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Por el camino de Emaús

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Por: Luis Caccia Guerra para www.devocionaldiario.com Difícil conocer a dos mil años de los acontecimientos, dónde se encontraría el emplazamiento presente de la aldea de Emaús de Lucas Cap. 24, cuyo nombre significaba algo así como “aguas calientes” o “fuentes tibias”. De los que saben, muchos coinciden en situarla a unos 11 km al NO de Jerusalén, aunque su ubicación sigue siendo incierta. En aquella ocasión, Jesús el día de su Resurrección, se manifestó a dos de los discípulos que caminaban hacia Emaús. Con algo de dificultad puedo imaginar la situación en el marco del presente.   Los hombres que caminaban por el polvoriento camino no lo estarían haciendo con entusiasmo, felicidad o algarabía justamente. Quien hasta hacía poco había afirmado categóricamente cosas como “la verdad os hará libres”; “Yo Soy el camino, la verdad y la vida…”, “Yo Soy el agua de vida…”; ahora ya no se encontraba entre ellos.   A quien le habían escuchado decir “yo he venido para que teng

Después de la tormenta

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Por: Luis Caccia Guerra para www.devocionaldiario.com “Siempre que llovió, paró” decía un conocido humorista de mi país. Era el remate de esa escena de su sketch y era muy gracioso cómo y cuándo lo decía. Es más, cada vez que veíamos esa parte de su programa creo que todos estábamos esperando el momento en que pronunciaba esa frase. Hoy ya no está entre nosotros, pero dejó un legado muy grande. Muchos humoristas y conductores aún lo imitan y aprenden de lo que este hombre dejó. En realidad, “siempre que llovió, paró” es un dicho popular que se refiere a que no importa cuán grande ni larga sea la tormenta; en algún momento termina. El mismo Gran Diluvio de los días de Noé (Génesis caps. 6; 7 y 8), no fue eterno. Estuvo acotado por un principio y un final.   Más allá de toda interpretación o simbolismo teológico, veo en este terrible evento que afectó a la humanidad de esos días, un acto de profilaxis universal por parte de Dios. Las cosas estaban en un extremo

De vuelta a casa

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Por: Luis Caccia Guerra para www.devocionaldiario.com Hoy en día un teléfono celular básico puede tener la función GPS (Global Position System) sofisticado sistema satelital de posicionamiento global que equivale a la brújula magnética que los antiguos navegantes usaban para orientarse en alta mar.   Sin embargo, tanto el más sofisticado de los sistemas electrónicos de posicionamiento, una red de equipos, una impresora de esas que utilizamos en casa, en la escuela o en el trabajo, o un teléfono móvil, tienen una función en común denominada “feedback”. Es literalmente el “mecanismo de retorno”. Cuando un sistema envía una señal, debe venir un “rebote”, un retorno con la información de estado de destino que sirve para testear las condiciones de la entrega “del paquete”. Quienes utilizamos una impresora, a menudo recibimos advertencias en pantalla que nos indican si hay papel, si no lo hay, o si se encuentra atascado; si los cartuchos de toner o tinta tienen la suficient