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Metí la pata

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Por: Luis Caccia Guerra para www.devocionaldiario.com “Metí la pata”, “metí la gamba”; es una expresión típica de mi país y no significa literalmente “metí la pata de la mesa en su lugar” o “introduje una pierna dentro de algo”. Lo que quiere decir es algo así como “me equivoqué”, “hice algo indebido”, “provoqué un perjuicio” o “no debí haberme comportado así”. Si algún lector   busca a alguien así, estoy disponible, esa es mi “especialidad”, soy experto. Parece que Pablo conocía bien este “oficio” “ Porque lo que hago,   no lo entiendo;   pues no hago lo que quiero,   sino lo que aborrezco,   eso hago.” (Romanos 7:15 RV60) Abraham tuvo temor de hombres y circunstancias e implícitamente cierta desconfianza en Dios cuando hizo pasar a Sara su esposa por su hermana en dos oportunidades, ante Faraón (Gén. 12:13) y más tarde ante Abimelec (Gen. 20:2). Elías se deprimió y quiso morir cuando Jezabel puso precio a su cabeza y creyó que ya todo estaba perdido (I Reye

Cuando el quebranto es una bendición

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Por: Luis Caccia Guerra para www.devocionaldiario.com Bien conocida es la historia de Samuel, el profeta que ungió a Saúl y luego a David como reyes de Israel. Es más, antes de ungir a David como rey de Israel, le dio la bendición de parte de Dios para la victoria contra Goliat, cuando ya todo, a los ojos de los hombres, estaba perdido (I Samuel cap. 17). Sin embargo, epopeyas bíblicas como la de David y Goliat nos “eclipsan” por decirlo de alguna manera, la atención sobre los orígenes de Samuel. Su madre, Ana, la primera y más amada de las dos esposas de Elcana de Ramá, le puso ese nombre en razón del milagro que Dios obró en ella cuando escuchó su angustiosa súplica y le dio ese hijo. Ana era estéril, lo cual en aquella época representaba una gran humillación. Lamentablemente, en la actualidad en ciertos nichos sociales, esto aún sigue siendo motivo de discriminación, aparteid, marginación y alguna clase de sutil hostigamiento para muchas mujeres en esa condición