Siete errores que solemos cometer con las metas de Año Nuevo

Alex López
La Catapulta
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¿Por qué es que cada Año Nuevo muy pocos se establecen metas? Y muy pocos más, ¿Las alcanzan?

Bien solía decir Fred Smith – el mentor de John C. Maxwell y Zig Ziglar entre otros –, sobre las metas de Año Nuevo: “Las metas de Año Nuevo, no son sino los lamentos del año anterior”.

Esto no significa que las metas no funcionen. Estas nos dan un norte claro hacia el cual esforzarnos. Estas nos inspiran y nos animan a levantarnos cada día con algo en mente. Pero como no suelen alcanzarse, el mismo listado podría servir año con año. Quiero compartirle siete errores que solemos cometer con las metas de Año Nuevo. Para que este año, no sólo se proponga metas, sino que las alcance.

1. No establecemos metas
Una meta clara nos define el sueño ya alcanzado. Siéntese y sueñe. Mírese el 31 de diciembre de este año y escriba lo que ve que lo hace sentirse satisfecho de sí mismo. Otra manera de establecerse metas es verlo desde un punto de vista negativo ¿Con qué cosas estoy insatisfecho hoy? Plantéese metas. Bien se dice comúnmente que: “El que no tiene metas, ya llegó”.

2. Establecemos muchas metas
Si le he animado a soñar con cómo se verá su vida el 31 de diciembre. Pero si resulta usted con un listado de 15 metas, lo más probable es que no las alcance. Más vale tener pocas metas, pero que se alcanzan. Que muchas, pero que pronto se olvidan. Sea ambicioso con sus metas, pero también objetivo. Menos siempre es más y esto también se aplica a las metas: “El que mucho abarca, poco aprieta”.

3. Establecemos metas demasiado grandes o ambiciosas para alcanzarlas en un año
No hemos ahorrado nada en un año y queremos tener un millón de dólares para el 31 de diciembre. Una meta demasiado ambiciosa. Alguien podrá establecerla y alcanzarla, si lo conoce, me lo presenta. Las metas anuales son gradas para ir subiendo poco a poco a un segundo nivel, no brincos de nivel en nivel.

4. No establecemos una rutina para alcanzarlas
Si una meta es incluir dos porciones de vegetales al almuerzo y a la cena, jamás la alcanzaremos a menos que establezcamos la rutina para comprarlas, cocinarlas y más. Si su mesta fuera hacer cierta cantidad de ejercicio ¿Qué haremos?, ¿Cada cuánto?, ¿Cuánto tiempo? La rutina es como una carretera asfaltada, una vez sobre ella sólo nos queda seguirla hasta llegar a nuestro destino. Establezca rutinas diarias para sus metas porque nos permiten seguir avanzando poco a poco, día a día.

5. Creemos que, si fallamos, ya no vale la pena seguir adelante con ellas
Típico es para los que somos creyentes, el proponernos leer la Biblia en un año. Pero ¿Qué pasa? Sin rutina no comienza a leer la Biblia y ya el 10 de enero se dice: “A qué hora me ponga al día al leer 30 capítulos que aún no he leído”. Entonces, abandona su meta. Establezca rutina y si falla, continúe al día siguiente, póngase al día o lee cada día el doble de lectura antes de un viaje así sale ya con sus lecturas adelantadas, aunque no lea durante el viaje. Si falla, comience de nuevo. Todos fallamos, pero no todos continuamos. Aunque falle, vale la pena comenzar de nuevo.

6. Creemos que sólo se vale comenzar con metas el 1ero de enero
Este error está íntimamente vinculado al anterior. El 1ero de enero no es la única fecha para establecerse metas. Es cierto que nos da un sentido mental de un nuevo chance para comenzar de nuevo por el cambio de año, pero cada día es un buen día para establecernos metas. A quien le dicen el 27 de junio: “O baja 50 libras o se va a morir pronto”. No va a esperar al 1ero de enero. Hoy es el día para comenzar. Y ese hoy, es cualquier día.

7. Solemos pensar en metas terrenales sin tomar en cuenta las metas espirituales
Tener dinero, invertir, emprender, viajar, vestir bien, comprar… Todas son metas que valen la pena, pero todas tienen fecha de vencimiento, y es más, pueden convertirse en su dios y esclavizarlo. El día de su muerte, usted le dirá adiós a todas. Pero hay metas que tienen más que ver con cosas que trascienden. Por algo Jesús resumió los mandamientos en dos cuando le preguntaron. “—Maestro, ¿cuál es el mandamiento más importante de la ley? —“Ama al Señor tu Dios con todo tu corazón, con todo tu ser y con toda tu mente” —le respondió Jesús—. Este es el primero y el más importante de los mandamientos. El segundo se parece a este: “Ama a tu prójimo como a ti mismo”. De estos dos mandamientos dependen toda la ley y los profetas.” La Biblia en Mateo 2:36-40 Incluya ambos tipos de metas en su vida.

Así que manos a la obra. Le deseo un feliz y bendecido Año Nuevo.

“Uno de entre la multitud le pidió: —Maestro, dile a mi hermano que comparta la herencia conmigo. —Hombre —replicó Jesús—, ¿quién me nombró a mí juez o árbitro entre ustedes? »¡Tengan cuidado! —advirtió a la gente—. Absténganse de toda avaricia; la vida de una persona no depende de la abundancia de sus bienes». Entonces les contó esta parábola: —El terreno de un hombre rico le produjo una buena cosecha. Así que se puso a pensar: “¿Qué voy a hacer? No tengo dónde almacenar mi cosecha”. Por fin dijo: “Ya sé lo que voy a hacer: derribaré mis graneros y construiré otros más grandes, donde pueda almacenar todo mi grano y mis bienes. Y diré: Alma mía, ya tienes bastantes cosas buenas guardadas para muchos años. Descansa, come, bebe y goza de la vida”. Pero Dios le dijo: “¡Necio! Esta misma noche te van a reclamar la vida. ¿Y quién se quedará con lo que has acumulado?” »Así le sucede al que acumula riquezas para sí mismo, en vez de ser rico delante de Dios».” Lucas 12:13-21


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