Una buena dosis de “Triple C” para un alma triste y solitaria
Por: Luis Caccia Guerra para www.devocionaldiario.com No soy de tener muchos “amigos”. Hay personas que tienen legiones de amigos. Todo el mundo los quiere, todo el mundo los busca, todo el mundo quiere estar con ellos. Tienen cientos de seguidores en las redes sociales. Quien esto escribe ni remotamente es así. Justamente todo lo contrario. En todos los sitios a donde voy generalmente soy de perfil muy bajo, suelo sentarme en el último asiento del templo a menos que alguien me invite a hacerlo más adelante. Reservado, a veces muy reservado; tal vez demasiado reservado para ser más gráfico y directo. Días atrás, venía con uno de mis amigos luego del culto en el templo donde actualmente asisto. En el corto trayecto desde el salón hasta la calle, al menos siete personas lo pararon para saludarlo, mientras que en ese mismo lugar, en ocho meses sólo tres personas han preguntado mi nombre y excepto dos o tres, el resto ni siquiera sabe que soy escritor. Sólo soy capa...