Perdido, hallado… gozo
James Banks
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… Gozaos conmigo, porque he encontrado mi oveja que se había perdido (v. 6).
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Durante una caminata por la playa con mi esposa Cari, nos pusimos a conversar con un anciano que estaba usando un detector de metales cerca de la orilla del mar. «A veces, los anillos tienen nombres —explicó—, y me encanta ver la cara de los dueños cuando se los devuelvo. Lo publico en línea y me fijo si alguien contactó a objetos perdidos». Cuando mencionamos que a mí también me gusta detectar metales, pero que no lo hago con frecuencia, se despidió diciendo: «¡Nunca lo experimentarás a menos que vayas!». En Lucas 15, encontramos otra clase de «búsqueda y rescate». A Jesús lo criticaban por su interés en personas alejadas de Dios (vv. 1-2). Él respondió con tres historias sobre cosas perdidas que fueron halladas: una oveja, una moneda y un hijo. El que encuentra la oveja «la pone sobre sus hombros gozoso; y al llegar a casa, reúne a sus amigos y vecinos, diciéndoles: Gozaos conmigo» (vv. 5-6). Todas las historias se refieren al gozo que se produce cuando las personas son halladas por y para Cristo. Jesús vino «a buscar y a salvar lo que se había perdido» (19:10), y nos llama a seguirlo al buscar con amor a personas para que regresen a Dios (ver Mateo 28:19). El gozo de ver a otros volverse a Él nos aguarda. Nunca lo experimentaremos a menos que vayamos. De James Banks
Reflexiona y ora |
¿Qué alegría has visto cuando las personas se vuelven a Dios? ¿Cómo les mostrarás a otros hoy el amor de Dios? |
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