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Espíritu de colaboración

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Espíritu de colaboración Por: Luis Caccia Guerra para www.devocionaldiario.com E n cierta oportunidad me tocó trabajar en un medio en el que el espíritu de colaboración y la buena voluntad estaban mal mirados. ¿Cómo puede ser posible semejante barbaridad? Pues, bien, estimados lectores, les tengo malas noticias. Existen medios; inclusive iglesias, en donde el espíritu de colaboración, la buena voluntad y el concepto de trabajo en equipo muy lejos de ser “bienvenidos”, son “malvenidos”. Y aquí no hablamos del “entrometido”, de ése que aparece sin que nadie lo llame. Ese que cuando se le solicita su opinión desaparece, pero aparece intempestivamente cuando no se la requiere. También estuve en una comunidad así, pero ese es tema de otro libro. Recuerdo en una oportunidad, la líder del programa de Navidad me habló de una participación en la presentación. Le manifesté mis ideas dentro de lo que es el uso de multimedios. Mi propuesta, en realidad n

Mensajes

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Mensajes Por Luis Caccia Guerra para www.devocionaldiario.com Autorizado para ser publicado en www.larocaministerios.blogspot.com   H ay mensajes y mensajes… Los hay claros y contundentes. Hay mensajes subliminales que llegan y envenenan el alma subrepticia y silenciosamente. Hay mensajes directos e indirectos. Hay mensajes de amor y los hay también de odio. Hay mensajes superficiales, que pronto se olvidan... o que tal vez vale la pena olvidar. Algunos se expresan con palabras. Otros con gestos, actitudes, imágenes… No importa el modo ni los medios de expresión. En este siglo XXI con la asombrosa evolución y simbiosis de los medios tecnológicos de la información y las telecomunicaciones, nuestras vidas han experimentado un impredecible cambio de rumbo. Vivimos literalmente “bombardeados” por mensajes desde todas partes. Medios masivos como radio y televisión; diarios y revistas; publicidades urbanas cada vez más sofisticadas; la telefonía celu

Crónica de una caída

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Crónica de una caída Por Luis Caccia Guerra para www.devocionaldiario.com Autorizado para ser publicado en: www.larocaministerios.blogspot.com L as tecnologías militares de hoy en día han desarrollado armas de destrucción masiva, que tienden a aniquilar al adversario matando a la mayor cantidad posible de personas con cada dispositivo. Cuantos más muertos y más daño deje el arma, mejor. Pero en el combate de campo las cosas son diferentes. Una de las estrategias es “producir la baja”, que no siempre implica la muerte del soldado, sino “inutilizarlo” de tal manera que no pueda volver a combatir y que el enemigo deba gastar tiempo y recursos en rescatar y retirar a los heridos o moribundos del campo de batalla. El Príncipe de las Tinieblas emplea una táctica muy similar para tratar con los cristianos. Los deja “inutilizados” y tirados en el campo de batalla. En pocas palabras: Produce la baja. En este punto resulta oportuno hacer la disti

Llevando la cruz

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Llevando la cruz Escrito originalmente por Luis Caccia Guerra para www.devocionaldiario.com H ace un tiempo, un querido amigo me envió un mail en el que se veía a unas personas, cada una llevando una pesada cruz. Una de ellas le dijo al Señor que quería cortarla un poquito así podría llevarla mejor. Con la misma excusa, cortó la pesada madera varias veces hasta hacerla convenientemente llevadera. Pero cuando todos llegaron a un abismo, la usaron como puente y pudieron cruzar, mientras que el que la había cortado se tuvo que quedar en el camino. La había cortado tanto que no le alcanzaba el largo para usarla de puente y llegar a la otra orilla. No son muchas las cargas que tengo en lo personal, pero sí pesadas. Me causan dolor, zozobra, profunda tristeza, frustración, desaliento… culpa también. Mantengo reserva al respecto, no con la intención de ocultar algo, ni por hipocresía, ni por llevar una doble vida; sino por respeto al amado lector, y

Sin intercesión

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Sin intercesión Escrito originalmente por Luis Caccia Guerra para www.devocionaldiario.com M ichael Renevier, pastor ministrando en Suiza, sufrió un terrible accidente automovilístico en el que perdió la vida su hija, una joven -casi una niña- de trece años. El sobrevivió a pesar de las espantosas quemaduras recibidas. Entre los innumerables interrogantes y dudas que generó el traumático evento respecto de su relación con Dios, su fe y ministerio; “¿qué pecado cometí?” , junto con los “¿cómo?” y los “¿por qué”? agobiaron y taladraron su mente y corazón durante largo tiempo sin respuestas. “Tal vez porque la inercia de ciertos cristianos me había parecido un desafío al cual debía responder, había iniciado una acción en varios barrios de Lausana y su periferia. El objetivo había sido alcanzar a la gente en el lugar donde se encontraba. Venimos a ellos ya que ellos no venían a nosotros” escribió Michael. Las bendiciones y ecos de la campaña eva

Las palabras del silencio

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Las palabras del silencio Por Luis Caccia Guerra para: www.devocionaldiario.com Hay silencios cómplices. Hay silencios que reconfortan, consuelan, transmiten cercanía, consuelo. Hay silencios capaces de transmitir un cálido abrazo sin usar los brazos. Hay silencios capaces de llenarle de ánimo al derrotado, levantar al caído. Esos silencios que sin palabras, emiten palabras dichas con sabiduría del Espíritu. Orientan, consuelan, infunden aliento. Pero también hay silencios de muerte. Esos silencios que comunican oscuridad y fría soledad, zozobra, profunda tristeza, distancia. Esos silencios que sin palabras susurran con claridad al oído: “muy poco me importas”, “tengo prioridades y cosas más importantes que atender”. Esos silencios son el peor de los discursos. Justamente por ser silencios son los que más mal se interpretan. Mientras alrededor nuestro hay seres que se desangran en un valle silente de lágrimas en   soledad; quienes hemos sido llamados a aportar con

Resentimiento

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Hay enfermedades que causan terribles daños en el cuerpo, inclusive, la muerte. Pero existe un flagelo mucho peor que la más cruel y devastadora de las enfermedades: el resentimiento. Un rose, una disidencia, diferencias; un gesto, rechazo, celos; un intercambio de palabras al que en su momento no se le dio suficiente importancia… pueden ser tantas las causas que lo generan. Lo realmente terrible es que comienza con un acto aparentemente sin mayor relevancia y sutilmente va desarrollándose, creciendo, tomando fuerza; envenenando, devastando, erosionando; lenta, pero eficazmente el alma. Sólo es cuestión de tiempo. Pueden ser horas, días, años inclusive. El resultado final es exactamente el mismo. Una causa a la que no se le prestó la debida atención o no fue resuelta como corresponde en su momento, hoy genera una molestia. Mañana es un rechazo, en cierto tiempo más, odio ardiendo, quemando y corriendo literalmente como ríos de lava devastando a su paso el alma y el es