Al transponer el Jordán
Por: Luis Caccia Guerra para www.devocionaldiario.com Nuestro fox-terrier estuvo internado. Sí, leíste bien. EL PERRO internado en una veterinaria en una unidad de cuidado intensivo. Hace once años, cuando nuestra hija era aún una niña, lo trajimos con fines terapéuticos para ella. Apenas tenía unos días de vida y aún no abría los ojitos. Nuestra hija se levantaba varias veces durante la noche a darle leche en una mamadera. Y así cuidó de él hasta que se pudo valer por sus propios medios. Yo, por mi cuenta, lo hostigaba para que ladrara. A veces pienso que yo le enseñé a ladrar... ja, ja! ¡Hasta hace unos días hacía lo mismo, y el tipo salía ladrando enfurecido hacia la puerta como para comerse a alguien! Siempre dije y sostuve que el fox-terrier es parte de la familia y al momento de comenzar a escribir estas líneas, cuando se encontraba al borde de la muerte, lo pude percibir así más que nunca. Ese perrito con sus achaques de viejito, su hígado en un hilo, s