo alimenta a mano y se encarga de mantenerlo caliente junto al fuego; lo envuelve en mantas y lo mantiene junto a su pecho para que el animal pueda escuchar los latidos de su corazón y se sienta seguro.

Una vez que el cordero ya está lo suficientemente fuerte, el pastor lo lleva nuevamente al campo y lo deja junto al resto del rebaño… Pero si hay algo que esa oveja siempre recordará fue la forma como el pastor cuidó de él cuando su madre lo despreció.

Podemos estar seguros de que la oveja huérfana conoce la voz del pastor mejor que el resto de los ovinos, ella confía plenamente en él y corre hacia sus brazos segura. No significa que el pastor ame más a la oveja huérfana, sino que ella conoce íntimamente a quien la ama; ella ha experimentado ese amor cara a cara y sabe cuan profundo es.

Muchos de nosotros somos como esa oveja huérfana, andamos por la vida rotos y abandonados; Jesús es ese pastor que nos ama y cuida. Una vez que la vida o las personas nos han desechado, él nos cuida, nos alimenta y nos mantiene cerca de su corazón; de modo que podemos estar rotos, pero el amor del pastor reconstruye cada área de nuestro interior.

«Aunque mi padre y mi madre me dejaran, Con todo, Jehová me recogerá», Salmos 27:10.

 




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